Capítulo Cuatro: ¿Qué pasará cuando...?

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Hablar de miedos universales siempre es complicado. ¿Realmente hay algo que pueda asustarte, sin importar de dónde provengas, quién eres, o qué es lo que crees? ¿Arañas, payasos, serpientes, la oscuridad o las alturas, hay algo que realmente pueda asustarnos a todos por igual?

Probablemente no. Aunque, en lo personal, estoy seguro de que el futuro podría ser un miedo universal con las cualidades perfectas para ser la excepción a esta regla. No importa si ya lo has superado, si aún vives bajo ese temor, o si aún no lo has experimentado. Absolutamente todos los seres humanos han tenido (o tendrán) temor del futuro en algún momento de sus vidas.

Para Aidan, esto era el pan de cada día. A menudo envidiaba a aquellas personas que podían vivir de forma tan cómoda y relajada, como si el futuro jamás fuese a llegar a sus puertas de imprevisto. Constantemente se cuestionaba todas y cada una de sus acciones, lo cual, era realmente agotador al final del día. Ésta vez, el pináculo de su ansiedad se debía al servicio profesional que tenía que ejercer para poder graduarse de la universidad.

A pesar de que había orientado sus preferencias lo más específicamente posible, no estaba en sus manos elegir el sitio de prácticas. La universidad se encargaría de concretar un contrato de servicios profesionales con empresas o instituciones similares a las establecidas por Aidan. En el mejor de los casos, tendría la oportunidad de trabajar con alguno de ellos. En el peor de los casos, todas y cada una de las empresas e instituciones se negarían, y sería desplazado a un sitio cualquiera, donde probablemente terminaría sirviendo cafés, o arreglando impresoras descompuestas.

El castaño estaba ensimismado en sus pensamientos, con el rostro sumergido en la pantalla de su computadora. Cole se paseaba aburrido entre su habitación, el comedor y la sala, observando a Aidan de reojo.

- Ya deja de poner tu total atención a eso, Aidan. Da igual donde te pongan.

- No da igual, Cole. Esto podría abrirme puertas de oportunidades laborales o cerrármelas. - El castaño sentía un vuelco en el corazón cada vez que actualizaba la página escolar en su navegador y observaba un nuevo "Denegado" en la pantalla con letras rojas. Había seleccionado casi cincuenta sitios diferentes, sabiendo que entre más amplio fuera su repertorio de opciones, tendría mayores probabilidades de quedar en un lugar de su agrado.

- Puedo hacer que mi padre te dé trabajo en su empresa. - Cole se encogió de hombros.

- En realidad... quisiera dedicarme realmente a lo que estudié. Tu padre me ofreció llevar su agenda y ser su asistente, lo cual agradezco mucho pero... - Aidan hizo una mueca incómodo - ¿Que pasará cuando busque algo más... centrado en mi carrera, y no tenga ni la más mínima experiencia?

- La obstinación no te llevará a ningún lado, cariño. - Cole lo miró con cierta molestia.

- No soy obstinado. Solo... quiero hacer algo que me guste, ¿sabes? Llevar una agenda y asistir en los detalles de la vida privada de tu padre no es precisamente lo que yo llamaría "pasión" o "vocación" - Aidan sonrió con dulzura, intentando no profundizar demasiado en el tema.

Cole puso los ojos en blanco.

- Escucharte hablar es como leer un cuento de hadas. Lleno de fantasía, prados llenos de flores y finales felices absurdos. Pero, como tu quieras. Cuando no encuentres nada, ese puesto seguirá siendo tuyo. - Aidan miró al suelo incómodo. ¿De verdad su novio no era capaz de verlo teniendo éxito? Cole cerró la puerta de la nevera mientras sacaba un bote de helado, mirándolo por unos segundos de forma dubitativa. - ¿Es sin grasa?

- Cole, es helado. - El moreno hizo en gesto de no entender. - Tiene azúcar y está hecho a base de leche. Por supuesto que tiene grasa, sólo cómetelo y disfrútalo, no va a pasarte nada. - Sonrió.

ADAM [ Romance Gay +18 ] (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora