The Dragon Wolf | Jacaerys Velaryon

VII

Con el paso de los años, la vida en Winterfell fue cambiando y los hijos de Rickon y Daenerys crecieron, cada uno desarrollando sus propias personalidades y ocupando roles distintos dentro de la familia. Cregan y Bennard, ya adolescentes, se destacaron como líderes naturales, cada uno a su manera, presentándose como alfas en su propio derecho.

Cregan, con su naturaleza carismática y su habilidad para conectar con las personas, se convirtió en un líder visible y querido por todos en Winterfell. Pasaba gran parte de su tiempo con Baelon, su hermano menor, aunque eran muy diferentes. Cregan dedicaba sus días al entrenamiento físico, perfeccionando sus habilidades con la espada y la estrategia de combate, mientras que Baelon prefería pasar el tiempo en la biblioteca, absorto en libros y pergaminos. A pesar de sus diferencias, Baelon encontraba placer en observar a su hermano entrenar, admirando su destreza y fuerza.

Bennard, por otro lado, encontró compañía en Sara, la media hermana cuya llegada a Winterfell había causado tanto revuelo. A pesar de su arrogancia y su actitud condescendiente, Bennard se había acercado a ella, intrigado por su carácter fuerte y su historia. Pasaban mucho tiempo juntos, y su relación se había fortalecido con el tiempo. Sara, sin embargo, nunca dejó de manipular a quienes la rodeaban, y Bennard, con su bondad y disposición a ver lo mejor en los demás, había caído en sus engaños.

Una tarde, mientras Cregan entrenaba en el patio con su espada, Baelon lo observaba desde un banco cercano, con un libro en la mano pero la mirada fija en los movimientos de su hermano. Cregan, cubierto de sudor, se detuvo un momento para tomar aliento y miró a Baelon con una sonrisa.

"¿Algún día dejarás ese libro y te unirás a mí, Baelon?" preguntó Cregan, bromeando pero con un tono de sinceridad.

Baelon sonrió, cerrando el libro. "Tal vez algún día. Pero por ahora, prefiero aprender de tus movimientos desde aquí. Eres increíble, Cregan."

Cregan se rió y se secó el sudor de la frente. "Bueno, al menos tengo al mejor espectador. ¿Qué lees hoy?"

"Un libro sobre la historia de los dragones y sus jinetes," respondió Baelon. "Es fascinante cómo cada dragón tiene su propia personalidad y cómo se forjan los vínculos con sus jinetes."

Mientras tanto, en otra parte del castillo, Bennard y Sara estaban en una de las salas de estar, disfrutando de una conversación. Bennard, con su naturaleza confiada, se había fascinado  de la complejidad de Sara, sin darse cuenta de que ella lo manipulaba para sus propios fines.

"Bennard, realmente eres el único en quien puedo confiar aquí," dijo Sara con una voz melosa, mirándolo con ojos que parecían sinceros. "A veces siento que nadie más me entiende."

Bennard, conmovido por sus palabras, le tomó la mano. "Sara, siempre estaré aquí para ti. Eres parte de nuestra familia, y siempre tendrás un lugar con nosotros."

Sara sonrió, pero en su interior, seguía calculando sus próximos movimientos. Sabía cómo jugar con las emociones de Bennard, y su lealtad ciega la beneficiaba enormemente.

Con el paso del tiempo, las dinámicas en Winterfell continuaron evolucionando. Cregan y Baelon, aunque diferentes, compartían un vínculo fuerte, basado en el respeto y la admiración mutua. Baelon encontraba en su hermano mayor un ejemplo de valentía y determinación, mientras que Cregan valoraba la sabiduría y la perspicacia de Baelon.

Bennard, por su parte, seguía siendo un hermano leal y dedicado, pero su relación con Sara lo alejaba a veces de los demás. La influencia de Sara sobre él era evidente, y aunque su arrogancia seguía presente, Bennard no veía sus verdaderas intenciones.

En esos años de crecimiento y descubrimiento, los hijos de Rickon y Daenerys forjaron sus identidades y encontraron sus lugares dentro de la familia. A pesar de las tensiones y desafíos, los lazos que compartían se mantenían fuertes, y cada uno de ellos contribuía a la fortaleza de Winterfell de su propia manera.