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Una hora después, JuYeon miraba a JaeHyun sentado en el suelo de la sala de su casa, apoyado en el sofá.

La mirada vacía de JaeHyun estaba fija en el techo, sus manos cerradas alrededor de una botella de vodka como si fuera su salvavidas.

—Deja de mirarme —dijo JaeHyun, sin mirarlo—. Bebe conmigo. Me siento todavía más patético bebiendo solo.

JuYeon tomó una botella para sí mismo y se sentó junto a JaeHyun, presionando sus hombros juntos. Abrió la botella, pero no bebió.

—No digas eso. No eres patético.

—Me siento bastante jodidamente patético —dijo JaeHyun, con su vista aún en el techo. JuYeon veía la manzana de Adan de Jae subir y bajar mientras que murmuraba—. Un completo fracasado en todos los frentes —tomó un trago de su botella, sus pálidas pestañas ocultando su expresión—. ¿Sabes cuál es la peor parte? Yo pienso: ¿Cuál es el punto en ir contra él? Si tuviera algo por lo que luchar, lo haría. Pero no lo tengo —sonrió—. Por lo menos haré feliz a alguien si me caso con Tzuyu y continúo con la línea de lamentables aristócratas amargados y obscenamente ricos.

—No digas eso.

JaeHyun lo miró un largo rato, con los ojos demasiado brillantes.

—Pero es verdad —dijo en voz baja—. Soy una decepción para todos. Para papá, porque no soy como él… o como JaeMin —JaeHyun rió—. Sabes, es gracioso. Un par de veces pensé que JaeMin habría sido mucho mejor Lee que yo, y ahora... ahora tengo un hermano que probablemente me odia y un padre que secretamente desea que yo hubiera sido el bastardo —miró a sus dedos de los pies descalzos—. Ni
siquiera puedo hacer la cosa gay bien. Cagué incluso eso, cuando me enamoré del único hombre que nunca podría tener.

JuYeon apartó la mirada por un momento, poniendo su botella a un lado.

—Hyunnie…

—Sabes que tengo razón —dijo JaeHyun con una pequeña sonrisa—. Y papá tiene razón: algunas cosas son sencillamente imposibles. Debemos hacer lo que debemos.

—Cágate en tu padre.

—No, gracias. No estoy en ese tipo de cosas —JaeHyun se carcajeó de su propia broma, y luego se echó a reír, pero pronto el borde afilado de su risa histérica se volvió doloroso de escuchar.

JuYeon apretó la mandíbula. No era una buena idea para consolarlo mientras que JaeHyun estaba tan emocionalmente comprometido ya; él lo sabía. Pero su corazón no estaba de acuerdo. JaeHyun lo necesitaba, más que nunca, y eso sacó a flote cada instinto protector en él… y en lo que refería a JaeHyun, JuYeon tenía demasiado de ellos.

Siempre supo que su cariño por JaeHyun era un poco raro, un poco excesivo, un poco demasiado posesivo y protector. Incluso si no tenía nada, quería darle a JaeHyun todo, adicto a la sensación de cuidarlo. JuYeon había admirado a NaYeon en todo sentido, por ser independiente y negarse a pertenecerle a nadie más que a sí misma, con JaeHyun era todo lo contrario: a JuYeon jodidamente le encantaba que lo necesitara. Y ahora, contra su mejor juicio, sus propios instintos le demandaban hacer lo necesario para que JaeHyun se sintiera mejor, a pesar de saber que, en el largo plazo, su intervención podría –lo haría– herir más a JaeHyun.

Pero joder, no podía seguir viendo esto.

Suspirando, JuYeon jaló a JaeHyun acercándolo y lo envolvió con sus brazos. La risa de JaeHyun se desvaneció. Hizo un ruidito suave y se dejó caer contra JuYeon, prácticamente fundiéndose en el abrazo. JuYeon se quedó mirando la platinada cabeza contra su pecho, muy consciente de que este no era un comportamiento amistoso. JaeHyun no quería a su mejor amigo ahora; quería recibir consuelo de la persona de quien estaba enamorado. JaeHyun quería amor.

𝗦𝗚, 05. 𝗖𝗢𝗡𝗙𝗨𝗦𝗜𝗡𝗚 | 𝗝𝘂𝗝𝗮𝗲 (𝗧𝗕𝗭) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora