Ace estaba cansado de su padre, era un bueno para nada que estaba arruinando su futuro hundiéndolo en la pobreza.
Sabo no podía soportar las injusticias que cometía su familia, se sentía asqueado de solo pertenecer y llevar aquel apellido tan corru...
Luffy había pasado todo el viaje riendo, disfrutaba del viento en su cara, la sensación de libertad que le proporcionaba viajar a una velocidad no recomendada, escuchaba los gritos de regaño de Izou al principio, pero cuando entraron en carretera abierta ambos hermanos subieron la velocidad de forma monstruosa, sin preocuparse por otros vehículos o peatones, no había ninguno de los dos de todas formas. A Luffy le encantó, puede que se comprara una cuando tuviera la oportunidad.
Se desanimó un poco cuando empezaron a bajar la velocidad, el viaje había terminado.
—Bien, llegamos. —Izou soltó un suspiro de satisfacción, señalando el cartel que había frente suyo. "Baltigo"
—Nosotros no podemos entrar sin permiso, cosas políticas. —Anuncio Thatch con una sonrisa triste. —Espero que te vaya bien en tu viaje chico, realmente me agradas.
—Shishishi, gracias. Si no fuera por ustedes no hubiera llegado tan rápido.
El corazón del castaño se estremeció un poco al oír aquello. ¡Luffy era tan agradable! —Luffy, quiero que tengas mi numero, llámame si estás en problemas.
—Oh, está bien, gracias Thatch. —Respondió el azabache, pasando su celular para que el mismo se agregara. Cuando terminó de hacerlo le pasó el teléfono a su hermano, Izou alzó una ceja en señal de sorpresa al ver la cantidad de contactos que tenía el chico.
—Pareces que eres un tipo popular. —Dijo con una risita divertida, siendo correspondido con la risa de los demás.
—¡Adios Luffy!—Gritaron ambos hermanos, encendiendo sus motos, dejando un rastro de polvo al irse. Con la carcajada del azabache de fondo.
—¡Thatch, ese chico te supera por mucho! Más de doscientos contactos. —Grito el de aspecto de Onnagata.
—¡Bueno, no me sorprende de un tipo como él! Ya quiero contarle a papá sobre nuestra aventura.
La risa del pelinegro hizo contraste con el viento. —¡Yo también!
Luffy aún tenía una sonrisa después de ver a sus nuevos amigos despedirse. Sin duda estaba ansioso por poder verlos de nuevo, aunque eso tendría que esperar un poco, ahora la verdadera aventura empezaba, así que con todo el ánimo del mundo empezó a caminar hacia Baltigo.
Fue retenido después de cien metros. Nadie entraba a Baltigo tan fácilmente...
—¡Documentos! —Exige un tipo de cabello morado con aspecto llamativo.
—¿Documentos? —Luffy frunció el ceño al escuchar aquella exigencia, recordaba vagamente que su abuelo lo había obligado a hacer trámites aburridísimos, pero la mayor parte del tiempo no prestó atención a lo que decían o hacían. Se palmeó los bolsillos, encontrando un dulce medio derretido, que se comió, su celular con una pantalla lamentable. La nota con la dirección junto con la foto, nada más.
Recordó un tanto triste que era Robin quien se encarga normalmente de ese tipo de situaciones, si ella estuviera aquí no tendría que pasar tantos dolores de cabeza... Aunque con el recuerdo de su amiga también vino la información que le dijo.
—Luffy, me preocupa un poco tu situación si alguna vez tuvieras que viajar solo. Los papeles son importantes, no los puedes perder.
—¿De qué hablas Robin? ¡Siempre vamos a estar juntos! Así que te encargaré de eso por el resto de nuestras vidas.
—Fufufu,realmente espero eso, pero si en algún momento no estuviera contigo, entonces guarda esto en el bolsillo de tu sombrero. Ciertamente la idea de Nami es muy conveniente.
—Está bien.
Luffy agarra su sombrero y abre el pequeño espacio que hay dentro de él, sacando unos papeles doblados. —¿Te refieres a esto? —Dijo con una sonrisa inocente en la cara.
El hombre agarra los papeles con algo de incredulidad. —Uhm..—Suelta una risita al ver la firma del chico, "¡Yo!" —¿Qué pasa con esa firma? Los jóvenes de ahora son excéntricos.—Murmura para sí mismo, sin recibir respuesta. Bueno, al menos no parecía ser algún espía del gobierno.
Un momento ¡Conocía ese apellido!
—¿Monkey D. Luffy? —Abre la boca cual pez, no podía creer lo que había leído, miró fijamente al chico. —¿Tienes diecisiete? Oh... ¿De casualidad me puedes decir el nombre de tu padre?
—¿Uh? Yo no tengo... ah, sí tengo. Se llamaba... uh, ¿papá?
—... ¿Tienes una foto de él?
—¡Sí! Mira. —Saco la foto con una sonrisa. Este parecía haber visto un fantasma.
—¡¿Eres el hijo de Dragon-boy?! —El hombre gritó tan fuerte que hizo que se tapara los oídos.
—Que ruidoso...
—Ah... aH...¡Ah! ... ¿Vienes a visitarlo? ¡No puedo creer que nunca me haya dicho que tenía un hijo! Me siento tan indignado y ofendido ahora mismo. Mi nombre es Emporio Ivankov, déjame acompañarte, quisiera hablar un par de cosas con Dragon.
—Está bien.
¡Qué simple!
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