cap 69

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El primero en caer si hubiera una campaña contra la pornografía

—Sally... —dijo Irene sollozando: —Lo odio.
¡Era déspota!
¡Vicioso!
¡Y ahora la poseía y encendía todo en ella!
—Ire, por favor ya no llores. Llamaré a mi madre de inmediato. ¡Que mis padres lidien con Daniel!
—¡Ella ya había planeado contarles a sus padres desde la noche anterior, pero se había olvidado de
ello!
Irene le impidió hacer la llamada arrebatándole su teléfono celular y dijo:
—Sally, déjalo así. No enredemos más las cosas involucrando a más personas.
Por la mañana había decidido tomarse las cosas con calma,simplemente no pensaría en ello.
'Que Daniel disfrute su premio; ya antes me gustaba él, ¿cierto? Está bien,
¡realmente no importa! ¡Nací optimista! Pero, ¿por qué no se me quitan estas ganas de llorar?
Oh...', pensó.
—Sally, todo está bien. No trates de consolarme, realmente estoy bien. Y no les digas. Yo... ¡Me
siento muy avergonzada! —Irene trató de enmascarar su timidez, Pero la verdad es que no sería
capaz de dejar que sus padres se enteraran de lo que había sucedido.
No mentía al decir que era una chica optimista, y poco después comenzó a hablar más con Sally.
Dándose cuenta de la timidez que reflejaban sus reacciones, Sally le preguntó cuidadosamente: —
Mi hermano... ¿Él te hizo... eso?
Aunque lo sabía casi todo acerca del asunto, quería que la misma Ire lo confirmara.
Irene se quedó estupefacta y luego, sonriendo, dijo: —Sí, pero está bien. Para expresarlo mejor en
palabras, sólo imagina que un animal me revolcó la otra noche.
...
Sally era una chica elocuente, pero cuando escuchó la respuesta de Ire, ni siquiera pudo
pronunciar una sola palabra.
Después de dejarla sola, Sally volvió a casa, reprendió a Daniel y le contó lo que Ire le había dicho
citando sus palabras textuales.
Daniel, quien estaba realmente arrepentido y desconsolado por lo que había hecho, se hundió en
profundas cavilaciones.
Irene regresó a trabajar tres días después, tras descansar en casa. Una vez que regresó a su
tienda, comenzó a trabajar de nuevo en las tazas de mousse de mango del Grupo SL.
Pero, no obstante, cuando vio las canastas llenas de mango frente a ella, dijo: —Prefiero hacer
otra cosa. Chicos, ustedes encárguense de las tazas de mousse de mango.
Había recibido un pedido de postres para un banquete, así que se puso el cubrebocas y los
guantes y comenzó a trabajar en eso.
Cuando el reloj marcó las 11 p.m. ..., terminó su jornada laboral y decidió volver a casa. Afuera
estaba Rafael esperándola frente a la puerta.
—¡Srita. Shao! —Al ver a Irene salir de la tienda, Rafael caminó en su dirección.
Verlo a él era como ver a Daniel. Irene entrecerró los ojos con indiferencia y le dijo: —Hola, Sr. Shi.Él notó su indiferencia
Y se sintió un poco curioso; ¿Qué le habría pasado? Nunca antes se había comportado así con él
cuando trabajaba para la compañía.
Entonces sacó varias docenas de bolsas de la cajuela del Rolls Royce y las puso en el Benz de ella.
—¿Qué es todo eso? —Irene, quien estaba a punto de subir al auto, se detuvo por un momento y
miró con curiosidad las bolsas.
—Toda la ropa es de su talla. Si tiene alguna pregunta, ¡por favor contacte al jefe Si! —Habiendo
dicho esto, condujo el auto lejos de allí y desapareció de su vista casi en un instante, no dándole a
Irene la oportunidad de rechazar el cargamento.
Irene abrió una de los bolsas de color rosa y echó un vistazo a la ropa que llevaba dentro,
entonces se dio cuenta de que eran las prendas que se había probado cuando había ido de
compras con Sally. En la bolsa encontró el último vestido que se había probado antes de irse, Pero
en ese momento ella había decidido cambiar de estilo y renunciar al color rosa.
'Pero ¿por qué los compró? ¿Para mitigar lo que me hizo?' No, no era eso, y pensó que estaba
pensando demasiado las cosas. '¿Es Daniel ese tipo de hombre?'
Cerró el maletero de su Benz y luego se dirigió a la villa Número 9.
A las puertas de la villa, Daniel escuchó un chirrido de frenos que venía de detrás de él justo
cuando acababa de salir de su auto. Se dio la vuelta.
Irene salió del coche y sacó toda la ropa del maletero, Luego comenzó a tirarla frente a Daniel. —
¿Planeas mitigar lo que me hiciste con esta ropa? — preguntó ella. —¡No la necesito! ¡Y ahora te
odio aún más!
Después de hacer eso, regresó a su Benz y se fue directamente a casa, dejándolo sin palabras.
Cuando estaba a punto de entrar, recibió un mensaje de WhatsApp. Este decía: —Acepta la ropa o,
de lo contrario, le contaré a mis padres jurados todo lo que sucedió esa noche, y entonces no te
quedará otra opción que casarte conmigo.
Irene rechinó los dientes; ¡Nunca pensó que Daniel pudiera ser tan malo! Hubiera querido
responderle con un 'No meimporta'.
Pero era un hombre de palabra, y ella no podía arriesgarse.
'Pero qué pasará si mis padres se enteran de que ya tuvimos... Con el tiempo me obligarán a
casarme con él.'
No hace mucho, casarse con él era lo que ella deseaba, ¡pero ahora había cambiado de opinión!
Por lo tanto, buscando recuperar su libertad, Irene regresó furiosa a la villa Número 9.
Sentado en la entrada de la mansión, él parecía ya saber que ella volvería pronto. Se apoyó en la
puerta y fumó tranquilamente sus cigarrillos, Después puso toda la ropa que yacía en el suelo de
nuevo en sus bolsos.
Cuando llegó, Irene planeó recuperar las bolsas y marcharse sin pronunciar una sola palabra.
—¡Irene! —la llamó en voz baja, Pero ella siguió su camino.
Daniel, con todo y cigarrillo, trató de impedir que se fuera, Pero ella le prestó poca atención y
siguió adelante.
—¡Irene, hueles bien hoy!
Las absurdas palabras del hombre la hicieron sentirse aún más turbada.
De repente, tiró las bolsas al suelo y corrió hacia él con la intención de golpearlo con todas sus
fuerzas con el puño derecho.
Lo golpeó dos veces seguidas, pero ahora se vería como un tonto si lograba golpearlo una tercera
vez, De modo que sujetó su brazo derecho y la haló cerca de su pecho.Irene trató de zafarse. —¡Maldita sea, Daniel, déjame ir! —suplicó.
—¡Irene, lo siento! —tiró el cigarrillo que tenía en la mano izquierda y se disculpó.
Su disculpa la conmovió. —Si con el simple hecho de disculparse bastara, no se necesitarían policías
en el mundo —argumentó ella.
—Aún se necesitarían para acabar con la pornografía. —Lo que él dijo estaba totalmente fuera de
lugar.
Irene casi se volvió loca y dijo: —Pues tu serías el primero en caer si hubiera una campaña contra la
pornografía.
—Ire... —Su mano izquierda tocó y acarició su suave rostro y luego la rodeo con fuerza con sus
brazos.
Su cuerpo apestaba a humo de cigarrillo. —¡Ya es suficiente, Daniel!
¡Déjame ir! De ahora en adelante seremos extraños el uno para el otro. Ocúpate de tus propias
cosas y yo me ocuparé de las mías.
—Irene, también fue mi primera vez. ¡Eres responsable de eso!
'¿Está bromeando? ¿Ahora quiere ser mi dueño? ¿No le importa ser tan malvado?
Irene no sabía cómo responderle, de modo que dijo: —Daniel, si te has acostado con muchas
mujeres o no es irrelevante, de todos modos no me importa.
Pero era la primera vez de ella, y eso sí que le importaba...
—¡No quiero a esas chicas, solo te quiero a ti, solo a ti! —Apagó la colilla del cigarrillo, bajó la
cabeza y la miró con ojos que brillaban de la emoción.

enamorada de Daniel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora