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Tirado en el sofá de JuYeon frente al televisor, JaeHyun nunca había estado tan distraído en su vida, mientras miraba jugar a su equipo favorito. Simplemente no podía concentrarse. Que los Azules estuvieran perdiendo probablemente tampoco ayudaba, pero aún así. Estar con su mejor amigo, últimamente no era fácil. Nunca sabía qué esperar. Con su visión periférica, podía ver a JuYeon haciendo unos retoques finales al proyecto en que estaba trabajando.

JuYeon cerró el Photoshop, frotando sus cansados ojos. Miró a JaeHyun.

—¿Un buen juego? —dijo. Miró las marcaciones y sonrió—. ¿Están perdiendo de nuevo?

—Vete a la mierda —se quejó JaeHyun, lo que sólo provocó que JuYeon sonriera más ampliamente. Sí, está bien –JaeHyun sabía que se ponía ridículamente sensible cuando su equipo favorito perdía, y dado que su equipo favorito era el menos favorito de JuYeon, tenían algunas discusiones espectaculares cuando jugaba el Chelsea.

—Ey, no dije nada —dijo JuYeon, parándose y acercándose. Empujó las piernas de JaeHyun y se dejó caer en el sofá, estirándose como un gracioso gato grande.

JaeHyun desvió la vista y puso los pies en el regazo de JuYeon. Se maravillaba de lo normal que parecía todo, mientras que ya no quedaba nada normal en su amistad.

—Regodearte no es agradable, sabes.

JuYeon se encogió de hombros y puso su brazo sobre el respaldo del sofá.

—Eso es lo que les pasa por ser un equipo de un solo hombre. Un equipo no debería depender tanto de un único jugador. Es patético cómo han estado perdiendo todos los partidos desde que se lesionó Na ChangMin. Estará fuera por dos meses más y, a este paso, el Chelsea será el último de la tabla para cuando se recupere.

JaeHyun frunció los labios.

—Si JaeMin todavía jugara, no habrían tenido este problema. Es casi tan brillante como ChangMin y podría haberlo reemplazado con facilidad.

JuYeon se rió entre dientes.

—¿Casi? Si se entera JaeMin, te va a patear las bolas.

Eso hizo que JaeHyun sonriera.

—Tal vez pueda convencer a JeNo para que haga magia con JaeMin y consiga que regrese a las canchas.

—Es demasiado pronto para que JaeMin vuelva a jugar —dijo JuYeon, negando con la cabeza—. JeNo me dijo que llevaría alrededor de un año y sólo han pasado ocho meses. La pierna de JaeMin aún no está bien como para jugar profesionalmente. JeNo es optimista, pero ¿quién sabe? Puede que nunca esté lo suficientemente bien.

—Sí, lo sé —dijo JaeHyun, volviendo la mirada al televisor—. Y de todos modos, JaeMin no parece demasiado ansioso por volver a estar bajo los reflectores. Para un futbolista estrella, estar en una relación homosexual estable no es fácil. Además, JaeMin ni siquiera necesitaba volver a trabajar un día en su vida si no lo quería: su corta, pero increíblemente exitosa carrera futbolística, lo había hecho millonario.

—Todavía es joven y puede elegir cualquier otra carrera —dijo JuYeon, dándole una mirada significativa.

JaeHyun suspiró.

—No empieces, JuYeon. No odio trabajar con papá. No me encanta, pero está bien.

—Podrías ir a una escuela de arte —dijo JuYeon—. Te encanta dibujar.

—No soy tan bueno —JaeHyun dijo recordando la mueca burlona en el rostro de su padre cuando le había contado sobre esa ambición hace años.

—Mis huevos —dijo JuYeon—. Te he visto dibujar. Eres muy bueno, especialmente dibujando retratos.

𝗦𝗚, 05. 𝗖𝗢𝗡𝗙𝗨𝗦𝗜𝗡𝗚 | 𝗝𝘂𝗝𝗮𝗲 (𝗧𝗕𝗭) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora