Indirect Kiss

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Día 5: Codicia

En el bullicioso comedor escolar había una gran variedad de sonidos, desde risas no tan moderadas hasta el sonido metálico de los cubiertos contra las bandejas, pero de todos esos sonidos ninguno era realmente escuchado por Damian Desmond, quien s...

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En el bullicioso comedor escolar había una gran variedad de sonidos, desde risas no tan moderadas hasta el sonido metálico de los cubiertos contra las bandejas, pero de todos esos sonidos ninguno era realmente escuchado por Damian Desmond, quien se encontraba con la mirada clavada en su plato con un omelette a medio comer que picoteaba con cierto desdén, como si cada bocado fuera una ardua tarea. Tan solo sorbía un poco de jugo de manzana de su vaso con popote de vez en cuando.

Al alrededor de la mesa en la que estaba, sus dos amigos charlaban animadamente con Forger y Blackbell, sumidos en una conversación que él apenas escuchaba. Ellas dos se habían sumado al grupo desde hace unas semanas debido al "acercamiento" que Ewen y Blackbell estaban teniendo últimamente, por lo que solo quedaba adaptarse.

— ¿Ya escucharon sobre la nueva película que salió hace unos días? Dicen que es genial — dijo Ewen, tratando de mantener el ambiente ligero.

— ¿Qué si hemos oído sobre ella? ¡Has estado hablando sobre ella toda la semana! — dijo la castaña, haciendo que todos en la mesa soltaran una pequeña risa. 

Todos excepto Damian.

Él se dedicó a mirar de soslayo a la chica que estaba a su lado, con sus largos y rosados cabellos ondulados y esos ojos vivaces que brillaban con la luz de la tarde que se colaba por los ventanales. Ella reía con una gracia que parecía natural, con sus manos moviéndose con cierta elegancia cuando gesticulaba con entusiasmo en ciertos momentos. O al menos eso le parecía a él.

— ¿De qué trata? — dijo Anya. 

— Es de acción.

— ¡Oh, me encantan las de acción! — una amplia sonrisa se plasmó en su rostro, una que Damian observó más de lo estrictamente necesario.

Con cierto disimulo, claro.

Becky comenzó a explicarle un poco más sobre la trama, pero él realmente no prestó demasiada atención, realmente no le interesaba dicha película. Tan solo ponía un poco más de atención en los que Anya hablaba. No sabía el por qué, pero cada vez que ella hablaba, su voz se colaba por los recovecos de su mente, despertando en él sensaciones que preferiría ignorar. 

Ante ese pensamiento, se le formó un nudo en el estómago que no tenía que ver con la comida, sino con la incomodidad de sentir algo que no deseaba reconocer. 

¿Por qué le pasaba eso? Por más que trataba de concentrarse en sus amigos, en las historias que contaban y los comentarios tontos de los que reían, su atención volvía una y otra vez hacia ella, como atraída por un imán invisible. Ni siquiera eran amigos del todo, así que, ¿por qué pasaba todo aquello.

Comenzó a sentir el calor subir por su cuello, como una mezcla de molestia y una inquietante atracción. No quería mirarla, no quería admitir lo que su rebelde corazón ya sabía desde hacía unos cuantos años. Lo único que quería era que esos sentimientos incómodos se disiparan como el humo.

— ¡Damian! — dijo Emile con el tono de voz algo más alto.

¿Le hablaba a él? ¿Por cuánto tiempo se había sumido en sus pensamientos?

— ¿Eh?

Todos los pares de ojos de la mesa estaban clavados en él, como si alguien le hubiera estado hablando durante un rato y él solo se hubiera quedado con la mirada perdida. Honestamente, le daba un poco de vergüenza.

— Emile decía que podríamos ir al cine este fin de semana, te preguntaba si querías ir — le explicó Anya a su lado.

— Ah, eso... — bajo la mirada nuevamente a su plato — No lo sé, creo que me quedaré a estudiar.

Ante esa respuesta, todos soltaron un resoplido.

— ¡Oh, vamos Segundo! — comenzó Anya mientras, con su tenedor, picaba un pedazo de albóndiga de su propio plato y la metía en su boca — ¡Siempre eres tan abu...! — se detuvo al instante en que comenzaba a tragar, pues al estar ocupada hablando no se fijó en que el pedazo era demasiado grande, ahora teniendo como resultado la albóndiga atorada en su garganta mientras ella empezaba a toser repetidamente con una mano en el cuello y otra en su pecho.

Al momento en que las mejillas de esta comenzaron a ponerse de un tono escarlata, Emile se paró de su lugar y caminó hasta ella. Cuando llegó, comenzó a palmear su espalda. Becky y Ewen se levantaron casi de un salto y comenzaron a caminar al mostrador para pedir un vaso de agua.

Entrando en pánico ante tal situación, Damian tomó rápidamente su propio vaso de jugo de manzana casi lleno y lo puso frente a ella. Al verlo, Anya envolvió los labios alrededor de la punta del popote y comenzó a tomar.

El jugo facilitó el recorrido del pedazo de albóndiga, por lo que, justo cuando Ewen y Becky llegaban con un agua embotellada, Anya logró pasar el bocado y dejo de toser, recuperando el aliento poco a poco. 

Todos soltaron un suspiro de alivio.

— Vaya, gracias Segundo, te debo una — dijo Anya en un tono de voz menos alto mientras dejaba el vaso sobre la mesa.

— Sí, en eso tienes razón. Si hubiéramos dejado la situación en manos de estos dos — Emile señaló a Becky y Ewen mientras hablaba —, no hubiera salido tan bien — ante ese comentario, todos soltaron una pequeña risa que aligeró el ambiente.

De nuevo, todos menos Damian.

Él se quedó callado mientras veía su vaso de jugo frente a Anya, con la escena de unos minutos atrás repitiéndose una y otra vez en su cabeza como una película de bucle infinito y aquella molesta sensación de "mariposas en el estómago" ahora multiplicada por mil.

Una ola de rubor se asentó en sus mejillas. ¿Cómo pudo hacer eso sin pensarlo antes? Era una emergencia, sí, pero debió pensar en lo que significaba compartir un popote. Es casi como... ¡Como un beso indirecto!

Trató de desviar esos pensamientos, de racionalizar lo que acababa de suceder. Era solo una emergencia, nada más. No podía aceptar la idea de que algo tan insignificante como compartir un simple popote pudiera hacer que su corazón se disparara de esa manera. Pero ahí estaba, incapaz de apartar la vista de la casi imperceptible marca de pintalabios rosado que ella había dejado en el borde del popote.

"Es solo un popote", se repetía en un intento desesperado por calmar su agitación interna. Sin embargo, la realidad era que ese simple acto había desatado un conflicto interno que Damian no sabía cómo manejar. 

Pero, dejando de lado ese conflicto interno, no podía evitar que un lado suyo lleno de codicia deseara que no fuera solo indirecto. 

Un lado muy pequeño, quería creer él.

Un lado muy pequeño, quería creer él

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Ethereal Finds | Damianya week 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora