Ghost In the Machine

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sza, phoebe bridgers

XXVI

Apoyé mí espalda en el respaldo de la silla con la cabeza llena de cosas. Solté el más pesado suspiro que encontré en mis pulmones y dejé que los pensamientos dominantes me jugarán en contra por milésima vez en el día. El tiempo pasaba, si, pero a mí me estaba pasando por encima.

Apoyé mis codos en la mesa y dejé que mis manos fueran el soporte a mí desgastada cara. Pero en cuanto me dispuse a cerrar los ojos y conseguir dormir al menos diez minutos en ese recreo, la puerta del aula se abrió mostrando los cuerpos de Jungwon, Soobin, Yeji y Giselle. Inevitablemente, mí boca soltó otro suspiro. A este paso, me quedaría sin oxígeno muy pronto.

—Hey, Minjeong. —Saludó el castaño, sentandose en el banco del frente al mío. Mí cuerpo se enderezó dedicandole una muy falsa sonrisa.—Saca eso de tu rostro, se ve horrible.

Mí sonrisa se borró de golpe, al menos no tenía que fingir estar contenta con ellos. Noté como Soobin me miró con cierta pena en sus ojos y sabía que algo quería preguntar.

—¿Qué hacen aquí? —Pregunté esperanzada de que hagan la pregunta y así pudiera seguir durmiendo.

—Ultimamente no te vemos mucho.—Se quejó Jungwon, sacando a relucir un muy manipulador puchero. Mí boca se torció en una mueca.

—Se la pasa con el novio, ya no somos tan importantes. —Atacó tambien Yeji, me ví obligada a soltar un suspiro lanzando mí cuerpo hacía atrás y dejando que cayera rendida en la silla. ¿Debería decirles?

—No es cierto. También estoy con ustedes.—Eso era mentira, era completamente falso, pero tampoco me sentía lista para contarles que había ocurrido realmente.

—Te invitamos tres veces al río la semana pasada. Adivina cuántas fuiste. —Atacó Giselle, demostrando que todos pensaban igual. Me encongí en mí asiento.

—Lo siento, estuve ocupada. —Me defendí, Soobin se acercó para sentarse cerca de los bancos.

—¿Y Karina? —Preguntó el más alto del grupo de golpe, mí corazón se detuvo al oír su nombre.

—¿Que pasa con ella? —Pregunté con nerviosismo en mí voz, bajé la mirada, necesitaba calmar mí pecho, solo había escuchado su nombre. ¿Que carajos pasaba conmigo?

—¿Están peleadas? —El más alto del grupo estaba siendo demasiado directo con sus preguntas y eso solo estaba causando en mí miles de emociones.

—No, Jimin y yo no estamos peleadas. No sé de dónde sacan esas ideas. —Solté escondiendome en mí propia mentira. Ojalá fuera cierta.

—Principalmente, ustedes dos eran mugre y uña. —Habló Giselle, abriendo sus ojos con sorpresa.—No se separaban por nada del mundo y ahora no se giran ni a verse. No hay que ser muy lista para darse cuenta que no está todo bien entre ustedes.

Mí pecho volvió a doler, sentía que mis manos se congelaban y mí cabeza no pensaba con claridad. Por supuesto que eso era lo que había pasado y yo no podía sentirme más culpable de que fuese así. Por un beso que ni ellos sabían que había ocurrido; por un estúpido beso. ¿Cuándo ese acto se había vuelto tan insignificante en mí cabeza?

—En algún momento iba a pasar, ¿No? Estamos creciendo. Invitablemente nos íbamos a separar tarde o temprano. —A medida que hablaba, mis propias palabras atentaban mí cabeza. ¿Eso iba a pasar de verdad o solo había ocurrido porque yo lo quise así?

—Ya, ¿Y como explicas lo de Ryujin? Karina está todo el tiempo con ella últimamente. Comienzo a pensar que están saliendo.—Soltó Jungwon, dejándose llevar entre pensamientos.

The Color Violet | WinRinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora