°˖❀_Two Tournesols_❀˖°

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Freminet había quedado por completo pasmado ante la aparición del chico que antes bailaba por el muelle o los tejados, entrando en corto consigo mismo y su susto tardío, que solo provocó que todo su cuerpo reaccionará para que se moviera de lugar, perdiendo la estabilidad de su eje y llevándole a irse para atrás en busca de caer inevitablemente contra el suelo de madera en aquel puentecillo rojo donde se fue a sentar.

Cerró los ojos por impulso, aferrándose a Pers con fuerza al esperar un impacto que realmente... nunca llegó.

— duele- — escuchó quejarse a la voz de antes, teniéndolo aún más cerca y provocando que abriera los ojos por la impresión, llevándose una mano al pecho con velocidad para asegurarse de que su corazón seguía latiendo ahí dentro, y no fuera de su pecho — ¿estás bien? Perdón por asustarte- yo no- no era mi intención... aunque tampoco esperaba ver a alguien aquí arriba y- — empezó a parlotear, mientras que él sólo se concentraba en ubicar la situación y lo que estaba ocurriendo.

Podía sentir un tacto cálido en su nuca... y la luz lo desorientaba un poco, pero, podía darse cuenta.

Ese chico había evitado que se golpeara la cabeza al caerse usando una de sus manos.

Tenía muy buenos reflejos, por lo que pudo percibir.

Le observo rápidamente, notando como este sostenía aquella cabeza de dragón gigante  con la otra mano, mientras que su pierna parecía haber quedado entre los barrotes al caer y evitar que él se hiciera daño contra el suelo.

Su respiración era algo agitada... eufórica, al igual que la temperatura que emanaba este solo con estar cerca.

Parecía estar ardiendo, y estar bajando un ritmo acelerado apenas en ese momento.

Le tomó un par de segundos alzar la mirada para encontrarse con esos ojos tan vivaces y llamativos, poniéndose rojo con rapidez.

Era un muchacho bastante apuesto, el que tenía prácticamente encima.

— no me digas que realmente te hiciste daño... oh por morax, iré por un doctor — pronunció apresurado, dejandole entender casi en automático que este pensaba estaba herido por que, bueno,  NO había dicho ni UNA sola PALABRA — hic- — le vio detenerse y volver al suelo tan pronto como intento ponerse de pie, llevándose una mano a la pierna que antes tenía entre los barrotes, surcandose en su rostro una gran mueca de dolor.

— ¡y-yo lo siento mucho! — gritó, alterandose y espantandose. ¿El muchacho había sido herido por su causa?, él no pretendía-, ¡que una persona saliera herida por su culpa de esa forma...! — n-no te... no te levantes... — balbuceo preocupado, moviéndose para poderle ayudar a que se colocará contra los varandales, apoyándose contra estos al dejar la cabeza de dragón a un lado.

Él chico resopló con una sonrisa amplia que dejaba a la vista sus afilados caninos, a pesar de estar apretando el entrecejo con evidente dolor en su, ahora, enrojecido tobillo. Aquella había sido una lesión que no parecía para nada ligera... estaba muy preocupado ahora.

— que sorpresa, ¡si hablas!, ya pensaba yo que te habías lastimado... menos mal — pronunció casi como si nada y con fluidez, mostrándose aliviado y muy sonriente como para ser la persona herida, de aquella situación.

Estaba claro que este no se preocupaba por si mismo a comparación de como se preocupaba por otros, muy a simple vista.

Freminet no pudo evitar fruncir el ceño, ahora cubierto de enojó.

— ¡t-tú...! ¡tonto! — exclamó muy para sorpresa del otro y de si mismo, más no desistió del impulso que había tomado en el calor del momento — ¡preocúpate más por ti...! ¡tu pierna! — se quejó costosamente, viendo como este parecía impresionarse por su regaño repentino, apegándose a los barrotes que estaban a su espalda por inercia. Obviamente... no pudo evitar el sentirse avergonzado tras usar ese tono de voz tan atípico de él.

Esperaba que se calmará, se asustara e incluso se enojara por el regañó que acababa de recibir prácticamente de un completo extraño justo en ese momento, más no fue así.

El muchacho, pareciendo la alegría en persona, no hizo nada más que soltar una armoniosa carcajada que resonó en sus oídos y acaricio su corazón, descolocandolo por completo mientras sus mejillas enrojecían fieramente, invadidas por el bochorno que le hizo sentir aquella bonita melodía que soltaba el otro con tan solo reír.

— lo siento,  lo siento — soltó al calmar su risa un poco, quedándose tintadas sus mejillas de un suave tono carmesí, adornando su bonita y deslumbrante sonrisa — esto sanará con un poco de ungüento... no necesitas preocuparte por mí — pronunció en ese tonto alegre y despreocupado que, Freminet recién descubría, de alguna forma le estaba sacando de quicio.

Y no porque le molestará, si no que por todo lo contrario.

No se dio cuenta al momento de lo cómodo que se sentía con este chico extraño y brillante que apareció de repente a su lado, sintiéndose liviano y hasta sereno, quedando envuelto en el aura que parecía este desprender de forma completamente natural.

Resopló, moviéndose a tomar su boina para sacudirse cualquier mota de polvo y volver a colocarla sobre su cabeza, dirigiéndose al muchacho en forma de ayudarle a levantarse, pasando el brazo de este por sobre sus hombros mientras siseaba de dolor con solo ponerse de pie. Freminet no veía aquella lesión como algo ligero que sanaría usando un poquito de ungüento, realmente.

— si el señor Baizhu vuelve a verme por su farmacia va a aniquilarme... — murmuró, apoyándose ligeramente contra él para dejar de hacer peso en su tobillo herido — disculpa la molestia... pero, ¿podrías ayudarme un poco más?, no creo que pueda moverme por mi cuenta ahora mismo — indicó mientras sus cejas parecían curvarse al compás de su pena, luciendo avergonzado por el hecho de estar herido.

Freminet parpadeó un momento, asintiendo y desviando la mirada solo para ponersele la cara roja de manera inevitable, ya que... se dio cuenta de que no le había despegado la vista de encima ni un segundo,  desde que le ayudo a ponerse de pie.

El otro pareció soltar una risa más ligera que la anterior, volviendo a provocar sacudidas en su corazón de forma involuntaria... otra vez.

— eres un encanto, gracias — pronunció como si nada mientras se las arreglaba para levantar la cabeza de dragón con su mano libre, volviendo a apoyarse contra él una vez se volvía a enderezar.

Freminet, sintiéndose atacado de formas extrañas por este chico desconocido y brillante, tan solo pudo guardar silencio, ayudandole con pasos lentos y calmados a moverse en busca de la farmacia que antes le pudo escuchar mencionar.

Le debía ayuda por causar que saliera herido... era lo que sabía, o simplemente,  era lo que pretendía creer.

Freminet había quedado enganchado a una persona extraña y asombrosa que apenas acababa de conocer.

Y de la cual, nisiquiera su nombre sabía.

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*' ● 🌻 𝕮𝖍𝖆𝖒𝖕 ᵈᵉ 𝕿𝖔𝖚𝖗𝖓𝖊𝖘𝖔𝖑𝖘 🌻 ○ ▪︎*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora