Ian, un joven soñador de cabellos castaños y ojos avellana, vivía en un mundo donde la rutina y la monotonía eran sus compañeras más fieles. Su vida transcurría entre las paredes grises de su pequeño apartamento y las calles igualmente grises de la ciudad. Sin embargo, su corazón anhelaba aventuras, misterios y lugares desconocidos.
Un día, mientras exploraba un antiguo bosque cercano a su hogar, algo extraordinario ocurrió. La luz del sol se filtraba entre las hojas de los árboles, creando un mosaico de sombras en el suelo. Ian caminaba sin rumbo fijo, sintiendo la brisa fresca acariciar su piel. De repente, una ráfaga de viento lo envolvió, y antes de que pudiera comprender lo que sucedía, se encontró en un lugar completamente distinto.
El bosque que lo rodeaba ahora era diferente. Los árboles eran más altos, sus hojas de tonos iridiscentes brillaban como joyas y sus raíces parecían entrelazarse con hilos de magia. Ian, confundido y asombrado, miró a su alrededor. El aire tenía un aroma a tierra húmeda y flores silvestres. El cielo, en lugar de ser gris, era un lienzo azul profundo salpicado de nubes esponjosas.
Fue entonces cuando un grupo de guerreros vestidos con armaduras de cuero y espadas relucientes apareció ante él. Sus rostros eran duros pero llenos de determinación. El líder del grupo, un hombre de edad avanzada con barba plateada y ojos centelleantes, se acercó a Ian. "Bienvenido, viajero", dijo con una voz profunda. "Has cruzado los límites de nuestro mundo y ahora eres parte de nuestra historia. Tu nombre ya no es Ian; a partir de ahora, serás Necron".
Necron, aún aturdido por la situación, intentó comprender lo que sucedía. El anciano se presentó como el maestro Zephyr y explicó que este mundo estaba en peligro. Una bestia legendaria, un dragón de escamas negras y ojos ardientes, amenazaba con destruirlo todo. "Tu misión, Necron", dijo Zephyr, "es volverte un héroe. Debes dominar el filo oscuro, una técnica ancestral que solo unos pocos elegidos pueden aprender. Solo así podrás enfrentarte al dragón y salvar nuestro mundo".
Necron asintió, sintiendo la responsabilidad pesar sobre sus hombros. El filo oscuro era una energía misteriosa que fluía a través de su espada. Zephyr lo llevó a una gruta secreta donde las paredes estaban cubiertas de símbolos antiguos. Allí, Necron comenzó su entrenamiento. Las noches eran largas, y meditaba bajo la luz de la luna, buscando respuestas en los susurros del viento que agitaban las hojas de los árboles.
Con el tiempo, su espada se volvió más afilada, y su conexión con la energía oscura se profundizó. Las cicatrices en su piel eran testigos de su esfuerzo y dedicación. Pero el dragón no era solo una criatura de destrucción; también era un guardián de secretos ancestrales. Sus escamas reflejaban la luz de la luna como joyas negras, y su mirada parecía atravesar el alma de quienes se atrevían a enfrentarlo.
Así comenzó el viaje de Necron, el joven soñador convertido en héroe. El bosque de su antiguo mundo quedó atrás, y ahora se enfrentaba a un destino incierto. Pero una cosa era segura: su nombre resonaría a lo largo de los siglos como el Héroe del Filo Oscuro, una leyenda de valentía y redención
