Capítulo I

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[ Luxe ]

Desde pequeña sabía que el mundo era un lugar muy pequeño para nosotras, las personas mueren día a día y nadie lo puede detener. Mi hermana y yo hemos visto tantas muertes que ya no nos sorprende ser un ser inmortal no es divertido o al menos para mí.

La primera en convertirse fue mi hermana, estaba muriendo de neumonía, yo apenas tenía tres años y ella diez. Un año después yo enferme del corazón y mi padre no tuvo más remedio que llevarme con el hombre que salvaría mi vida.

Desde entonces hemos atravesado muchas cosas, hemos visto morir a las personas que nos importan y escapado de Cazadores que quieren acabar con nosotros.

Han pasado quince años de vivir como Vampiros, hemos conocido muchas personas y a otros de nuestra clase incluso a brujas, ya poco hay de ellas. Nos hemos mudado en múltiples ocasiones, ahora estamos viviendo en Chicago en un pequeño apartamento que rentamos.

Mi hermana trabaja como profesora en una universidad y yo como mesera en una cafetería. Somos distintas: ella es alegre, sociable, carismática y servicial; yo soy todo lo contrario soy insociable, gruñona, sería y sarcástica.

Gracias a un hechizo de una de las brujas que conocemos es que podemos salir a luz del sol sin que está nos lastime, usamos un accesorio único que nos protege.

Ahora me encuentro limpiando la cafetería ya que hemos cerrado. Las calles están vacías, solo las luces alumbran la noche.

-¿Estas segura de quedarte a cerrar?- Dijo mi compañero tomando su bolso.

-Si, no te preocupes ya lo he hecho varias veces. Ve tranquilo-

-Está bien, nos vemos mañana-

-Si, buenas noches- Mi compañero se marchó mientras terminé de acomodar las mesas y de trapear el piso me fuí a la cocina a dejar las cosas.

La campanilla de la cafetería sonó, salí de la cocina y me encontré con un hombre alto de piel morena, ojos negros y cabello castaño. -Disculpe, ya hemos cerrado- El hombre no dijo nada y se acercó más al mostrador. -Señor debe retirarse o llamaré a la policía- El hombre saco una gran espada reluciente "mierda, es un cazador", pensé mientras mis nervios aumentaron.

En eso, de nuevo la campanilla sonó, está vez dejando ver a mi hermana que llevaba una chaqueta blanca llena de sangre al igual que su rostro. En su mano tenía su arco con flechas de plata, le disparó al tipo en un ojo para después acercarse velozmente a el y partirle la cabeza.

-¿Estas bien?- Preguntó ella acercándose a mi mientras el cuerpo del tipo empezaban a desaparecer.

-¿Qué te pasó?- Evadí su pregunta, tenía rasguños en el suéter, se podía ver su piel curarse. -¿Era un cazador?-

-No podemos esperar más, tenemos que irnos o nos van a encontrar- Me tomó de la mano y le guío hasta la salida.

-¡Espera!, al menos explícame no puedo dejar así el lugar- Ella me miró y con su velocidad limpio y cerró el lugar.

-Listo, ahora sube al auto-

-¡Bien!- Me subí al auto y ella empezó a conducir hasta llegar a nuestro departamento. Al llegar ella subió a mi habitación empezó a hacer las maletas sin darme explicación. -¿Me puedes explicar que es lo que pasa?, ¡no entiendo nada!-

-No preguntes y ayúdame a empacar tus cosas-

-¡Alexa!- Le grité y ella me miró.

-Bien, te lo diré... Los cazadores saben qué has presentado poderes que están fuera de tu control, mandaron a unos matones para matarte-

Sangre Entrelazada ®️// Libro IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora