CAPÍTULO 1

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Martin estaba en el ave de vuelta a Madrid. Ese lugar que tanto había echado de menos durante los últimos casi dos años. Se había mudado con el que era su novio a Valencia pero tras los últimos acontecimientos sabía que debía volver. Había pasado allí unos cuantos meses antes de irse y había conocido a personas que a día de hoy seguían siendo sus mejores amigos.

Miraba por la ventana viendo la vida pasar delante de sus propios ojos mientras asimilaba todo lo que su vida había cambiado durante ese tiempo, no podía haber estado tan ciego para no darse cuenta de las cosas pero si ahora sido así. Saco su teléfono y escribió en el grupo de sus amigos que estaba llegando ya y que esperaba verlos pronto.

No todo podía ser fácil en esta vida.

El vasco llegó a Madrid y cogió un taxi que lo dejaría en el que era su nuevo piso. Anteriormente, vivía con una de sus mejores amigas, Ruslana, pero cuando este decidió mudarse por el trabajo de su ex pareja ella no quería vivir sola y Chiara le ofreció irse a vivir con ella y aceptó. Martin sentía que lo habían abandonado a su suerte pero también tenía claro que en parte todo había sido culpa suya por haberse ido.

Llegó al piso y dejó los maletas en la habitación para tirarse boca arriba en la cama y suspirar. Estaba agotado del viaje y de tanto pensar. Su teléfono sonó avisando de que le acababa de llegar un mensaje.

Sonrió al ver que eran sus amigas pidiéndole si podían pasarse por el piso en un rato junto con Paul. Con una sonrisa aceptó porque los había echado muchísimo de menos y quería verlos cuanto antes aunque eso implicara que se quedaran a cenar como hacían antes y no poder descansar hasta que llegara la noche. Les mandó la ubicación del nuevo piso y apago el móvil.

Mientras esperaba a que sus amigos aparecieran por el piso se dedicó a ordenar un poco el armario con lo que traía en las dos maletas hasta que le llegará todo lo demás. Tras una larga hora tocaron al timbre y sonrió mientras se acercaba a la puerta.

— ¡Marts! — Chiara fue la primera en lanzarse a abrazar al vasco que la recibió con los brazos abiertos mientras veía como la pelirroja los miraba negando con la cabeza y una sonrisa dibujada en los labios. — Te he echado mucho de menos, Rus no me entiende como tú. — Explicó la inglesa mientras se separaba para dejarle paso a la otra chica.

— ¡Oye! Que te estoy escuchando. — Se quejó Ruslana mientras abrazaba a Martin. — Yo también te he echado de menos, no te diré la de veces que he estado a punto de mandar a Kiki a tomar por saco, no soporto lo desordenada que es por dios. — La pelirroja se separó y observo a la inglesa cruzada de brazos.

Martin soltó una carcajada ante el pique de sus mejores amigas y sonrió negando con la cabeza.

— No hay manera con vosotras eh. Yo también os he echado mucho de menos chicas. — El chico cerró la puerta del piso y empezó a caminar hacía el salón. — Anda, venid.

Los tres amigos estuvieron charlando un buen rato sentados en aquel sofá del nuevo piso del vasco.

—Pues este piso me gusta mucho más que el que compartíais. — Comentó Chiara mientras observaba todo a su alrededor.

— Tiene mucha más luz natural y es más amplio que el otro, es lo que más me llamó la atención. — Dijo Martin algo pensativo. — Aunque ahora vivo solo y me había acostumbrado a vivir con alguien más, es nuevo para mí. — Sonrió nostálgicamente mientras recordaba algunos momentos de la convivencia con Ruslana.

— Déjate de tonterías porque sabes que si nos llamas nos tienes aquí en nada. — Rus le pasó un brazo por el cuello mientras hablaba para darle a entender que ellas estarían siempre que las necesitará.

Melodías de un bar - JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora