Nunca pensé que pudieras ser tan despiadado e irracional
—¿Y tú eres...? —Le pregunto Bill de una forma muy grosera. Realmente no sabía quién era Adele
porque estuvo aislado del mundo exterior, en el campamento militar, durante todo este tiempo.
Después de que escuchó la pregunta, la mujer se sintió un poco avergonzada y le dijo: —Será
mejor que primero le consulte a Irene.
Tras pronunciar estas palabras, se levantó de su silla y se dirigió al jardín trasero donde Irene y
Martín todavía estaban esperando.
Luego un gran grupo de personas la siguieron.
El perro Samoyedo cuando vio a su dueña que entraba al jardín, se separó repentinamente de las
manos de Martín, se tendió junto a Daniel y le sacó la lengua.
Martín la ayudó a levantarse a Irene y luego, alisó con ternura su flequillo porque estaba un poco
revuelto.
Adele se acercó a la joven y le dijo: —Siento mucho lo que pasó, Irene. Pensé que Kelsen estaba
atado y nunca imaginé que pudiera atacarte. ¿Te lastimaste en alguna parte?
Pero a Irene no le importaron ni un poco todas esas palabras de cariño que le estaba diciendo.
—Por favor, llévate a tu perro, tíralo al mar y deja que se ahogue —le dijo Bill furioso. Él, que era
un hombre joven y provenía de una familia adinerada, ya había empezado a perder el control
nuevamente. Julio pensó que se había librado de su desacertado mal humor, pero se sintió aún más
decepcionado cuando lo vio cómo reaccionaba.
Irene se limpió la saliva del Samoyedo que tenía en la cara con el dorso de la mano y dijo con
frialdad: —Señorita Song, si tiene un perro, ¿por qué no lo cuida para que no ataque a la gente?
¿Crees que una simple disculpa puede resolver todo el problema y hacer que desaparezca
milagrosamente?
Adele se sintió muy avergonzada de nuevo y pensó que Irene era realmente despiadada con ella
esta vez.
—Tanto a Daniel como a mí, nos gusta mucho Kelsen. Lo que sucedió hoy fue porque estaba
desatado y te pido disculpas, sinceramente, por eso —le respondió.
Mencionó a Daniel y creyó que Irene no se atrevería a ser más grosera si lo incluía en la
conversación.
Sin embargo, estaba equivocada.
—¿Solo porque a ti y a Daniel les gusta? ¿Eso le da derecho a atacar a otras personas? Señorita
Song, envíe a su querido perro lejos de aquí, ahora mismo — le dijo Irene.
Podría perdonarlo una vez, pero no podría tolerarlo una vez más. Tampoco entendía por qué el
animal siempre le saltaba.
—No, Irene. Yame he disculpado, pero ¿por qué sigues culpando a Kelsen?
—Ahora, Adele también parecía estar furiosa y hablaba con un tono y forma muy agresiva.
Martín le subió la manga a Irene, le mostró su codo y le preguntó: —¿Lo puede ver? ¿Puede verlo,
Señorita Song? —Cuando el perro le saltó, le rozó una gran zona de la piel.
Era lo mismo del otro codo.
—¿Acabas de preguntarme si todavía insisto en culpar al perro? Lo que sea, piensa lo que quieras.
Daniel te consintió tanto a ti como a tu perro y le tienes miedo, ¡pero eso no significa que yo
tenga que hacerlo! ¡Hay que enviarlo lejos de aquí, ahora! —Con una expresión de obstinaciónque brillaba en sus ojos, lo miró directamente al hombre silencioso que estaba de pie, frente a ella
y junto a Adele.
Varias personas se quedaron sin palabras y se preguntaron cómo tenía Irene tanta confianza en sí
misma para poder resistirse a Daniel tan abiertamente en público.
—No hay necesidad de decir nada más. ¡Por favor, pídeles a los guardias que saquen al perro y lo
maten de un golpe! —Bill miró la piel lastimada de Irene y se sintió muy angustiado. La joven
estuvo bien hasta ese momento.
Adele, que ahora se puso más inquieta, se acercó a Daniel y le dijo: — Daniel...
Después de eso, el joven dijo con mucha seguridad: —Me haré responsable de todos los gastos
médicos de Irene y de una indemnización por la angustia que tuvo que pasar. Por favor, no culpes
más al perro.
Mientras escuchaba esto, Adele se sintió nuevamente más alegre y aliviada y pensó que Daniel
todavía se preocupaba mucho por ella y le mostraba el respeto que se merecía frente a tantas
personas.
Irene, cuando escuchó lo que acababa de decir, lo miró con incredulidad mientras su cara se ponía
cada vez más pálida.
Se alejó de Martín y Bill, y comenzó a caminar sola. Después de que dio unos poco pasos,
descubrió que también le dolía mucho el tobillo y cojeaba.
De pie frente a Daniel, lo miró a los ojos y le dijo: —¡Señor Si, debes enviar al perro muy lejos! Si
no estás de acuerdo conmigo, busca otro animal y deja que la ataque a Adele. ¡Si haces eso,
dejaré pasar todo esto!
Adele se enojó mucho cuando escuchó esto y la odió muchísimo más.
'Irene Shao, realmente estás exagerando ahora y estás al borde de la vergüenza. ¿Cómo te atreves
a obligarme a enviarlejos a mi perro? ¡No te dejaré ir tan fácilmente!' pensó Adele.
—Irene Shao, te lo advierto... —le dijo Daniel.
Cuando lo escuchó pronunciar la palabra 'advertir' la joven sintió un repentino y agudo dolor en
las sienes y le dijo: —¡No me adviertas nada! A excepción de eso, ¿qué más podrías hacer o
decirme? ¿Solo escuchas a Adele Song y simplemente ignoras mis sentimientos? ¿Realmente
merezco que un maldito perro me ataque dos veces? Daniel Si, sé que eres indiferente a todo,
¡pero nunca pensé que pudieras ser tan despiadado e irracional!
Cuando vieron lo que estaba sucediendo, todas las personas a su alrededor se sorprendieron
tanto que apenas respiraban.
Estas dos personas... eran extrañas.
Incluso Martín y Bill también los miraban muy fijo a los ojos cuando discutían entre ellos.
Cuando miró a Irene y la vio tan furiosa, Bill parecía que había entendido algo.
Con los ojos enrojecidos y casi llenos de lágrimas, la joven miró el rostro
amoratado de Daniel y le dijo: —¡No quiero que me pagues ni gastos médicos ni indemnización
mental! Daniel Si, ¡te desprecio desde el fondo de mi corazón!
Con estas palabras, Irene, de una manera arrogante, se dio vuelta y se fue mientras caminaba sin
rumbo hacia el otro lado del jardín.
¿Qué tan mala era ella ante sus ojos? Si el Samoyedo no la hubiera atacado dos veces, ¿habría
insistido en pedirle a Adele que se deshaga del perro?
No mencionó matar al perro. Le pidió que se lo lleve lejos...
¿Sería porque para Daniel, ella era inferior que elperro?Cuando Irene cerró los ojos, dos líneas de lágrimas rodaron por sus mejillas.
Martín le dijo unas pocas palabras a Bill, que estaba mirando a Daniel y luego, se acercó a Irene que
estaba saliendo del jardín, para abrazarla.
Después de un rato, ambos desaparecieron.
El guardia, cuando miró al perro que estaba tendido en el suelo, le pidió más instrucciones a Daniel:
—Señor Si, ¿qué deberíamos hacer con el perro...?
—Por favor, llévenlo lo más lejos posible —le respondió. Daniel, con un aspecto sombrío, se dio
vuelta y entró en el salón de banquetes cuando terminó de hablar.
Adele lo siguió y dijo: —Daniel, Kelsen...
Simplemente la ignoró y se fue, inmediatamente, después de despedirsede Julio en el salón.
Bill, que entró en la sala, unos minutos más tarde, lo seguía mirando a Daniel, quien se estaba
yendo. Estaba muy confundido y se preguntaba por qué Ire amaba a un hombre tan despiadado.
—Bill, ¿qué pasó? —Julio le preguntó a su nieto más joven, que estaba parado allí y con una
mirada perdida en su rostro.
Se acercó al abuelo y le respondió: —Ya está todo resuelto. El codo de Ire estaba un poco
lastimado y Martín, la llevó al hospital.
—¿Realmente se lastimó? ¿Es para preocuparse?
—Quizá no sea tan grave, pero se ve muy doloroso. También iré a verla después, cuando termine la
ceremonia. —Después de decir estas palabras, Billse sentó a la mesa junto a su abuelo.
Martín le dijo que no permitiera que este asunto afectara el estado de ánimo de todos los
presentes, porque había otrosinvitados muy distinguidos aquí.
Julio asintió y parecía que estaba pensando en algo.
Martín la llevó a Irene al hospital militar. La joven no pronunció ni una sola palabra en todo el
camino, sino que simplemente, se sentó en silencio en el automóvil después de que finalmente,
dejó dellorar.
El doctor Wan desinfectó la herida en el codo que estaba lesionado y le aplicó un medicamento.
Su tobillo no estaba herido y por eso, solo la ayudó a colocarse, por si acaso, algunos vendajes.
Cuando regresaban, Martín estaba a punto de hablar: —Irene... —Pero luego dudó cuando la
miró.
La joven negó con la cabeza y le dijo: —Martín, gracias por llevarme al hospital. Me siento mucho
mejor ahora.
En la Mansión Leroy
—Irene, por favor, no llores más por él —le dijo finalmente Martín. La levantó del auto y no pudo
evitar sostenerla en susbrazos.
También, sintió que se le rompía el corazón cuando la veía que estaba tan dolorida.
Irene no rechazó su abrazo tan amoroso y luego,se apoyó suavemente en su hombro y le dijo: —Está
bien.
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enamorada de Daniel
Romancela historia de Daniel si y Irene shao que por cia-caso es todo un Teatro ....esta historia de amor y odio... también hay drama y uno que otro... rival por el amor de Irene.... ejemplo Matias han y ....quien sera el otro