Juanjo vive agobiado por su trabajo, así que su mejor amiga, Bea, insiste en organizarle una cita a ciegas, esperando que eso consiga distraerle.O, un AU en el que Martin y Juanjo nunca se presentaron a OT, pero el destino tiene una forma curiosa de encontrar su lugar.
...
"Estoy bien." Murmura entre dientes, llevándose la cerveza a los labios. Puede ver como sus palabras no convencen en absoluto a la chica enfrente suya.
"Repítetelo hasta que te lo creas, supongo." Es todo lo que dice a modo de respuesta Bea.
No puede contener la expresión de fastidio que eso le provoca; Bea siempre ha tenido la mala costumbre de actuar más como una madre que como una amiga.
"Mira, es viernes, he tenido una semana de mierda y todo lo que quiero es tomarme unas cervezas tranquilo sin tener que plantearme toda mi vida, coño ya." La frase sale atropellada por su propia falta de contención.
No sabe ni porqué se justifica.
"Lo único que digo es que estaría genial si en vez de ahogar tu frustración en alcohol y una excesiva cantidad de tabaco, buscaras algo que..."
"¿Algo que qué? Y no me tires de la lengua, que los dos sabemos que de entre los dos yo no soy el que va más al estanco, eh." Se reclina sobre la silla de la terraza inconscientemente, cruzándose de brazos. Las gafas de sol tapan la mirada de hastío que dirige hacia la chica.
"No sé, Juanjo, ¿cuándo fue la última vez que tuviste una cita?" Bea apoya sus codos sobre la mesa, el calor ha empezado a hacerse notar en Madrid y puede notar cómo la piel de sus muslos se pega a la silla.
Juanjo no se digna a merecer la pregunta con una respuesta, limitándose a soltar un bufido de desacuerdo.
"Lo digo en serio."
"Que tú y Claudia no sepáis vivir la una sin la otra no significa que los demás tengamos que estar deprimidos sólo por estar solteros." Se queja, volviendo a tomar otro sorbo de cerveza, planteándose cuánto tiempo más ha de esperar antes de poner alguna excusa para salir huyendo.
"Excepto que estás deprimido." Dice Bea, imitando su gesto y bebiendo. "Y soltero."
"Tampoco es como que tenga muchas oportunidades de conocer gente últimamente." Es verdad, desde que empezó a trabajar no ha tenido tiempo para nada que no sea correr de un lado de Madrid a otro, exasperado por su incapacidad para sacar adelante los proyectos de la empresa.
Ingeniería Naval nunca había sido su sueño. Tampoco lo era la empresa de diseño naviero a la cual había acabado invirtiendo toda su existencia.
Pero tenía un sueldo más que envidiable y podía permitirse vivir sólo en la capital. No muchos chavales de veintiséis años podían decir eso.
Así que, su felicidad momentánea y su falta de motivación habían pasado a segundo plano.
"Pues deja que te presente yo a alguien." Insiste Bea.
No es la primera vez que hace esa misma proposición. Juanjo ha perdido la cuenta de la cantidad de veces que la chica ha repetido esas mismas palabras a lo largo de los últimos meses.
La cosa es, sinceramente, que Juanjo nunca ha querido una relación.
No es ese tipo de persona. Siempre se ha caracterizado por su humor arisco y su capacidad para hacer amigos hasta debajo de las piedras. Pero ya está. Amigos.
Le aterra, de cierto modo, la vulnerabilidad e intimidad que exigirían de él una relación. Ha visto las consecuencias, aún no habiéndolas vivido nunca de primera mano.