Dia 179
Salí de la cabaña a buscar comida, las reservas estaban a punto de acabarse y había que reponerlas.
Pasó la tarde y lo único que conseguí fueron un par de conejos y un pájaro; estaba anocheciendo, debía volver a casa, pero cuando estaba realizando mi último intento por cazar a un ciervo vi algo en el cielo... Algo grande que se acercaba a una gran velocidad provocando un luminoso escudo de fuego a su alrededor, se dirigía a una montaña que se encontraba a unos pocos metros de mi situación. Impactado por este suceso, no me fijé en que mi objetivo se había escapado, pero estaba demasiado concentrado en aquel extraño objeto. Se acercaba cada vez más, hasta que impactó con fuerza en la montaña, provocando así un gran estruendo en todo el valle, y solo entonces desperté de mi estado de shock.
Lo primero que pensé fue que debería huir pero, ¿cómo dejar escapar algo así? No, no podía irme, así que, colocando mi arco en la espalda, emprendi el camino a la cumbre de la montaña. No fue muy difícil ya que estaba acostumbrado a subirla y sabía por dónde y por dónde no debía ir, una vez arriba, caminé entre los árboles buscando alguna pista sobre la situación del extraño objeto que cayó del cielo, y tras un par de minutos, la encontré, un rastro, un camino de tierra hundida, como si de una gran huella dejada por algo grande y redondo se tratara, lo seguí y... lo vi.
Aquel extraño objeto del que hablaba no era nada más, ni nada menos que un meteorito, un meteorito gigante y a decir verdad, algo extraño, era redonde de una manera casi perfecta, y era de metal, más que un meteorito parecia... oh dios... ¿Una nave espacial?Me acerqué cuidadosamente para examinar el objeto y, para mi sorpresa, éste comenzó a producir extraños ruidos y a abrirse por uno de los lados, yo asustado retrocedi y prepare mi arco por si había que luchar, pero no fue necesario.
De la nave salió un ser con apariencia de mujer, y cuando ésta se giró, mi corazón se detuvo, no había visto mujer más hermosa que ella, aunque a decir verdad, un cazador solitario que vive en las montañas tampoco es que vea muchas mujeres diariamente.
El caso es que, nos miramos y a juzgar por su reacción, ella tampoco debería de haber visto muchos hombres, o al menos humanos, y dando unos pasos adelante, saltó a mis brazos.
Me abrazó, me cogió las manos y me miró a los ojos, si esto fuera una película de romance, diría que nos enamoramos a primera vista, y la verdad es que algo así pasó, ya que la muchacha quiso quedarse a vivir conmigo, y yo obviamente no lo rechace.Y así fue, cómo encontré a mi primer, único y extraño amor.