DOS

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En su infeliz vida, pero algo estable, Adriel jamás había sentido tan duro golpe. Tenía tantas emociones encontradas: Sorpresa por la noticia; Tristeza porque la mujer que amaba eligió a alguien más en lugar de a él; Ira y envidia de aquel que ni siquiera conocía su nombre; Hipocresía por que iba a tener que fingir que se sentía feliz por Ada cuando todo en su interior estaba colapsando.

–Es una noticia que no esperaba –Dijo Adriel escondiendo sus sentimientos de la mejor manera posible.

–De hecho, nadie –Le respondió su amiga.

–¿Cómo pasó eso?

–Es uno de los especialistas que llevó el caso medico de mi madre. Se llama Yusef Santillana. Es doctor cirujano.

–Oh –Dijo desanimado Adriel.

–Quizás me reproches esto, pero es mayor que yo, por 7 años.

–No sé porque tendría que reprocharte. Ya estás en los 30's y sabes lo que haces –Le dijo con seriedad.

–Si, y tomé esta decisión con madurez.

–Entonces Yusef. Jamás había escuchado ese nombre.

–Es bíblico. Pero, en fin. Ayudó a mi madre con lo de su tumor y luego de eso seguimos en contacto para la recuperación de ella. Y un día me invitó a salir y comenzamos a tratarnos y al final nos enamoramos.

–¿Así de simple? –Preguntó Adriel con incredulidad.

–Si. Supongo que ya me tocaba. Pasé 5 años soltera. Además, ya encontré mi estabilidad emocional. Tengo amor propio, ¿Por qué no tener el amor de alguien más?

Adriel quería quedarse callado, pero tenía que fingir que estaba feliz por ella.

–Me alegra que por fin hayas encontrado el amor –Dijo con una sonrisa fingida.

–¿Tu no lo has encontrado? –Preguntó ella.

<<Si, hace años creí que lo había encontrado en ti>>. Adriel moría de ganas de decirle la verdad; que a ella la consideraba su interés romántico.

–Hubo una chica en el instituto, pero más que amor era para una aventura de una noche. Y hubiera tenido problemas de haber concretado eso con aquella chica.

–¿Era una alumna?

–Algo así.

–Háblame más de eso.

–¿Tenemos tiempo?

Adriel hizo esa pregunta porque en el fondo ya no quería estar en ese lugar con su amada, porque quería llegar a casa y juntar las piezas rotas de su corazón.

–Sí –Ella miró la hora en su celular–. Aun me sobra, y, además, quiero compensar el tiempo que no estuve contigo.

Él le sonrió, aunque moría de dolor.

–En estos años llegué a conseguir el puesto de una jefatura de la universidad. Soy jefe del Departamento de Desarrollo Académico. Tengo una oficina grande, en un edificio que no tiene aulas de clases. Es muy tranquilo. Pero ese edificio se comparte con otra jefatura. La de Económico Administrativo, que está enfrente de mi oficina. El punto es que el jefe de ese departamento tiene una hija. Que ahora ya es mayor de edad, pero en el tiempo en que se dio el coqueteo entre los dos, no lo era.

–Adriel –Mencionó ella con picardía–. Sabes que eso era un serio problema.

–Claro que lo se. Además, su padre es amigo mío.

00:00 EL TIEMPO VACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora