diez; fingir.

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zayn ― golden.

las decisiones que hacemos

cambian el camino que tomamos.

pero sé que en algún lugar, allá afuera

hay un camino que elegimos,

hay una vida que compartimos,

hay un amor y está creciendo.



capítulo diez | fingir.

finales de enero de 2023.

milán, italia.

bruna.



―O sea que simplemente llamó, te dijo que vendría porque no podía estar lejos de ti y tú sigues pensando que el tipo no siente nada por ti...

Ruedo los ojos ante esas palabras pronunciadas por Chiara.

―Da igual, amiga. ―me encojo de hombros mientras me doy un último vistazo en el espejo del recibidor. ―Tiene novia, o al menos lo está intentando con alguien y me lo ha dejado super en claro. Creo que no importo mucho en esa historia...

―¿Y acaso eso es asunto tuyo? ―la miro de reojo. ―Quiero decir, él tiene una responsabilidad mucho más grande contigo que con ella y...

―Precisamente ese es el problema, Chia. ―me doy vuelta y tomo el bolso del perchero. ―No quisiera que confundiera responsabilidad con cariño, o incluso con amor. No me gustaría que fuera eso lo que lo acercara a mí...

―Entonces estás reconociendo que te gustaría que algún sentimiento lo una a ti pero quieres que sea honesto y no que lo confunda con responsabilidad o algo así...

Me río ante sus ocurrencias. Siempre termina dándole la vuelta a todo.

Además, nunca fui a una persona a la que le gustara poner ciertas cosas en la balanza para ver qué pesa más. Mucho menos algo tan intangible como el amor.

―Amiga, pase lo que pase estaremos unidos por algo de por vida así que lo mejor va a ser tener una buena relación y no arruinarla. ―suspiro. ―Ahora vamos, que tengo cita con la psicóloga a las once y tú vas a llegar tarde al ensayo.





...





Suspiro con pesadez mientras apoyo el dorso de mi cuerpo en una de las paredes del elevador. La sesión me ha dejado pensando en algunas cosas de mi pasado que hemos estado removiendo estos últimos días.

Descubrí que es algo que debería haber hecho hace mucho tiempo, en lugar de guardarme mis mierdas sólo para mí y creer, equivocadamente, que podría sobrellevar todo. Por primera vez entendí aquello que me dijo Charles la noche que discutimos, eso de dejarse ayudar por las experiencias ajenas. Me costó un poco, pero finalmente lo hice. Supongo que sólo era cuestión de hablarlo con alguien más.

Por primera vez pude ver mi vida desde afuera, como si de una película se tratase. Y entendí muchísimas cosas en las que nunca había reparado realmente.

Cuando las puertas del elevador se abren en mi piso, me sorprendo al ver a Charles recostado sobre la pared frente a mi puerta con sus ojos clavados en la pantalla de su móvil. Sin embargo, sonrío sin que me vea.

―Oh, hey... ―saluda suavemente cuando se percata de mi presencia. ―No sabía que estarías fuera, yo sólo...

―No pasa nada. ―niego con la cabeza, restándole importancia, como si mi corazón no hubiera saltado de alegría ante su mera aparición. ―¿Me esperas hace mucho? ―pregunto mientras abro la puerta del departamento.

―Un par de minutos, nada más. ―murmura entrando detrás de mí.

―Creo que hoy es tu día de suerte porque he comprado donas... espero que te gusten. ―digo, dirigiéndome hacia la cocina. ―¿Quieres té, café...? ―ofrezco. Él simplemente se recuesta en el marco de la puerta y me mira con una sonrisa.

―Un té estaría bien. ―murmura, cruzándose de brazos. Yo dejo la bolsa que tiene la caja de donas sobre la mesa y lo miro por el rabillo de mi ojo. ―¿Puedo ser curioso y preguntar de donde vienes o eso sería invadirte demasiado? ―pregunta.

Me río. Me da ternura la cautela con la que se maneja. Supongo que intenta que no pierda el control como aquella noche porque ahora los resultados pueden ser terribles.

―De terapia. ―digo, poniendo los saquitos de té en las tazas. ―¿Tú? ¿Qué tal tu estadía en Mónaco? Pensé que ibas a quedarte un par de días más...

Sus hombros se tensan cuando mi mirada se posa sobre él. Intuyo que hay algo que me está ocultando y su silencio no hace más que confirmármelo.

―¿Ocurrió algo con Alex? ―me atrevo a preguntar con cierta timidez. No es algo que me ponga muy cómoda. Tener que hablar con el padre de mi hijo de su relación con otra mujer, a pesar de no tener ningún lazo amoroso que nos una, no es mi cosa favorita del mundo. Sin embargo, él niega con la cabeza.

―Bueno, a ver... ―comienza a hablar, mientras estira su mano para tomar la taza que le estoy extendiendo. ―La involucra... aunque indirectamente... ―le da un sorbo al té, yo muevo una silla para sentarme y él imita mi acción. ―Tuvo toda la culpa, honestamente.

La forma en la que se desdice me hace reírme.

―Entonces... ¿tuvo la culpa o no? ―él asiente. ―No sé si creerte, Leclerc.

Sus labios se curvan en una mueca.

―Tenías razón, Bru. ―lo miro con el ceño fruncido y confundida. ¿En qué podría haber tenido razón? No se me ocurre nada. A menos que sea... ―No debí haberle dicho a Alex...

Y entonces mi corazón se frena.

―¿Qué ha hecho? ―pregunto preocupada, dejando la taza sobre la mesa y la dona a medio comer, dedicándole toda mi atención a su ceño fruncido. Charles niega con la cabeza y bufa.

―Quiero que sepas que...

―¿Qué? ―lo interrumpo. ―No me jodas, Charles...

Instintivamente me llevo la mano a la frente y suspiro con frustración. Me tengo que morder la punta de la lengua para no decir "te lo dije" porque eso solamente empeoraría las cosas.

―¿Y ahora qué? ―pregunto. ―¿Quién más lo sabe? Bueno, ¿a quién más se lo ha dicho?

―A la jefa de publicistas, y ella se lo ha dicho a mi representante. ―frunzo el ceño.

Qué idiota. Nunca me dio buena espina, a pesar de que no la conozco, claro. Aún no he tenido la dicha y, después de esto, espero no tenerla nunca.

―¿Y qué? ―lo miro fijamente, reposando mi cabeza sobre mi mano.

―Detesto tener que decirte esto pero... ―me mira con delicadeza. ―Tendremos que fingir que estamos juntos.

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⏰ Última actualización: May 23 ⏰

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dos mentiras, una verdad ; charles leclerc.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora