Fuiste Tú

Segundas Oportunidades y Revelaciones (1/2)

Hola de nuevo. Antes de empezar, quería disculparme. Dije que posiblemente tendría el capítulo antes, pero también dependía de si tenía asuntos familiares. Además, me sentí un poco mal porque me fui a vacunar y siempre me dan esos efectos secundarios que detesto.

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Era domingo, La luz del sol entraba por la ventana de una colorida habitación. La mente de Pinkie Pie estaba hecha un lío mientras intentaba decidir qué debía hacer.

"¿Qué voy a hacer?" murmuró, caminando de un lado a otro. "Tal vez debería darle una oportunidad."

Un silencio se hizo presente.

"Quizás debería intentarlo," dijo Pinkie. "Pero, ¿y si al hablar con Rarity mis amigas piensan que no estoy siendo leal a ellas?"

Detuvo sus pasos y se volvió hacia el pequeño cocodrilo de peluche que yacía en la cama.

"Oh, Gummy, ¿qué debería hacer? Mis amigas no quieren saber nada de Rarity, pero ella parece tan arrepentida..."

Gummy no respondió.

"Sé que no es fácil, pero... tal vez, solo tal vez, si hablo con ella y le doy una oportunidad, las cosas podrían mejorar... o empeorar."

Pinkie se sentó en su cama, tomó su peluche abrazándolo con fuerza. Sus pensamientos estaban enredados, pero en el fondo, sentía que sabía lo que debía hacer.

"Tienes razón, Gummy, tal vez deba salir un poco y despejarme. Ojalá hubiera tenido trabajo hoy en Sweet Snacks Café para distraerme, pero tomar un batido quizás me ayude a pensar."

Dejó a Gummy en su lugar habitual sobre la almohada, se levantó, tomó un abrigo por si acaso y se dirigió a la puerta de la habitación para salir de casa.

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En otra parte de la ciudad, una chica de pelo ondulado salía de su casa.

"Voy a salir por un momento, vuelvo en un rato más", se despidió la modista de su familia.

Rarity cerró la puerta de su casa con un suspiro, tratando de sacudirse el malestar de su último encuentro con las chicas en el mall. Necesitaba despejar su mente y decidió que un paseo por el parque podría ayudar.

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Sweet Snacks Café

Starlight y Trixie iban entrando para comprar unos capuchinos para llevar. Mientras esperaban que su orden estuviera lista, una persona llamó la atención de la peligris.

"¿Esa no es Pinkie?" preguntó Trixie, señalándola. Starlight siguió su mirada con curiosidad.

Pinkie estaba sentada en una mesa al fondo del café, jugando con la bombilla de su malteada. Se veía pensativa y un poco desanimada.

"Así parece", asintió Starlight.

"¡Aquí están sus capuchinos!", anunció el barista con una sonrisa amable.