Hexenzirkel [Genshin Impact - Mondstadt]

I

𝙲𝚑𝚊𝚙𝚝𝚎𝚛 𝙸: 𝙳í𝚊 𝚝𝚘𝚛𝚖𝚎𝚗𝚝𝚘𝚜𝚘

El aire en la amurallada ciudad de Mondstadt seguía estando algo denso, aun si el ambiente había comenzado a recuperar su energía y ánimo habitual, se podía apreciar fácilmente que la incertidumbre aun estaba presente entre sus habitantes, apagando el animo por el Festival de las Flores de Viento que se celebraría en unas cuantas semanas.

Los rumores y hechos que habían surgido durante ese último tiempo y que se había estado pasando de boca en boca en relación a todos los extraños sucesos en los que habían estado ocurriendo en las ruinas del Templo de los Mil Vientos, comenzaban a quedar cada vez más olvidados.

En ese punto, ni aquellos que lo habían llegado a experimentar, sintiendo el terror de enfrentarse a algo nuevo que a lo que no podían hacerle frente y la sensación de estar a punto de morir cuando sus fuerzas comenzaban a no ser suficientes para defenderse de esas peculiares criaturas, ni los que habían ido a investigar solo para volver con las manos completamente vacías y la misma información que tenían el día anterior, o la seguridad que le proporcionaba las murallas que les rodeaban esperando nuevas noticias, le daban tanta importancia a lo ocurrido.

No era más que un leve murmullo tras la oreja apaciguado con las palabras de la Gran Maestra Intendente en las que aseguraba que ya no había ningún peligro, permitiéndoles seguir con su rutina habitual, confiando una vez más su seguridad al amplio grupo de personas que formaban parte de los Caballeros de Favonius.

Así que, tal y como había aparecido, fue lentamente quedando atrás, hasta terminar volviéndose solo un recuerdo débil entre sus habitantes, una historia anecdótica que se contaría durante un largo tiempo y avivaría la curiosidad de unos pocos solo para volver a ser extinguida en cuestión de días

Pero, lo cierto era que no todo sus habitantes habían renunciado por completo a encontrar una respuesta.

Por un lado estaba el alegre bardo al que habitualmente se le podía ver vagando por la ciudad con esa amplia sonrisa un tanto enigmática, dentro de la taberna deleitándose con alguno de los vinos del prestigioso Viñedo del Amanecer, o frente a la grandiosa catedral de Mondstadt a los pies de la estatua de Barbatos a la que tanto se asemejaba si te fijabas con el suficiente cuidado a ambas figuras, tocando canciones nostálgicas de un tiempo que muy pocos en Teyvat habían vivido, llevaba los últimos cinco días sin aparecer por la ciudad, y al parecer, y ni si quiera aquellos que más disfrutaban del grandioso toque de su lira no sabían de su posible paradero.

Luego estaba cierta monja de cabello corto de un color vino y piel pálida, acostumbrada a hacer largas guardias por los alrededores de la ciudad, llegando a dejar sus tareas habituales a un lado a pesar de los regaños del resto de monjas. Su lado racional le recordaba que no podía haber nada sobrenatural, buscando la respuesta lógica a lo ocurrido, desencadenando la preocupación de la idol más conocida de cabello rubio que intentaba activamente detener sus escapadas fuera de la iglesia incluso cuando ella estaba especialmente ocupada, atendiendo a los heridos que aun permanecían en la enfermería tras ir a investigar el Templo.

Por su puerto, el conocido popularmente como el "Héroe Oscuro" no había sido la excepción entre todas esas personas aún interesadas por lo ocurrido. Dejando su hogar en el prestigioso y renombrado viñedo de manera temporal, pasando el tiempo en la ciudad mientras recorría sus alrededores cuando no estaba trabajando tras la barra de la taberna, atento a cada una de las conversaciones que se estaba teniendo en el local, esperando encontrar algún tipo de información nueva que pudiera arrojar un poco de luz en todas las interrogantes formadas.