Celos

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Elisa y Julia decidieron salir de fiesta con sus amigas para celebrar la victoria del PSG. Habían tenido una semana intensa de entrenamientos y partidos, y una noche de diversión y relajación era justo lo que necesitaban. Se pusieron sus mejores atuendos: Julia lucía un vestido ajustado negro que resaltaba su figura esbelta, mientras que Elisa optó por un conjunto más casual pero igualmente atractivo.


La música retumbaba en el club, y el ambiente estaba cargado de energía. Elisa y Julia se movían al ritmo de la música, disfrutando del momento, cuando un chico alto y musculoso se acercó a Julia.


"Hola, ¿te puedo invitar a un trago?", dijo el chico, con una sonrisa confiada.


Julia sonrió educadamente, pero antes de que pudiera responder, Elisa intervino, sintiendo una oleada de celos. "Lo siento, pero ella ya está con alguien".


El chico la miró de arriba a abajo, claramente sorprendido por la reacción de Elisa. "Solo es un trago, relájate".


"Ya dije que no", replicó Elisa, con un tono más firme. Julia notó la tensión y puso una mano en el brazo de Elisa para calmarla.


"Tranquila, Elisa. No pasa nada", dijo Julia suavemente.


El chico no parecía dispuesto a rendirse tan fácilmente. "Vamos, solo es un trago. No hay necesidad de ponerse así".


Elisa dio un paso hacia adelante, enfrentándose al chico. "No lo entiendes. Ella está conmigo. Así que mejor búscate a alguien más".


El chico levantó las manos en señal de rendición, pero su expresión mostraba que no estaba del todo convencido. "De acuerdo, como digas".


Julia suspiró mientras el chico se alejaba. "Elisa, no era necesario que te pusieras así. Yo puedo manejar esas situaciones".


"Lo sé, pero no puedo evitarlo. Me pongo celosa", admitió Elisa, mirando a Julia con ojos llenos de emociones conflictivas.


Julia acarició suavemente la mejilla de Elisa. "Vamos a casa. Necesitamos hablar de esto".


Salieron del club y tomaron un taxi de regreso a su apartamento. Durante el trayecto, el silencio entre ellas era pesado, cargado de tensión y expectativas. Al llegar, subieron rápidamente las escaleras y entraron en su hogar.


"Elisa, sé que te pones celosa, pero no tienes por qué preocuparte", comenzó Julia, sentándose en el sofá.


"No es tan simple, Julia. Cuando veo a otros coqueteando contigo, me vuelvo loca. No puedo soportar la idea de perderte", respondió Elisa, empezando a pasearse por la sala.


Julia se levantó y se acercó a Elisa, deteniéndola y obligándola a mirarla a los ojos. "Elisa, escúchame. Yo soy tuya. Solo tuya. Nadie más me interesa. ¿De acuerdo?".


Elisa la miró, viendo la sinceridad en sus ojos. "¿De verdad?".


"Sí, de verdad", afirmó Julia, acercándose más y tomando el rostro de Elisa entre sus manos. "Y te lo voy a demostrar ahora mismo".


Sin previo aviso, Julia la besó apasionadamente. Elisa respondió al beso, sintiendo cómo la tensión se desvanecía y era reemplazada por un ardor que recorría su cuerpo. Julia la empujó suavemente hacia el sofá, haciendo que Elisa se sentara.


"Voy a demostrarte cuánto te amo", murmuró Julia, mientras comenzaba a desvestir a Elisa, desabrochando su camisa y deslizando las manos por su torso desnudo.


Elisa jadeó ante el contacto de las manos de Julia. "Julia...".


"Shh, déjame hacer esto", susurró Julia, besando el cuello de Elisa y bajando lentamente.


 "Quiero que sientas cuánto te deseo".


Elisa cerró los ojos, disfrutando de las caricias y los besos de Julia. Sentía cómo la necesidad y el deseo aumentaban con cada segundo que pasaba.

Julia bajó aún más, desabrochando el pantalón de Elisa y deslizando sus dedos por la piel suave. "Eres tan hermosa, Elisa", dijo Julia, mirándola con deseo.


Elisa gimió suavemente, incapaz de resistirse a las atenciones de Julia. "Julia, por favor...".


"Te quiero, Elisa. Te quiero tanto", dijo Julia, antes de besarla de nuevo, sus cuerpos encontrándose en una danza de pasión.


Elisa tiró de Julia, haciéndola subir de nuevo hasta que sus labios se encontraron en un beso feroz. "Yo también te quiero, Julia. Te quiero más que a nada en este mundo".


Las palabras encendieron aún más el fuego entre ellas. Julia se deshizo de su propio vestido, quedando completamente desnuda. Elisa la miró, maravillada por su belleza.


"Ven aquí", dijo Elisa, atrayendo a Julia hacia ella. "Quiero sentirte cerca".


Julia se acomodó sobre Elisa, sus cuerpos encajando perfectamente. "Nunca te dejaré, Elisa. Eres todo para mí".


Elisa sonrió y la besó profundamente, sus manos recorriendo cada centímetro del cuerpo de Julia. "Eres mía, Julia. Solo mía".


"Y tú eres mía", respondió Julia, moviéndose lentamente, creando un ritmo que las llevó a ambas al borde de la locura.


La pasión y el deseo llenaron la habitación, susurros y gemidos mezclándose con el sonido de sus respiraciones aceleradas. Se amaron con una intensidad que parecía no tener fin, cada toque, cada beso, reforzando el vínculo que compartían.


Finalmente, exhaustas pero satisfechas, se recostaron una junto a la otra, sus cuerpos todavía temblando por el éxtasis. Julia se acurrucó en los brazos de Elisa, sintiendo la seguridad y el amor que siempre encontraba allí.


"Gracias, Julia", susurró Elisa, besando la frente de su novia. "Gracias por demostrarme cuánto me amas".


"No tienes que agradecerme nada. Te amo, Elisa. Y siempre te amaré", respondió Julia, cerrando los ojos y dejándose llevar por el cansancio.


Elisa la abrazó más fuerte, sintiendo cómo la calma volvía a sus corazones. Sabía que, pase lo que pase, siempre tendrían ese amor inquebrantable que las unía. Y con eso, se sintió más segura y feliz que nunca.

De rivales a  AmantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora