Capítulo Catorce: A un beso...

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Pienso que uno de los peores sentimientos por los cuales puede pasar un ser humano, es el sentimiento de perder algo que, en realidad, nunca se tuvo. Todo ese anhelo, esa emoción que escaló en cuestión de segundos se desvanece con el peor de los vacíos en un fugitivo instante. No hay ni habrá nada, y la peor parte, es que en realidad, nunca hubo algo.

Es como una ilusión, que se forma frente a nuestros ojos, con el único fin de desaparecer en el momento preciso en el que creeemos que nos encontramos más cerca que nunca. Por la calle que rodeaba el Nuit Folle se podía escuchar ese característico ruido nocturno. Las ruedas de los autos al pasar cerca del andén, la forma en la que cortaban el cruce del viento con sus cuerpos de metal. Se escuchaban pasos, la gente alrededor hablando de sus días, de lo malos o lo buenos que habían sido. Pero para Adam, en ese momento, solo existía el silencio.

Había demasiado ruido en su cabeza. Ruido que había logrado silenciar años atrás, y ahora, ni siquiera sus oidos eran capaces de prestar atención a su alrededor. Pensándolo bien, ¿Qué tenía en la cabeza?

Era estúpido pensar que después de todo lo que había pasado, Aidan podría llegar a quererlo de la forma en la que él ansiaba que lo quisiera. Era un idiota por haberlo si quiera imaginado. Nunca había entendido el atractivo que podía llegar a tener otro hombre, nunca lo hizo hasta que observó a ese pequeño y asustado castaño sonreirle en el bar. Era absurdo. De repente ya no sabía quien era. ¿Por qué era tan problemático? Si el único que lo juzgaba, era él mismo.

No sabía como actuar. No tenía idea de qué hacer, o qué decir. Sentía el nerviosismo apoderarse de sus acciones, y adueñarse de sus pensamientos y en lugar de actuar con torpeza, decidía guardar silencio y asentir con la cabeza. Estaba asustado, eso estaba claro, pero el problema radicaba en que no podía encontrar la verdadera razón. Ninguna lograba convencerlo por completo.

Respiró, sintiendo el humedecido aire despeinar su cabello con fuerza. Odiaba eso, por Dios, odiaba los fuertes ventarrones que lo despeinaban y odiaba sentirse así. Sentirse solo, sentirse un fracaso.

Había sufrido, y mucho. Evangeline había sido su primer y único amor. No tenía más experiencias. No hubo alguien antes o después de ella. Siempre habían sido ellos dos, incluso cuando no lo sabían, eran únicamente ellos dos y nadie más. Había sido su mejor amiga durante toda la infancia, y cuando crecieron, aquello que había nacido como una genuina amistad, poco a poco se convirtió en el más puro amor. No era facil de explicar, mucho menos de entender. Estaba completo con ella, y ahora, había una mitad extraviada que nunca pudo volver a encontrar.

Observó el cielo nocturno, nublado con tristes y grises nubes que amenazaban con romper a llorar sobre la tierra en cualquier momento. El sonido de un trueno, a lo lejos, apuró a los transeúntes para que se resguardasen del diluvio que no tardaría en descender.

Era imposible que hubiera secretos entre ellos. Se conocían de una forma tan honesta y profunda, que en lugar de infundar temor en su corazón, lo llenaba de seguridad y esperanza. El sol salía y se escondía con su compañía, y cada momento, feliz o triste, era bello en sí mismo. Evangeline era la diosa a la que Adam rezaría por la eternidad si hubiera podido, la diosa a la que dedicaría su devoción y adoración sin pensarlo dos veces. Ella era todo para él, y él lo era para ella.

Si cerraba los ojos y se concentraba lo suficiente, aún podía verla frente a él. Pensar que algún día olvidaría por completo su voz le aplastaba el corazón entre los dedos del dolor. Si se esforzaba lo suficiente, podía revivir cada instante a su lado. Sabía, que si la evocaba con frecuencia, su recuerdo no moriría.

Se arrepentía muchísimo de no haberse aferrado lo suficiente a esos momentos que ahora eran solamente una remembranza del pasado. Jamás tendría la ocasión de volver a besar sus labios, de acariciar su rostro una vez más, y de rogarle su perdón. Quería pedirle perdón, por no haber sido suficiente para ella. Daría lo que fuera por al menos, tener la oportunidad de despedirse. Pero era imposible. Lo que sucedió, ya era parte del pasado, y no había nada que él pudiera hacer para arreglarlo.

ADAM [ Romance Gay +18 ] (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora