Pescado

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Cuando me siento afligido es como si todo me ahogase: el olor del cuarto, el traqueteo del abanico viejo del que no me deshago por pereza y por el odio que tengo a tomar la camioneta para manejar hasta la ciudad...

Lo bueno es que Spike todavía sigue conmigo. Araña la puerta cuando no salgo a comer, a pesar de que solemos comer juntos sabe que cuando tengo que salir o trabajar en algo siempre le voy a dejar comida en su plato. Creo que tiene un sentido bastante agudo de mis estados de ánimo ¿pasará así con todos los perros del mundo o será por la convivencia entre ambos?

-¿Cómo estás, muchacho?- le acaricié mientras él me lamía la cara, se había lanzado hacia mí tras que abrí la puerta.

-Spike, nos iremos de pesca.

Y así, una vez más, logré salir de la casa (ahora mugrosa por el descuido, o al menos así de sucia me pareció). Las cosas de pesca son como mis tesoros, siempre las mantengo limpias y ordenadas, gracias a ellas tengo muchos recuerdos felices en ríos, lagos, con amigos, solo, enamorado; de manera que se han convertido en mis mayores aliadas.

Al ir conduciendo el sol se sentía cálido, los ruidos de la carretera familiares como siempre, Spike meneando la cola en el asiento del copiloto y de vez en cuando ladrando afuera de la ventana me hacía sonreír.

Una vez llegados mi compañero corría por todos lados para luego regresar a mi lado, sentarse y proseguir con el mismo circuito de carreras que se había inventado. Nunca me había gustado tanto el murmullo de las hojas naranjas por el otoño, las ondas en el lago por los peces y ahora que todo estaba tranquilo sólo brotó de mí decir

-De verdad que la vida es bella.

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⏰ Última actualización: May 22 ⏰

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