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En un pequeño pueblo, en las costas de un gran país, vivía un chico llamado Nhua, era un chico alto, moreno, de ojos verdes y una bonita sonrisa. Nhua, a pesar de ser encantador y muy buena persona, no tenía mucha suerte en su vida, su madre le odiaba y le hacía la vida imposible, los demás chicos de su pueblo eran.... en fin, gilipollas, y las chicas eran simples flores pasajeras. Nhua cada vez se sentía mas agobiado y quería marcharse de allí, para ello, se apuntó a unas pruebas para entrar al ejército, no era la opción que más le gustase, pero era la que sabía que con más seguridad le sacaría de su situación.
Nhua esperaba con impaciencia la llegada de las pruebas, aún faltaban algunos meses, y estos se le hacían eternos, pero tenía unos amigos que le ayudaban y le hacían la espera más amena, aunque por desgracia estos amigos estaban a varios kilómetros de su pueblo...
Por fin llegó el día de las pruebas, Nhua estaba muy nervioso pero fue decidido, sabía que sería lo mejor ; una vez allí, hizo las pruebas, y... hay que admitir que no fueron precisamente suaves ni agradables, pero en su opinión no le salieron mal, es más, le salieron bastante bien, y volvió al hotel en el que se alojaba bastante cansado y contento a la vez para esperar los resultados.
Durante la semana estuvo paseando por la ciudad, era bastante bonita y ruidosa, las tiendas estaban repletas de cosas de última moda y al mismo tiempo de cosas antiguas, Nhua en parte se sentía libre porque podía pasar un tiempo alejado de todo aquello que le provocaba su malestar, pero también estaba nervioso, si no le cogían, tendría que volver a casa y no sabría que hacer....
Un día, caminando por el hotel, se chocó con una chica, era bastante guapa, tenía el pelo largo y color ceniza, sus ojos eran azules tan claro como el cielo y su piel muy blanca, él recordó haberla visto antes... "Ella estaba en las pruebas" pensó.
- Oh, perdona... - dijo algo atontado, estaba admirando la belleza de aquel sujeto que se encontraba frente a sus narices.
-No pasa nada, ha sido un accidente.- La chica hablaba con tono serio y al mismo tiempo confundido, miró a la puerta del hotel - Bueno, tengo que irme, adiós. - Y se marchó corriendo.

"Así que ella también se aloja en el hotel..." pensó Nhua, aquella chica llamó bastante su atención y a decir verdad, no pudo sacársela de la cabeza el redto del dia.
Pasaron varios dias, Nhua se cruzó con la chica algunas veces, en comedor, en el pasillo, el ascensor...etc, consiguió averiguar que se llamaba Seila, un bonito nombre para una bonita chica, pensaba.
Llegó el día del resultado de las pruebas, estaba muy nervioso y se presentó en el establecimiento bastante temprano, por lo que tuvo que esperar... Una hora y media después, las puertas se abrieron dando paso a todos los aspirantes a entrar, pasaron el día entero allí y al llegar la tarde se dieron los resultados, los elegidos daban mudos gritos de victoria y gesticulaban con el puño, los rechazados tampoco se apenaban, al menos no recibirian tan duras pruebas como la primera; Nhua llevaba ya un rato esperando escuchar su nombre y comenzaba a pensar que lo iban a rechazar, estaba a punto de irse cuando...
-¿Nhua Slent? ¿Está por ahí Nhua Slent?- dijo un sargento.
-¡S-si! ¡Aquí! - se giró repentinamente levantando la mano.
-Aceptado, ve a la fila.
Torpemente y afectado tras la sorpresa se movió a la fila de los aceptados.
Y así fue, Nhua entrenó en el ejército, pudo conocer más a fondo a Seila, la cual fue aceptada al ser la hija del Sargento y... tras un tiempo bastante largo, ambos se enamoraron, y al salir del ejército se fueron juntos a un pueblo alejado de todo, donde vivieron felices e hicieron flexiones.

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