Capítulo 5: La Redención y la Leyenda

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El campo de batalla estaba en silencio. El dragón yacía inmóvil, su aliento extinguido. Necron se arrodilló junto a la bestia caída, su espada aún caliente por la lucha. El mundo había quedado en suspenso, como si el tiempo mismo aguardara el desenlace.

Zephyr se acercó, su mirada llena de orgullo. “Has cumplido tu destino, Necron”, dijo. “El alma del héroe ha segado al dragón. Pero recuerda que la victoria tiene un precio”. Necron asintió, sintiendo el peso de la responsabilidad. El artefacto del tiempo, el Reloj de Cronos, había cumplido su propósito. Pero ¿a qué costo? Beckendorf, su amigo y compañero de batalla, no volvería. Su sacrificio resonaba en el aire como un eco doloroso.

El cielo estaba teñido de tonos dorados y púrpuras. Los dioses observaban desde el Olimpo, sus rostros inescrutables. Hera, la reina de los dioses, se acercó a Necron. “Eres un verdadero héroe”, dijo. “Tu valentía y sacrificio no serán olvidados”. Necron asintió, pero su mente estaba en otro lugar. El Reloj de Cronos, ahora inerte, descansaba en su mano. ¿Qué más podría hacer con él?

Zephyr se acercó. “El artefacto del tiempo es peligroso”, advirtió. “Puede alterar la realidad de maneras impredecibles. Úsalo con sabiduría”. Necron asintió. Sabía que el reloj tenía más secretos por revelar. ¿Podría cambiar el pasado? ¿Traer de vuelta a los caídos? La tentación era fuerte, pero también lo era el miedo. El tiempo era un río inmutable, y él era solo una hoja flotando en su corriente.

Los semidioses se reunieron alrededor de Necron. Annabeth, con su inteligencia aguda, trazaba planes para reconstruir el Campamento Mestizo. Grover, el sátiro, tocaba su flauta mágica, inspirando esperanza en los corazones heridos. Clarisse, la hija de Ares, miraba a Necron con respeto. “Eres un verdadero líder”, dijo. “No solo por tu habilidad en la batalla, sino por tu corazón valiente”.

Necron miró al horizonte. El mundo estaba a salvo, pero la guerra aún no había terminado. Cronos seguía allí, esperando su turno. El Olimpo, con sus intrigas y rivalidades, también estaba en juego. ¿Podría cambiar el destino de los dioses? ¿O debía aceptar su papel como un peón en su ajedrez divino?

El Reloj de Cronos brilló por última vez y se desvaneció. Necron lo guardó en su bolsillo, sintiendo su peso. “Esta no será la última batalla”, pensó. “Pero seré el último héroe”. Se volvió hacia sus amigos. “Hay mucho por hacer”, dijo. “Reconstruiremos lo que se perdió. Honraremos a los caídos. Y recordaremos que, incluso en la oscuridad, la esperanza persiste”.

Y así, Necron se convirtió en una leyenda. Su nombre resonaría a lo largo de los siglos, una historia de valentía y redención. El artefacto del tiempo, ahora silencioso, descansaba en su mano. ¿Qué más podría cambiar? Solo el futuro lo diría.

Necron's legendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora