Aria, una nueva pilar, y Sanemi, el pilar del viento, chocan en una relación marcada por la rivalidad mientras luchan contra las fuerzas demoníacas. A medida que sus caminos se entrelazan, descubren que su destino está más conectado de lo que imagin...
El sol estaba alto en el cielo cuando Aria regresó al cuartel. Sus pasos eran firmes y decididos, el dolor en su costado ya casi olvidado gracias a la dedicación y cuidados que había recibido en la Finca Mariposa. Los cazadores a su alrededor la saludaban con sonrisas y palabras de aliento, felices de verla de vuelta en acción.
Sanemi estaba entrenando en el patio cuando la vio llegar. Su corazón dio un vuelco al verla en buen estado, pero rápidamente reprimió cualquier muestra de emoción, manteniendo su habitual expresión de desdén. Continuó con su entrenamiento, fingiendo no notar su presencia.
Aria se dirigió directamente a Shinobu, quien la recibió con una cálida sonrisa.
—Me alegra verte tan recuperada, Aria. Has hecho un trabajo excelente en sanar tan rápido.
—Gracias, Shinobu. Estoy lista para volver a entrenar y a mis deberes —respondió Aria, su mirada decidida.
Sanemi, escuchando desde la distancia, no pudo evitar sentir una mezcla de orgullo y alivio al escuchar las palabras de Aria. Sin embargo, su expresión seguía siendo impasible.
—¿Y dónde está Sanemi? —preguntó Aria, notando su ausencia aparente.
Shinobu lanzó una mirada furtiva hacia el patio de entrenamiento.
—Creo que está entrenando por allí —dijo, señalando hacia el área donde Sanemi estaba practicando.
Aria se dirigió hacia allí, su corazón latiendo un poco más rápido. Sabía que su relación con Sanemi era complicada, pero también entendía que había más en él de lo que mostraba en la superficie.
—Sanemi —llamó Aria, acercándose a él.
Sanemi se detuvo, mirando a Aria con su típica expresión dura.
—Veo que te has recuperado, novata. No te tomes demasiadas libertades solo porque tuviste unos días de descanso.
Aria sonrió levemente, sabiendo que esa era su manera de decir que se alegraba de verla bien.
—Estoy lista para volver al trabajo. No quiero ser una carga para nadie.
Sanemi bufó, pero había un destello en sus ojos que Aria no pudo pasar por alto.
—Más te vale. No tenemos tiempo para debiluchos aquí.
Aria asintió, sintiendo una extraña mezcla de alivio y determinación.
—Lo sé. Gracias por todo, Sanemi.
Sanemi giró la cabeza ligeramente, evitando su mirada.
—No tienes que agradecerme nada. Solo asegúrate de no volver a herirte.
Aria se sorprendió por el tono más suave en su voz, aunque él intentara ocultarlo.
Los días siguientes, Aria y Sanemi entrenaron juntos en varias ocasiones. Aunque Sanemi seguía siendo duro y exigente, Aria podía sentir que había una nueva capa de entendimiento entre ellos. Cada vez que ella lograba ejecutar una técnica perfectamente, podía ver un leve gesto de aprobación en los ojos de Sanemi, aunque él nunca lo expresara en palabras.
Una tarde, después de una intensa sesión de entrenamiento, Aria se sentó a descansar, observando a Sanemi mientras él continuaba practicando. Su determinación y fuerza eran innegables, y ella comenzaba a ver más allá de su fachada rígida.
Sanemi se detuvo y, al notar la mirada de Aria, frunció el ceño.
—¿Qué estás mirando?
Aria sonrió, algo que no hacía con frecuencia cuando estaba con él.
—Solo estoy pensando en lo mucho que hemos avanzado. Gracias por no rendirte conmigo.
Sanemi desvió la mirada, pero no pudo evitar sentir una calidez en su pecho.
—No te confundas. Solo hago lo que es necesario para que este equipo funcione.
—Lo sé —respondió Aria suavemente—. Y lo agradezco.
Sanemi se quedó en silencio por un momento antes de levantarse y guardar su espada.
—Descansa. Mañana continuamos.
Aria asintió, sabiendo que, aunque él no lo dijera directamente, Sanemi también estaba feliz de verla en buen estado. Su relación seguía siendo complicada, pero había una nueva base de respeto y comprensión que solo el tiempo y las batallas compartidas podían fortalecer.
Mientras el sol se ponía en el horizonte, ambos sabían que el camino por delante estaría lleno de desafíos, pero también sabían que juntos, serían más fuertes.
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Espero les guste este nuevo capítulo, los tqm 🩷
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