Capitulo 2

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El viaje en carruaje desde Londres hasta Noruega fue largo y agotador. Penélope Featherington y su prima Eunice Pembroke compartieron el estrecho espacio del carruaje, mientras el paisaje cambiaba lentamente de las verdes campiñas inglesas a las montañas nevadas de Noruega.

El traqueteo del carruaje y el frío invernal creaban un ambiente opresivo, que solo intensificaba los sentimientos de Penélope. Ella miraba por la ventana, perdida en sus pensamientos, mientras Eunice la observaba con preocupación.

—Penny —dijo Eunice suavemente, rompiendo el silencio—, sé que todo esto ha sido muy difícil para ti. Pero quiero que sepas que estaré contigo en cada paso del camino.

Penélope suspiró, sintiendo el peso de las lágrimas amenazando con derramarse nuevamente. Giró la cabeza para mirar a su prima, encontrando en sus ojos verdes una calidez que había anhelado desesperadamente.

—Gracias, Eunice. —Su voz temblaba con la emoción contenida—. Estoy tan cansada de todo. Siempre he sido el hazmerreír de la alta sociedad londinense. Mis vestidos, mi figura, mi torpeza... Siempre me han tratado como si fuera una broma.

Eunice tomó la mano de Penélope, apretándola con firmeza.

—No eres una broma, Penny. Eres una mujer maravillosa y fuerte. No dejes que las palabras crueles de otros te definan.

Penélope soltó una risa amarga, sacudiendo la cabeza.

—¿Cómo puedo no dejar que me afecte? Siempre he sentido que no soy suficiente. No soy tan hermosa como las demás, ni tan encantadora. Ni siquiera soy capaz de ganarme el respeto de los demás. Solo... solo quiero ser aceptada por quien soy, pero parece que eso nunca será posible.

Eunice la miró con una determinación que solo una verdadera amiga y familia puede tener.

—No te preocupes, Penny. Sé que ahora parece que el mundo está en tu contra, pero esto es solo un capítulo más de tu vida. Noruega te ofrecerá una nueva oportunidad para encontrarte a ti misma, para descubrir lo fuerte y valiosa que eres. Aquí, lejos de los juicios y expectativas de Londres, podrás ser quien realmente eres.

Penélope asintió lentamente, sus lágrimas empezando a secarse. Las palabras de su prima eran un bálsamo para su corazón herido.

—Gracias, Eunice. Necesitaba escuchar eso. Quiero creer que todo saldrá bien, que este cambio realmente será para mejor.

Eunice sonrió, irradiando una confianza tranquila.

—Y así será. Vamos a construir una nueva vida juntas, Penny. Una vida donde puedas brillar con tu propia luz. Te prometo que todo saldrá bien.

El carruaje continuó su viaje a través del paisaje invernal, llevando a Penélope hacia un nuevo comienzo. Mientras las montañas noruegas se alzaban a lo lejos, ella sentía una chispa de esperanza encenderse en su interior. Con el apoyo de su prima y la promesa de una nueva vida, Penélope comenzaba a creer que tal vez, solo tal vez, todo realmente podría salir bien.

Al llegar, sus ojos se abrieron impresionados por la fortaleza de madera que se presentaba ante sus ojos, el hogar de su prima estaba en Bergen, capital del comercio del lugar; a pesar de eso, nada parecía demasiado saturado, casas hermosas que dejaban ver el enorme lago donde se podían ver hombres trabajar, la bella vista a las montañas imponentes a sus lados.

–Señorita Featherington, es un placer tenerla en la casa, permítame hacerle un recorrido, si va a pasar aquí hasta el inicio de temporada, deberá conocer el hogar. – Dijo Ingrid, una mujer bastante mayor cuya mirada denotaba dulzura, solo la había visto en el pasado una dos veces, pero debía admitir que no había cambiado en nada. – O no sé si prefiere descansar y cenar algo, el viaje tuvo que ser agotador.

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