Capítulo 6

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-27 de Febrero 1879, región especial X, a 5 horas de la ciudad fortaleza Silent Hill.

Beltaine repasaba su castellano al tiempo que revisaba los mapas dentro de la carreta, ya llevaban 2 días cabalgando, pronto podrían ver la ciudad del monte silencioso, una enorme ciudad fortificada sobre un monte robusto, las altas murallas de la ciudad la hacían la fortaleza más imponente de la región precordillerana, era de suma importancia llegar ahí pronto para avisar al señor de la ciudad sobre la ayuda que ofrece la alianza del cóndor, pero si bien Beltaine estaba preocupada por la gente de la región, la verdad le interesaban más los humanos de la alianza, algo más bajos y de piel más oscura que el promedio de humanos del reino, sin embargo poseían una cultura mucho más desarrollada y una tecnología bélica que tal vez incluso superaba a la de los enanos y entre ellos, Andrés, el comisario que la había salvado, recordaba su protector abrazo en el barranco cuando gritó a todo pulmón dispuesto a defenderla, a los elfos del bosque los solían tratar con un gélido respeto, los humanos se habían inventado tantas historias de su pueblo que ya no sabían si los respetaban o temían, aún así ambas razas comerciaban a menudo para mantener la débil alianza frente a enemigos externos como los orcos, los no-muertos, los elfos oscuros o el poderoso imperio, humanos, enanos y elfos sabían que si su alianza se debilitaba tarde o temprano el imperio conquistaría esta región, pero eso no impedía que las 3 razas actuarán con cautela, la amabilidad y calidez mostrada por la gente de la alianza era algo nuevo, si, habían cretinos que a la primera oportunidad intentaron imponerse, pero por cada cretino habían 10 buenas personas dispuestas a proteger a elfos y hombres bestias. En las ciudades del reino el mejor trato que podían esperar los hombres bestias era la de ser poco más que esclavos y de no ser por el pacto entre razas los elfos y enanos también serían brutalmente discriminados, por eso los humanos de la alianza le parecian tan interesantes, siempre hablando de las creaturas de su tierra, de sus leyendas y fábulas de como sus abuelos luchaban contra diablos en los montes armados solo con machetes... y una garrafa de vino usualmente, sus historias y la forma que se relacionaban con las otras razas le fascinaba, por eso cuando Andrés le ofreció unirse a los grupos de exploración ella no lo había dudado, aprendería más de ellos al tiempo que ayudaba al reino, era un excelente trato.

-¿cómo vas con el idioma?- preguntó María, una de las cantineras de pelo cobrizo y ojos claros que resaltaban de entre los demás que formaban el grupo de exploración.

-Está yendo bien- respondió Beltaine sonriendo mientras realizaba anotaciones en su libreta -es un idioma complicado, pero creo que ya lo entiendo un poco mejor, gracias-

-qué bien! Aprendes rápido ¿es porque eres una elfa?- comentó María, con curiosidad.

-deja de interrumpirla, María, la vas a aburrir- comentó Yolanda, la jefa de las cantineras, notoriamente mayor que el resto, más baja y robusta también, pero definitivamente la más enérgica.

-no me molesta, Yolanda, al contrario, me ayuda a practicar- continuo Beltaine mientras María sacaba la lengua burlescamente ante Yolanda -los elfos del bosque no somos tan listos como los altos elfos, pero eso se debe a que nosotros no nos hemos involucrado tan a fondo con la magia, al contrario intentamos verla con respeto y usarla solo cuando es estrictamente necesario-

-¿entonces... puedes hacer magia?- pregunto Ingrid, la más joven del grupo, una chica morena de ojos oscuros.

-algo, si, magia simple, de curación o para confundir a algunas bestias, más bien cosas que sirven cuando estás cazando en el bosque- agrego Beltaine con una sonrisa.

-¿Buscas pociones de amor, Ingrid?- bromeó la última del grupo, Marta, una mujer de mirada aguda más preocupada de disparar bien que de atender heridos.

La alianza del cóndor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora