00:00 EL TIEMPO VACIO

CINCO

Un día antes de la boda Adriel Bernal despertó con migraña, la boca seca y con deshidratación. Fue a su cocina, tomó 3 vasos de agua para saciar su sed, y luego se hizo de desayunar. Para ese día tenía el compromiso de ir a comprar el traje que llevaría a la boda de su mejor amiga y la mujer que amaba. Tomó una larga ducha y luego se preparó, porque también tenía que ir a la lavandería a lavar toda la ropa que usó esa semana.

Se trasladó en su motocicleta al centro de la ciudad primeramente para ir por su traje. Al final se decidió por uno que no tenía nada de especial. Él siempre veía que la gente en las bodas, sobre todo los padrinos vestían con pantalón y saco negro con camisa blanca y un moño o corbata. Así que fue lo que escogió. Cuando se estaba probando el traje frente al espejo, se dio cuenta de que también necesitaría un corte de cabello. Había pasado un mes desde el último. Igual su cabello no crecía mucho, pero estaba obsesionado con que tenía que parecerse a los personajes de su serie favorita.

Salió de la tienda de trajes y caminó en dirección a la lavandería donde aproximadamente se llevaría unas dos horas haciendo sus deberes. No quería hacer mucho, pero al final terminó haciéndolo porque tenía que aprovechar que estaba en el centro de la ciudad, porque probablemente al otro día de la boda amanecería con una resaca igual o peor porque se prometió a tomar como nunca lo había hecho en su vida, todo porque alguien más se casaría con la mujer que amaba.

Entró a la lavandería con sus dos bolsas de ropa sucia en una mano y en la otra cargando el traje para la boda. Ahí tardó más tiempo de lo esperado, y es que hizo sus deberes de forma lenta por el desánimo que cargaba su ser.

El tiempo se le pasó volando y el hambre en su estómago se le manifestó con un dolor de este, así que decidió ir a comer. Entró al restaurante que había sido parte de su vida, porque su madre lo llevaba a comer ahí el día de su cumpleaños. Ordenó su platillo preferido: Lasaña. Y terminó de comer en 40 minutos. Luego de ahí fue a la Barbería que siempre iba desde niño y que su madre de igual forma le acostumbró a pedir servicio ahí, donde lo atendía una señora de nombre Luisa. Ella lo conocía desde muy pequeño. Nunca tenía que preguntarle cual corte escogería porque ella ya lo sabía, excepto cuando ya en su vida de adulto Adriel tuvo la libertad de escoger un nuevo corte y peinado.

Iban a dar las 6 de la tarde cuando Adriel arribó a su hogar. Tardó mucho tiempo porque le fue difícil ir en su motocicleta con las dos bolsas de ropa limpia, otra bolsa con dos botellas de brandy y lo más importante: su traje para la boda; por lo que todo el camino fue con baja velocidad.

Se estacionó afuera de su casa y pudo observar cómo había alguien esperándolo en la puerta. Era una figura de un hombre alto y fornido, con gafas y cabello castaño. Adriel lo reconoció en seguida y pasaron varios sentimientos dentro de él. Y llevaba consigo una bolsa de plástico negra con dudoso contenido

Yusef Santillana lo estaba esperando y se acercó a Adriel mientras este bajaba con dificultad de la moto por tener las manos ocupadas.

Adriel con su mala suerte dejó caer una de las bolsas con su ropa y esta rodó hacia el camino que llevaba a su hogar y por donde Yusef caminaría para llegar a él. El doctor levantó la bolsa y se acercó hacia el maestro.

–Hola Adriel –Le dijo con voz firme.

–Hola Yusef, ¿En qué te puedo ayudar? –Preguntó Adriel con desprecio.

El doctor se ofreció a ayudarle al maestro con otra de sus bolsas, pero le negó la ayuda. Caminaron hacia la entrada y al final Adriel tuvo que aceptar la ayuda de Yusef para que pudiera abrir la puerta de su hogar.

–Sonará extraño, pero...

Adriel dejó de ponerle atención al prometido de su mejor amiga porque comenzó a hacerse a la idea de que algo malo había pasado. Imaginó que quizás la boda se había cancelado de último momento. Deseó que esa loca idea fuera realidad.