Capitulo 7

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Y sí, continuábamos en una pelea incansable, yo empezaba a perder los estribos, no media la magnitud de mis palabras, el pobre hombre no era capaz de calmarme.

–Sí algo odie de ti es que jamás escucharas a las personas ni que les dieras el derecho de defenderse –Protesta Dominick mientras se lleva ambas manos al rostro y las frota en él.

–Yo odio que seas un maldito mentiroso, quieres hacer de Cleo una copia mía pero jamás serás capaz de hacerlo. –Discuto.

–Williams me encanta tu voz pero ya me canse de escuchar tus gritos, así que por favor vete y dile a Lorisa que cure tu mano –Suplica pacíficamente.

–Vete tú con tu cagna, yo no me muevo de aquí, que no se te olvide que soy tu jefa, así que no me vas a venir a dar órdenes–Recalco, molesta.

–Háblame en español, mínimo si me vas a insultar que te entienda

–Eres un mediocre –Defiendo, y es que Dominick nunca mostro interés por los idiomas y otras culturas, lo que ha mi se me daba muy bien.

Hablaba más de siete idiomas, desde mi infancia por lo tanto a veces los mezclaba, bueno cuando me alteraba.

Dominick no soporta más y sale de la oficina, y me deja hablando sola, él se marcha y no regresa durante el día, hasta por la tarde pero ya no iba a discutir más con él.

Me limpie la herida pero no fue suficiente así que llame a Gaal para que me ayudara a suturarla.

–Me parece incongruente que una mujer de tu calibre se halla lastimado la mano con un Bisturí mientras practicaba incisiones de algunos tejidos.

–Se me resbalo el mango deL bisturí eso fue lo que paso –excuso.

–O tuviste una pelea y no controlaste tu ira, es una pena que cometas inmadureces a estas alturas, y muy patética la forma en la que pierdes el control. – Reprende sin el más mínimo tacto.

Menudo golpe de realidad me está dando.

–Además es muy ridícula la forma en la que recalcas tu poder mientras lo pierdes, debería darte vergüenza Williams, tienes demasiada educación como para perderla en cinco minutos, SE MAS INTELIGENTE. –Recalca mientras termina de suturar mi herida.

Si tan solo pudiera suturar así las grietas de mi corazón.

–Y por favor compórtate como una dama, no he estudiado tanto como para estar suturando tus estupideces. ­­–Habla mientras se marcha.

No sé porque la busque a ella y no a Lorisa, quizá en el fondo necesitaba que me humillara y así actuara de una mejor forma.

Después de almorzar en mi oficina, iba corriendo al tercer piso del hospital donde se encontraba el consultorio de la doctora Alessia Braun, Cirujana General ella sería mi titular.

Así que a ella debía entregarle cuentas en mis labores como médico y como directora del hospital ella me debía entregar cuentas a mí, ¡que gracioso!

Sostenía la tableta en manos, iba pasos agigantados y no me fije en el camino, no basto ni tres minutos para que yo ya hubiera metido las de andar.

Tropecé frente a alguien bastante alto y buena musculatura, leyes de Newton cada acción tiene una reacción. Así fue como termine en el suelo sentada.

Veo que frente a mí, un atractivo hombre, ojos azules me ofrece su mano para ponerme de pie, la cual no dudo en aceptarla.

–Lo siento –Me disculpo educadamente.

– ¿Estas bien? –Indaga, lo cual me causa ternura.

–Sí –afirmo, para luego seguir hablando –Discúlpame, no iba viendo el camino.

MI ADORADO VERDUGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora