Capítulo 2: El Dragón Despiadado

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El dragón, una criatura de leyenda, acechaba en las profundidades de un antiguo volcán. Su guarida estaba llena de tesoros robados, y su aliento ardía como el fuego mismo. Necron, ahora completamente inmerso en su entrenamiento con el filo oscuro, se preparaba para enfrentarlo.

El maestro Zephyr lo llevó a las montañas, donde el aire era más delgado y el viento susurraba secretos ancestrales. Allí, Necron aprendió a controlar la energía oscura que fluía a través de su espada. Cada movimiento era una danza mortal, y su conexión con el filo oscuro se volvía más profunda con cada día que pasaba.

El dragón, sin embargo, no era solo una bestia de escamas negras y ojos ardientes. Era un ser inteligente, con una sabiduría antigua que rivalizaba con la de los dioses. Sus ojos, como brasas encendidas, parecían leer el alma de Necron. El dragón conocía su misión y lo esperaba con paciencia. “Eres valiente, joven guerrero”, le dijo en un susurro que resonó en su mente. “Pero la valentía no siempre es suficiente”.

Necron no se dejó intimidar. Practicó incansablemente, perfeccionando su técnica. Aprendió a moverse en silencio, a esquivar las llamas del dragón y a encontrar sus puntos débiles. Zephyr lo observaba con orgullo. “El filo oscuro no solo es una herramienta de combate”, le dijo. “Es una extensión de tu voluntad. Debes sentirlo en tus huesos, en cada fibra de tu ser”.

Las noches eran largas. Necron meditaba bajo la luz de la luna, buscando respuestas en los susurros del viento que agitaban las hojas de los árboles. El bosque, ahora su hogar, estaba lleno de criaturas mágicas. Los elfos danzaban alrededor de las hogueras, los centauros galopaban por los prados y las ninfas cantaban en los arroyos. Necron se sentía parte de este mundo, pero su misión lo mantenía alerta.

Finalmente, llegó el día de la batalla. El dragón emergió de su guarida, sus alas extendidas y sus garras afiladas. El cielo estaba en llamas mientras Necron y el dragón se enfrentaban en un campo de ruinas. Las llamas danzaban alrededor de ellos, y la tierra temblaba con cada embestida. Necron luchó con todas sus fuerzas, pero el dragón era implacable. Sus garras destrozaron la armadura de Necron, y su aliento abrasador lo dejó maltrecho.

Zephyr miraba desde la distancia. “Recuerda”, le gritó. “La verdadera fuerza reside en tu interior”. Necron se levantó, su espada brillando con la energía del filo oscuro. Se movió con gracia, esquivando los ataques del dragón. En un momento de claridad, encontró su punto débil y atacó. La espada atravesó el corazón del monstruo, y el mundo quedó en silencio.

El dragón cayó, sus ojos apagándose lentamente. Necron se arrodilló junto a él. “No eras solo una bestia”, susurró. “Eras una parte de este mundo”. El dragón sonrió débilmente. “Has demostrado tu valía, joven guerrero. Ahora, sé el héroe que estás destinado a ser”.

Y así, Necron se convirtió en el Héroe del Filo Oscuro. Su nombre resonaría a lo largo de los siglos, una leyenda de valentía y redención. Pero su misión no había terminado. El mundo estaba lleno de peligros y secretos, y Necron estaba listo para enfrentarlos.

Necron's legendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora