°˖❀_One Tournesols_❀˖°

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Él, observaba el mundo cubierto de tonos amarillos y azules a su alrededor, teniendo pequeños pigmentos verdosos bajo su visión, opacada por sus pesadas gotas de lluvia, siendo derramadas desde sus ojos sin indices de ir a detenerse.

Otros lo llamaban "lágrimas", pero Freminet las conocía como "gotas de lluvia", justo esas, que anunciaban una terrible tormenta que podría parecer no ir a terminar nunca una vez nada más empezar.

Las tormentas cesaban tras
calmarse la penuria del cielo.

Pero las penurias de Freminet
no hacían nada más que aumentar 
con cada lágrima que iba por derramar.

¿Donde se suponía que estaba el sol tras su terrible tempestad?

✧˚ ༘ ⋆。˚

¿Porque lloras tanto, pequeño?, ¿estás perdido? — se atrevió a preguntar una amable y longeva mujer, posandose en frente suya con un pañuelo para que limpiará sus mejillas, cubiertas por las húmedas lágrimas que aún se encontraban adornando su rostro.

Pareciera que le confundía con un niño pequeño... hace bastante tiempo que este ya no lo era.

" Me perdí  ", intentó decir con toda su fuerza de voluntad, más no pudo soltar ninguna palabra.

Él no era la persona más comunicativa del mundo y lo sabía muy bien, vivía con eso cada día.

Tan solo negó para que la señora dejará de preocuparse por él, frotándose el rostro contra la manga de su abrigo con bastante rapidez para obligarse a sí mismo el abandonar su llanto, dejando aún más roja su ya de por sí "fea " cara.

Ahora mismo, debía verse tan ridículo y patético como se sentía,  genial. Simplemente, fantástico.

La dama de tercera edad pareció despreocuparse un poco al ver que dejaba de lloriquear ( más que nada, forzadamente ), e intento aliviar su carga emocional con suaves caricias de sus arrugados y débiles dedos, siendo depositadas las mismas sobre su cabello rubio.

La señora no lo sabía, pero le hizo sentir mucho mejor una acción tan simple como lo era aquella.

Le agradecía, muy por dentro de su ser

— ¿Porque no intentas ir al rito de la linterna?, todo el mundo está ahí, tal vez encuentres a tus padres por los alrededores — aconsejó,  provocándole un deje de vergüenza con sus palabras. En efecto, le había confundido por completo con un niño pequeño.

Aunque no podía culparla, puesto que con la cara que tenía... probablemente, no aparentaba ni un poco de su verdadera edad. Y, por supuesto, siendo una mujer tan vieja, el seguiría siendo por completo un bebé.

— I...i-iré hasta a-allá... usted... ¿p-podría...? — le costó articular, poniéndose cada vez más rojo. Estaba demasiado ansioso y nervioso en ese momento como para hablar con fluidez y sin trabas. Nunca podía dejar de ser tan jodidamente patético.

Observó a la mujer con vergüenza y queriendo desaparecer, sintiendose tan pequeño como un pingüino bebé acabado de nacer, a la vez que intentaba con desespero que entendiera lo que quiso pedirle en su uso tan entorpecedor de su vocabulario.

*' ● 🌻 𝕮𝖍𝖆𝖒𝖕 ᵈᵉ 𝕿𝖔𝖚𝖗𝖓𝖊𝖘𝖔𝖑𝖘 🌻 ○ ▪︎*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora