Cinco

102 12 3
                                    

Su cuerpo se sentía caliente entre tanta gente, el ruido le retumbaba en los oídos mientras Yeonjun le obligaba a bailar. Soobin en realidad no disfrutaba mucho del ambiente, estaba fuera de su zona de confort. Prefería mil veces estar en casa o tan siquiera en un lugar tranquilo, pero en cambio, ahí estaba, acompañando a su querido ángel sin importarle si él se sentía cómodo o no. Solo quería estar con el niño y verlo disfrutar.

–Jun, ten cuidado, hay demasiada gente– sostuvo al muchacho por los hombros, intentando mantenerlo quieto y firme en su lugar. La gente se amontonaba y se empujaba de un lado al otro, Soobin parecía ser el único en darse cuenta porque... Yeonjun estaba demasiado eufórico.

–¡¿Qué?!– Yeonjun le miró mover los labios, sin alcanzar a escuchar lo que dijo. La música que sonaba por las bocinas era demasiado fuerte, el bullicio y los gritos de la gente, sumado a la pacífica voz de Soobin, hizo que sus palabras terminaran perdidas en el aire.

–Hay mucha gente, ten cuidado, te podrías lastimar– su voz sonó ronca y clara cuando le dijo al oído. Sus labios rozando con la piel le provocó un escalofrío.

Caminando por las calles de Itaewon, Yeonjun lo había arrastrado hasta el interior de ese lugar. Había un salón grande, mesas dispersas en la parte trasera, una pista de baile en el centro y frente a ella un pequeño escenario donde tocaba una banda local.

–Junnie, ¿a dónde?

–¡Vamos a divertirnos, Soob!

Sintió un tirón en su muñeca, siendo jalado por el chico hasta llegar a la pista de baile y quedar atrapados entre la gente. El ambiente le sofocó, el aire caliente le daba una sensación de no poder respirar adecuadamente, pero se relajó, o al menos trató.

–¡Estás muy tenso, anímate, Soob!– escuchó al niño casi gritando para que fuera capaz de escucharlo.

Yeonjun sujetaba sus brazos, moviendolos de un lado a otro en un intento por hacer que Soobin se le uniera a bailar. Pero solo atinó a sonreír tímido. Se dispuso a acompañar a su ángel, cuidándolo de la gente que se movía con brusquedad. Verlo divertirse era suficiente para sentirse bien, le transmitía su propia alegría y entusiasmo.

Hubo una pequeña pausa, la banda había finalizado su presentación y segundos después la música disco se reprodujo por los altavoces, subiendo los ánimos en los presentes. La reconocida música para Yeonjun le hizo mover su cuerpo al ritmo, cantando la letra de las canciones que conocía. Y Soobin lo acompañó, meneó sus brazos en el aire y bailó junto al menor. Pero cuando la música se detuvo y la siguiente banda comenzó a tocar, el eufórico ambiente se frenó.

Yeonjun lució aburrido, al igual que muchas otras personas.

La música ya no era entretenida para bailar, es más, Yeonjun y Soobin nisiquiera conocían las canciones que estaban interpretando. Salieron del lugar con pesadez, no habían podido disfrutar tanto. Pero vamos, era Itaewon y había muchas más cosas por hacer.

–Quiero beber.

–¿Beber?– Yeonjun asintió, abriendo sus ojos para tratar de convencer al mayor –No– ladeó su cabeza, confundido ante la mirada de Soobin –. No puedo dejarte hacer eso, podrías ponerte en peligro si regresas solo a casa. O... bueno, ¿cómo piensas regresar?

‐Mi amigo me prestó su auto.

–Con mayor razón. No puede ser que pienses conducir así.

–Pero Soob...

Le tomó de las manos, un rostro fingiendo inocencia gritaba por que le cumplieran su capricho. Sin embargo, recibió un rotundo "no".

–Mmh– Yeonjun se quejó, soltó sus manos y se dispuso a caminar a su lado.

𝐓𝐡𝐞 𝐊𝐢𝐥𝐥𝐚 - 𝐒𝐨𝐨𝐣𝐮𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora