cap 7: Hoshino Ai

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[A veces me pregunto que hubiese sido de mi si mi padre se hubiese quedado]

Desde el momento en que Ai Hoshino nació, su vida estuvo marcada por el abandono y la lucha. Su padre, un hombre cuya presencia muy apenas se recordaba, decidió marcharse poco después de su nacimiento, dejando a Ai y a su madre solas. Este abandono fue el primer golpe en una serie de eventos que marcarían profundamente la vida de Ai Hoshino.

[Pero luego recuerdo que…]

A medida que Ai crecía, su madre se convirtió en una figura cada vez más volátil y violenta. Los gritos y los insultos eran constantes, y cualquier pequeño error de Ai, por insignificante que fuera, se convertía en motivo de castigo. La madre de Ai, atrapada en su propia desesperación y resentimiento, volcaba su frustración en su hija, quien a menudo se encontraba soportando el peso de una ira que no comprendía. Los castigos físicos eran frecuentes, y Ai aprendió desde muy pequeña a temer el sonido de los pasos de su madre.

Ai poseía una metahabilidad: un leve aumento de vista que le permitía notar detalles que otros pasaban por alto. En lugar de ser considerada una bendición, esta habilidad solo provocaba más desprecio por parte de su madre.

[... mi fuerza viene de haber sobrevivido sin el]

—¿De qué te sirve ver mejor si no puedes hacer nada útil con ello?—Dijo con amargura luego de darle una cachetada. Para su madre, la metahabilidad de Ai era un recordatorio constante de lo que ella percibía como la inutilidad de su hija, y cada vez que Ai demostraba su habilidad, su madre encontraba una nueva razón para menospreciarla.

TOC TOC TOC TOC!!

El sonido de alguien tocando fuertemente la puerta se escuchó desde adentro de una casa no muy grande. Una mujer se levantó del sofá y se dirigió a abrir la puerta. Al momento de hacerlo, rápidamente fue puesta contra la pared y esposada por una oficial.

[Nunca olvidaré los susurros de mi voz, pidiendo que todo acabará]

—Tiene el derecho de guardar silencio y a un abogado, señora—la voz de la oficial era firme y dura. —¿Qué es todo esto?! ¡Suéltame, jodida perra!—gritó con voz histérica la mujer.

Ai presenció todo esto desde la sala, viendo cómo los oficiales se llevaban a su madre mientras esta misma gritaba que la dejaran. La pequeña niña solo abrazó con fuerza un peluche de un oso que tenía entre sus pequeños brazos, temblorosos y frágiles. Los gritos de su madre se oían, incluso aún estando desde dentro del auto en donde sería llevada a una comisaría.

La situación en el hogar se deterioró tanto que eventualmente las autoridades intervinieron. La madre de Ai fue llevada a juicio por maltrato infantil, y Ai fue enviada a un orfanato mientras su madre enfrentaba las consecuencias de sus acciones. Este período en el orfanato fue una revelación para Ai. Por primera vez en su vida, encontró un entorno donde la amabilidad y la empatía prevalecían. Los cuidadores del orfanato la trataban con cariño y respeto, y los otros niños se convirtieron en sus compañeros de juegos y risas. Ai descubrió lo que significaba ser una niña, algo que nunca había aprendido en su hogar. Sonreía, jugaba y, por un breve período, sintió la calidez de un ambiente seguro y afectuoso. Sin embargo, este tiempo de paz fue efímero.

[En el orfanato, descubrí que el amor puede venir de lugares inesperados, como los abrazos de extraños.]

Después de varias sesiones de terapia obligatoria y supervisión por parte de servicios sociales, la madre de Ai fue considerada "apta" para cuidarla nuevamente. Regresó por Ai al orfanato, con la promesa de haber cambiado y de poder brindar un hogar adecuado para su hija. Aunque la violencia física cesó en gran medida, la frialdad emocional persistió. La madre de Ai no era amorosa, y aunque ya no levantaba la mano contra ella, tampoco le brindaba el cariño y la calidez que Ai anhelaba. Las palabras amables y los gestos de afecto eran inexistentes, y Ai se encontraba navegando un mar de indiferencia. A pesar de todo, Ai continuó amando a su madre. En su corazón, siempre había una chispa de esperanza, un deseo inquebrantable de recibir el amor que tanto necesitaba. Esta esperanza fue lo que la mantuvo en pie, lo que la impulsó a buscar siempre la aceptación y el afecto, no solo de su madre, sino de todos aquellos que la rodeaban… hasta que lo conoció a él.

All For Me: Left To Decay Donde viven las historias. Descúbrelo ahora