Para aclarar nomás, en este capítulo Tanjiro & Kanao están juntos y son adultos, para que no se enojen o algo por el estilo. Nunca lo mencioné pero Aria era muy cercana a Tanjiro y Kanao, ya que siempre les ayudaba en todo y Sanemi se ponía celoso por eso🫣. Espero les guste este final🩷
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La mansión de las mariposas resonaba con la tensión palpable mientras Sanemi y Aria continuaban lidiando con el peso de su conflicto no resuelto. Aunque habían dado un paso hacia la reconciliación, las grietas en su relación seguían presentes, recordándoles constantemente los errores del pasado.Mientras tanto, una sombra oscura se cernía sobre los Pilares y la mansión. Rumores de un demonio poderoso acechando en los alrededores comenzaron a circular entre los cazadores, sembrando el miedo y la incertidumbre en los corazones de todos. Los Pilares, incluidos Sanemi y Aria, fueron convocados por el Señor Kagaya Ubuyashiki para discutir una estrategia para enfrentar esta nueva amenaza.
La reunión tuvo lugar en la sala principal de la mansión, donde los Pilares se congregaron en silencio, sus rostros tensos reflejando la gravedad de la situación. Sanemi y Aria estaban sentados uno al lado del otro, pero la distancia emocional entre ellos parecía insuperable.
El Señor Kagaya Ubuyashiki tomó la palabra, su voz resonando en la habitación con autoridad.
—Pilares, se avecina una nueva amenaza. Un demonio de gran poder ha sido avistado en las cercanías de la mansión. Debemos estar preparados para enfrentarlo.
Las discusiones sobre estrategias y tácticas llenaron la habitación mientras los Pilares debatían sobre cómo abordar la situación. Sanemi y Aria permanecían en silencio, pero sus miradas se encontraban de vez en cuando, transmitiendo una mezcla de dolor y anhelo no dicho.
Al final de la reunión, cuando los Pilares se dispersaron para prepararse para la batalla inminente, Aria se acercó a Sanemi con una determinación decidida en sus ojos.
—Sanemi, ¿te gustaría venir a mi finca esta noche para cenar? —preguntó, su voz temblando ligeramente.
Sanemi la miró con sorpresa, pero luego asintió con determinación, una chispa de esperanza reavivándose en su interior.
—Claro, estaré allí. Gracias, Aria.
Esa noche, en la finca de Aria, compartieron una cena íntima, pero el aire estaba cargado de tensión no resuelta. Cada mirada, cada gesto, era un recordatorio constante de lo que habían perdido.
Después de la cena, Aria llevó a Sanemi a dar un paseo por los jardines de su finca. La luna brillaba sobre ellos, iluminando su camino mientras caminaban en silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos.
Finalmente, Aria se detuvo bajo un árbol centenario, su mirada buscando la de Sanemi con determinación en sus ojos.
—Sanemi, necesito que seas honesto conmigo. ¿Qué está pasando entre nosotros?
Sanemi se tomó un momento para reunir sus pensamientos, sabiendo que este era el momento de la verdad. Tomó la mano de Aria en la suya y la miró profundamente a los ojos.
—Aria, ese día en el río... vi cómo esa cazadora intentaba seducirme. Traté de alejarla, pero llegaste antes de que pudiera explicarte. No hay nada entre ella y yo, te lo prometo. No puedo negar lo que siento por ti, Aria. Te amo con todo mi ser.
El corazón de Aria latía con fuerza mientras absorbía las palabras de Sanemi. Sus ojos brillaban con una mezcla de emoción y alivio.
—Sanemi... lo siento por no haberte dado la oportunidad de explicarte. Entiendo ahora. También te amo más de lo que puedo expresar.
En un impulso, Sanemi se acercó a ella y la abrazó con fuerza, su corazón latiendo al unísono con el de ella. En ese momento, bajo la luz de la luna, sabían que habían encontrado su camino de regreso el uno al otro, listos para enfrentar juntos cualquier desafío que el destino les deparara.
Los meses pasaron desde aquel día en que Sanemi y Aria finalmente lograron superar sus diferencias y encontraron la paz entre ellos. Aunque su amor había florecido, el destino tenía planes más oscuros para ellos.
La batalla final contra Muzan se acercaba, y Sanemi y Aria se prepararon para enfrentarla con valor y determinación. Pero antes de partir, Sanemi se acercó a Aria con una promesa en sus labios.
—Aria, si salimos vivos de esta batalla, quiero que te cases conmigo —le dijo con voz suave pero llena de emoción.
Aria lo miró con sorpresa, pero luego una sonrisa tímida se curvó en sus labios.
—Sí, Sanemi. Si salimos vivos, me casaré contigo —respondió con seguridad, su corazón lleno de esperanza por el futuro que podrían compartir juntos.
La batalla estalló con furia a su alrededor, cada uno desatando su poder contra el enemigo que amenazaba con destruirlos. Sanemi y Aria lucharon codo a codo, sus corazones latiendo al unísono mientras se abrían paso a través del caos.
En un momento crucial, la Marca del cazador se encendió en ellos, desatando todo su poder en un último esfuerzo por derrotar a Muzan. La batalla fue feroz y despiadada, pero al final, la luz de la victoria brilló sobre ellos.
Sin embargo, la victoria había llegado a un alto precio. Sanemi y Aria cayeron en coma, sus cuerpos exhaustos por la batalla. Durante dos meses, yacieron en un sueño profundo, sus vidas pendiendo de un hilo.
Cuando finalmente despertaron, Sanemi buscó desesperadamente a su amada, su corazón lleno de temor y esperanza. Cuando la encontró, sus ojos se llenaron de determinación mientras se arrodillaba frente a ella.
—Aria, cumpliré mi promesa. ¿Te casarás conmigo? —preguntó con voz suave pero llena de emoción.
Aria sonrió, su sonrisa iluminando su rostro mientras asentía con lágrimas en los ojos.
—Sí, Sanemi. Me casaré contigo —respondió con voz temblorosa, sus dedos entrelazándose con los suyos en un gesto de amor y compromiso.
Así, en medio de la celebración por la victoria contra el demonio, Sanemi y Aria intercambiaron votos de amor eterno, sellando su unión ante sus compañeros Pilares y amigos.
Los días que siguieron estuvieron llenos de dicha y felicidad, mientras Sanemi y Aria disfrutaban de su amor recién encontrado y se preparaban para enfrentar juntos los desafíos que el futuro les deparaba.
Pero incluso en los momentos de paz, el destino era implacable. Cuando Aria anunció su embarazo, una mezcla de alegría y preocupación llenó sus corazones. Sin embargo, estaban decididos a enfrentar cualquier obstáculo juntos, con amor y valentía.
Los meses pasaron, y finalmente llegó el día en que Sanemi y Aria dejaron este mundo juntos, sus manos entrelazadas hasta el final. Su pequeña hija fue confiada a los cuidados amorosos de Kanao y Tanjiro, quienes prometieron protegerla y criarla con el mismo amor y dedicación que habían mostrado a sus propios hijos.
Y así, mientras el sol se ponía sobre el mundo que habían conocido, Sanemi y Aria partieron hacia el próximo capítulo de su historia, unidos por el amor que trascendía incluso la oscuridad más profunda.
Este es el final de la historia.
Tenía muchas dudas de como terminarla asi que este fue el resultado🤧
Espero y les haya gustado esta historia, también estoy pensando en hacer otra historia, así que espero le puedan dar apoyo🤧🩷 los tqm.
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"Sombras entrelazadas" (Sanemi x tú)
Teen FictionAria, una nueva pilar, y Sanemi, el pilar del viento, chocan en una relación marcada por la rivalidad mientras luchan contra las fuerzas demoníacas. A medida que sus caminos se entrelazan, descubren que su destino está más conectado de lo que imagin...