Capítulo 4: El Artefacto del Tiempo

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Desesperado por una segunda oportunidad, Necron buscó respuestas en los textos antiguos. El Reloj de Cronos, un artefacto legendario, se convirtió en su única esperanza. Este reloj, tallado en ébano y adornado con símbolos arcanos, le permitiría viajar en el tiempo. Con su último aliento, activó el reloj y se encontró nuevamente frente al dragón, su espada lista para la lucha.

El Reloj de Cronos brilló con una luz dorada, y Necron sintió cómo el tiempo se retorcía a su alrededor. Las hojas de los árboles se movían hacia atrás, las estrellas danzaban en el cielo y los ecos de las batallas pasadas resonaban en su mente. Esta vez, estaba decidido a vencer al dragón y cambiar el curso de la historia.

El dragón, sorprendido por la reaparición de Necron, rugió con furia. Sus ojos ardientes se clavaron en el semidiós. “¿Crees que puedes escapar de tu destino, Necron?”, gruñó. “El tiempo es inexorable, y yo soy su guardián”.

Necron esquivó los ataques del dragón, su espada trazando arcos en el aire. El filo oscuro brillaba con intensidad, y su conexión con el artefacto se fortalecía. Cada golpe era una danza entre el pasado y el presente. El Reloj de Cronos le otorgaba vislumbres de momentos cruciales: su nacimiento, su entrenamiento con el maestro Zephyr, la muerte de Beckendorf en la explosión de la nave. Todo estaba entrelazado en una red de posibilidades.

El dragón, sin embargo, no era solo una bestia. Era un símbolo de la eternidad, un recordatorio de que incluso los héroes tenían un límite. Necron recordó las palabras del Oráculo de Delfos: “El alma del héroe, una hoja maldita habrá de segar”. ¿Era él la hoja maldita? ¿El Reloj de Cronos le ofrecía una oportunidad o una trampa?

La batalla se prolongó durante días. El mundo temblaba bajo los rugidos del dragón y los destellos de la espada de Necron. Los dioses observaban desde el Olimpo, sus rostros inescrutables. Finalmente, en un momento de claridad, Necron encontró la debilidad del dragón. Una escama en su pecho, un punto vulnerable. Con un grito de determinación, hundió su espada en la carne ardiente.

El dragón cayó, su fuego extinguiéndose. Necron se tambaleó, exhausto pero victorioso. El Reloj de Cronos brilló por última vez y se desvaneció. El tiempo volvió a su curso normal. El mundo estaba a salvo, pero a un precio alto. Beckendorf, el amigo que había sacrificado su vida, no volvería. Necron miró al cielo y suspiró. El artefacto había cumplido su propósito, pero ¿a qué costo?

Necron's legendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora