Ocho

58 7 0
                                    

–¿Pasa algo?

–Ah, no, no. No pasa nada, lo siento, solo no escuché bien.

Soobin asintió, sonriente como si nada pasara. Al parecer aún no tenía ni idea de lo que le había pasado a la chica. Claro, si es que Yeonjun no se estaba equivocando de Sunhee. Pero, ¿cuáles eran las posibilidades? La Sunhee que él había asesinado y violado era una chica de unos veintidós años de edad, estudiante de medicina en la misma facultad que Choi Soobin y residente en un hospital. ¿Cuántas Sunhee podría haber con casi las mismas características? Las probabilidades de que no fuera la misma chica eran demasiado bajas.

–Sí, aunque hace tiempo que dejamos de hablar, me he enterado de algunas cosas gracias a sus redes sociales, pero nada más. Tal vez más tarde le envie un mensaje.

Yeonjun solo asintió.

Maldición, nunca pensó que una de sus víctimas muertas terminaría estando relacionado con una que aún se encontraba viva. En cualquier caso no le hubiera importado, pero ahora se trataba de Choi Soobin, el único que por primera vez deseaba mantener con vida por un poco más de tiempo.

–Oye Jun, discúlpame pero tengo que irme, tengo un compromiso pronto. Te ayudaré con esto antes de irme.

–Sí, está bien.

El mayor recogió los platos y los llevó al fregadero, encargándose de lavarlos y dejarlos en el escurridor. El agua fría que salía del grifo le entumió las manos, no había agua caliente siquiera en el baño. Las llaves estaban oxidadas y cada puerta rechinaba, el refrigerador con poco mantenimiento y algunos muebles empolvados, como si su dueño en realidad no pasara tanto tiempo en casa.

Tenía algo de sentido, considerando algunas cosas que el joven había mencionado con anterioridad, como el hecho de haber tenido que encargar a su mascota con su madre por la falta de tiempo. Pero, aún así ese seguía siendo su hogar, el lugar donde por más poco tiempo que pasara, debía ser un lugar cálido y reconfortante, uno donde pudieras disfrutar y descansar con tranquilidad. Pero Soobin dudaba de que todo aquello pudiese hacerse mientras la casa se encontraba en tales condiciones.

–Ya, debo irme, Jun.

–¿Quieres que te lleve?

–Oh, ¿en serio?, ¿no te molesta?

–No, tranquilo. Voy por las llaves del auto.

Soobin tomó sus cosas y se encaminó hacia la salida del departamento, esperando por Yeonjun afuera, y una vez que éste salió, ambos subieron al mazda. El auto arrancó, mientras que el mayor indicaba vagamente por qué calles debían ir, sin mencionar un lugar en específico.

El camino fue bastante silencioso, ninguno sin hablar ni comentar respecto a nada, solo era la voz del conductor de noticias que sonaba a través de los altavoces interiores del automóvil. Se registraban temperaturas bajas para los siguientes días y para el siguiente fin de semana una alta probabilidad de lluvias.

Soobin amaba los días nublados y lluviosos, pero ahora se replanteaba la idea de cuánto podía llegar a disfrutarlos. Estaba en días de escuela, a nada de comenzar su residencia y no tenía un medio de transporte seguro, estaba precipitando que todo sería un caos.

Suspiró. Se acomodó sobre el asiento y recargó su cabeza en el respaldo del mismo, girando hacia el lado de su ventana para mirar el paisaje urbano y las calles. Los alrededores pronto comenzaron a volverse familiares.

–Aquí, aquí está bien– indicó de pronto, causando que Yeonjun frenara casi de golpe. Aparcó el auto en la acera de enfrente, confundido.

–¿Aquí?

–Sí, Yeonjun. Supongo que después te hablaré de esto, gracias por traerme.

–¿Quieres que te espere?

–No, no, déjalo así, hay varias cosas que debo hacer, es suficiente con esto. Te agradezco por haberme traído.

–Entiendo.

Si bien había investigado algunas cosas sobre el mayor, ninguno de sus datos coincidía con la razón para estar ahí. Tal vez se debía a que solo había consultado cuestiones relacionadas a lo que hacía Choi Soobin con su vida; quién era como persona, y había pasado por alto investigar a su círculo social.

–Regresa con cuidado, te hablaré más tarde.

–Sí, igual tú.

–Nos vemos.

Encendió nuevamente el motor del auto, avanzando a una velocidad lenta mientras se alejaba de a poco y por el retrovisor observaba a Soobin adentrarse al inmenso y fúnebre jardín.

Miró por última vez cuando retornó y volvió a pasar frente al lugar, para luego perderse entre la multitud de autos en la avenida principal.

"Cementerio Nacional de Seúl"


"Cementerio Nacional de Seúl"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐓𝐡𝐞 𝐊𝐢𝐥𝐥𝐚 - 𝐒𝐨𝐨𝐣𝐮𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora