No me gustan las tormentas

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Día 1: Accidente

El sonido de las gotas de agua repiqueteando contra el suelo acompañaban el apresurado de sus pasos, en un intento por resguardarse de la intensa lluvia que cubría a la ciudad en ese momento

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El sonido de las gotas de agua repiqueteando contra el suelo acompañaban el apresurado de sus pasos, en un intento por resguardarse de la intensa lluvia que cubría a la ciudad en ese momento.

¿Por qué tenía que comenzar a llover a cántaros justo en el día que había llegado realmente tarde a la parada de autobús y no había alcanzado a tomar el que la llevaría hasta la escuela? Realmente tenía una suerte de porquería ese día. Ni siquiera había podido comer los deliciosos Waffles que había para el desayuno.

No quería ni imaginar el regaño que sufriría por parte de su padre apenas cruzara el umbral de la puerta de la entrada. Juraba que, si entrecerraba los ojos, ya podía ver a su padre con la decepción emanando de la mirada que seguramente estaría sobre ella. No exageraba.

Mientras seguía corriendo, con su capa de académica imperial cubriendo su cabello rosado y algo húmedo que se movía de lado a lado y sus ojos jade concentrados en el camino para no caer, no notó a la persona que estaba caminando apresurado frente a ella y chocó contra él, dejando caer su mochila y golpeándose en la barbilla.

Auch.

A veces, se preguntaba seriamente, ¿cómo es que había llegado a la meta de académica imperial siendo tan torpe y distraída? Pero luego recordaba su extraordinaria habilidad de leer mentes y la duda se iba.

Aunque ahora que iba en penúltimo año y la misión Strix se había desmantelado desde hacía ya varios años, eso ya no era tan importante como en su primer año, así como intentar entablar amistad con el Segundo. Cosa que nunca logró. 

Pero no porque ella no pudiera lograrlo, no. La futura agente Starlight podía con eso y más, pero toda la culpa era del extraño y contradictorio comportamiento del Segundo. 

Había veces en las que sentía la mirada del Segundo en su nuca y escuchaba la palabra "linda" repitiéndose varias veces en su mente, refiriéndose a ella, pero cuando volteaba a verlo, él la insultaba. Sus pensamientos no eran afines a lo que salía de sus labios, cosa que la confundía de sobremanera. 

— ¡Oye, fíjate! — levantó la cabeza al escuchar esa voz familiar.

Lo miró con el ceño fruncido, realmente confundida. Se supone que él se queda en los dormitorios de la escuela, así que, ¿qué hacía Damian Desmond caminando fuera de la escuela? Aunque intuía que la respuesta a esa pregunta nunca llegaría a sus oídos. O al menos no por parte de él.

Temprano por la mañana, Damian había ido hasta donde el teléfono estaba, con pasos firmes pero expresión insegura. Había marcado los números con dedos temblorosos, y mientras escuchaba el pitido del teléfono enrolló el cable en estos.

Ethereal Finds | Damianya week 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora