El sol matutino se derramaba entre las hojas de los árboles, tejiendo un tapiz de sombras danzantes sobre el sendero de piedra que atravesaba el campus universitario. Caminaba con paso firme, mi mente era un remolino de pensamientos y sueños por realizar. Desde aquel primer día en la universidad, una mezcla de emoción y nerviosismo se aferraba a mi ser, una sensación que perduraba mientras me adaptaba a la vida académica y a las nuevas responsabilidades que esta traía consigo.
Sarah, mi mejor amiga y confidente, siempre estaba ahí para apoyarme. Nos conocimos cuando eramos niñas y rápidamente nos dimos cuenta de que compartíamos muchos intereses y valores. Sarah era una persona alegre y optimista, alguien que podía encontrar el lado positivo en cualquier situación. Su entusiasmo por la vida era contagioso, y me sentía agradecida de tenerla a mi lado.
—¡Hazel! —gritó Sarah, corriendo hacia mí con una gran sonrisa en el rostro. Nos abrazamos rápidamente antes de dirigirnos a nuestra primera clase del día.
—¿Lista para otro día lleno de ciencia? —me preguntó, claramente emocionada.
—Siempre —respondí, riendo.
La clase de biología molecular era intensa y desafiante, pero también increíblemente gratificante. Nos sentamos juntas en nuestro lugar habitual, listas para absorber toda la información posible. El profesor habló sobre las últimas investigaciones en genética, y me perdí en el fascinante mundo de las secuencias de ADN y los mecanismos celulares.
Después de la clase, decidimos tomar un café en la cafetería del campus. Nos sentamos en una mesa cerca de la ventana, disfrutando de la vista del jardín y el bullicio de estudiantes que pasaban.
—A veces me pregunto cómo será el futuro —dijo Sarah, revolviendo su café pensativamente—. No solo en términos de carrera, sino en todo. ¿Dónde estaremos en diez años? ¿Qué habremos logrado?
—Yo también pienso en eso —respondí—. Tengo tantos sueños y metas, pero también muchas preguntas. Quiero hacer una diferencia en el mundo, pero también anhelo encontrar a alguien con quien compartir mi vida.
Sarah asintió, comprendiendo perfectamente mis sentimientos. Hablamos durante un rato sobre nuestros sueños y temores, encontrando consuelo en la compañía mutua.
Más tarde, decidí pasar un rato en la biblioteca para avanzar en mi investigación. Sarah tenía una reunión del club de biotecnología, así que nos separamos. La biblioteca era uno de mis lugares favoritos en el campus; la quietud y el vasto conocimiento contenido en sus estanterías me brindaban una sensación de paz.
Encontré un rincón tranquilo y abrí mi laptop, lista para sumergirme en un artículo sobre la biodiversidad en ecosistemas marinos. Mientras leía, perdí la noción del tiempo, completamente absorta en el tema.
El día pasó rápidamente, y antes de darme cuenta, era hora de mi clase de laboratorio. Me dirigí al edificio de biociencias, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. El laboratorio siempre era una aventura; nunca se sabe qué descubrimientos se pueden hacer.
Sarah se unió a mí en el laboratorio, y trabajamos juntas en un experimento sobre la replicación del ADN. La concentración y la precisión eran clave, y disfrutaba del desafío de obtener resultados precisos.
Al finalizar el día, estábamos agotadas pero satisfechas con nuestro progreso. Salimos del laboratorio riendo y comentando los resultados de nuestros experimentos. Decidimos caminar un poco antes de regresar a nuestros dormitorios, disfrutando del aire fresco de la tarde.
Mientras caminábamos, un grupo de estudiantes pasó cerca de nosotras, y uno de ellos casi tropezó conmigo. Nos miramos por un instante, y sentí una extraña sensación de reconocimiento, aunque no sabía de dónde. Él murmuró una disculpa y siguió su camino, dejándome con una curiosa sensación de intriga.
![](https://img.wattpad.com/cover/369240834-288-k36786.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Bajo su Mirada
JugendliteraturEn el campus universitario de la Universidad Cristiana de San Marcos, el bullicio de la vida estudiantil llenaba el aire mientras los jóvenes se apresuraban de una clase a otra, con libros en la mano y sueños en el corazón. Entre la multitud, una es...