· CAPÍTULO 5·

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Un golpe, después otro. Manejó su cuchillo con la mano derecha , la que reforzaba la prótesis de metal, para entonces oxidada y salpicada de sangre seca, incluso si solía limpiarla con premura.  El azabache se movía en el campo como pez en el agua, a las afueras cercanas de aquel campamento.  Caía un caminante al suelo levantando el polvo, después otro, como recipientes vacíos, bajo la hoja de su cuchillo. 

 - ¡Otro! - clamó, en su concentración, y emitió un gruñido cuando hubo de hacer el ademán de sacar desenterrar el arma de la frente del zombie.  No le quitó los ojos de encima hasta que sus rodillas cedieron y se derrumbó al suelo. 

Tal vez por ello no se percató del caminante a su espalda y de sus fauces feroces cerniéndose sobre él. No obstante, otro arma voló con eficacia y se incrustó en la sien muerta, derribándolo a un lado. El ruido llamó su atención y Shiro ladeó el rostro para alcanzar a verlo desplomarse. Un suspiro de alivio se le escapó.

- Eso estuvo cerca... -respiró, descendiendo a recuperar el cuchillo para su compañera. Con un tirón seco, la hoja estuvo liberada de aquel cráneo, y el azabache giró apra devolvérsela- Gracias, Allura.

La peliblanca tenía el ceño fruncido, su porte severo era también elegante, como siempre. Algunos mechones habían escapado de su larga trenza, y de un gesto, limpió los restos de sangre de su mejilla.

- Debes ser cuidadoso. Junto a las vallas suelen ser muchos y están cerca entre sí.- le instruyó, recuperando su arma y enfundándola. 

Shiro le dió un asentimiento, atendiendo a sus palabras con respeto. Una vez la carretera había quedado despejada, retomaron el camino de vuelta.

- Lo sé. Lo siento. Llámame loco, pero los de esta región parecen incluso más veloces de lo que eran al sur.- suspiró suavemente, consternado por lo que podría haber ocurrido, de no ser por la líder del campamento.

 A menudo era duro consigo mismo, si deseaba cooperar con la tutela de aquel lugar, sentía que debía dar la talla y ser implacable. Allura se percató de su mirada aturdida, pues habían ganado algo de cercanía en los meses que aquel llevaba allí, desde que llegó con su compañero Hunk.

- Loco -soltó, ganándose una mirada confusa de aquel hasta que atisbó en ella una media sonrisa divertida.  Shiro dejó salir un bufido y negó con la cabeza, compartiendo sus risas.

- Sí, sí. Muy graciosa. Sabes lo que quiero decir.

* * * 

Por su parte, los recién llegados aguardaban a que ambos cabecillas del lugar llegasen de su expedición. Sentados en los frívolos asientos repartidos por lo que, tiempo atrás, habría sido un gimnasio, lleno de vida y movimiento; Lance se sentía en la lista de espera de una entrevista en la cárcel.

"Tranquilos. Sólo sed sinceros, como habéis sido conmigo y... seguramente se apiaden. Shiro y Allura son bastante empáticos" recordaba que Hunk les había dicho en la última conversación. Ahora estaba ocupado sirviendo en el comedor. "Tratad de no parecer una amenaza"

Lance tragó saliva y su pie se meneó con inquietud; intercambió una mirada veloz con Pidge. Su cabello avellana estaba despeinado y bajo una capucha oscura, en vistas de algo de resguardo de la humedad que comenzaba a desplegarse cuando se acercaba la noche.

- Nos van a mandar a tomar por culo. No creo que necesiten más bocas que les gasten provisiones- susurró, comprendiendo su pregunta silenciosa. El más alto profirió un gruñido, meneando la cabeza.

- Joder, tengamos un poquito de fe. Seguro que son buenos tipos.- crispó el ceño, inclinándose más cerca, con sus codos apoyados en los muslos al sentar en la silla- Además, esto fue idea tuya.

- Na-ah- bufó la de gafas, ganándose una cómica mirada asesina.

- ¿Cómo que "na-ah"?- la zarandeó desde el hombro con sutileza, ella puso los ojos en blanco- Relájate y cuida tu boquita cuando aparezcan. Es todo.

- ¿La mía? Lo dice el experto en meter la pata en eso.

-¡Ja! Eso no...-

Keith exhaló con desesperación, frotándose la faz con las manos, ante aquella discusión infantil.

-Callaos ya. Por un demonio.- profirió un gruñido y clavó sus orbes en el moreno, pues era el mayor y seguía participando de las mismas chiquilladas- A mí esto no me gusta.

-¿Verdad? - Pidge abrió los brazos. Lance clamó con hartazgo.

-¡Oh, venga ya! ¿Ahora tú también, Keith? Si todos estuvimos de acuerdo en esto. Será mucho mejor que vagar como ratas.

El de cabellos azabache guardó silencio y su mirada permaneció al frente, sus dedos se entrelazaron según apoyaba los brazos en sus muslos, encorvándose en la silla. Parecía tener la mente repleta de pensamientos veloces, preocupaciones que le perturbaban.

- No lo sé... No me suena mal que estemos a lo nuestro. Por nuestra cuenta- compuso lentamente.

- Sí, pero porque tú eres edgy y no quieres socializar-  la respuesta de Pidge le arrancó un bufido de carcajada al hispano y Keith arrugó el ceño, probablemente sin siquiera entender qué quería decir eso primero-  Pero yo me refiero a que... ¿Y si desean quitarnos lo que tenemos y nos ejecutan? Esto ya no es como antes, las bandas se dedicarán a hacer esas cerdadas y más.

Lance tragó saliva, con aquella nueva posibilidad desbloqueada.

- ¿Entre humanos, dices? Pero... estamos del mismo lado, frente al mismo enemigo -murmuró, sin mucha convicción. La más joven meneó la cabeza.

- Sí, y sobrevive el que tenga más recursos y menos competencia- comenzó a morderse las uñas, abrumada por sus propias conjeturas- Si no resultamos de utilidad... Puede que tengamos que enfrentarnos, dado el caso. Es comer o ser comido, ¿y estamos listos para tumbar a los líderes de aquí, que seguro que tienen el triple de experiencia? No lo creo.

Keith se encogió de hombros.

-Pues les venceremos.

Lance profirió una risotada sarcástica a su osadía, lanzándole una mirada de incredulidad a su soberbia confianza.

- ¿Estas de coña?

-No - el azabache alzó la ceja, sin entender nada- No importa que seáis unos negados. Me tenéis con vosotros.

- Pero mira este. Muchas gracias- repuso el moreno.

-¡Oye!

Pidge se sumó a la mirada ofendida del más alto ante sus palabras, y separó los labios cómicamente. Aunque era cierto que era el más diestro en el combate, aquello era un atentado contra sus orgullos. 

- ¿Qué pasa? Es verdad-   No obstante, parecía tan inadvertido en su sinceridad que a ella casi le fue imposible enfadarse realmente. Lance es que siempre estaba molesto con él por algo, más si le hería su ego.

- Humildad, siéntate que sale Keith- se regodeó en sus burlas ácidas, recostándose en su silla para poder estirar bien sus largas piernas- Mi prodigiosa puntería sería esencial para un golpe de Estado semejante.

- ¿De qué habláis? - la voz a la puerta dejó al castaño sin aliento, que se recolocó en el asiento en una fracción de segundo, pálido como un folio. Era Hunk en el marco de la entrada, con una sonrisa divertida.

- ¡De nada! ¿Qué pasa? - compuso una sonrisa temblorosa. El bonachón no se percató y se encogió de hombros.

- Sólo venía a avisaros. Allura y Shiro ya han regresado. Os esperan en el despacho principal.

Lance tragó saliva. De repente, se sentía taquicárdico. Ya no tenía tanta calma en el cuerpo como antes de la conversación con aquellos dos pesimistas. Su mirada atemorizada se movió hasta Keith y Pidge, que parecían tan tensos como él.

Bueno, ya había durado vivo en aquella apocalipsis más tiempo del que esperaba, la verdad.


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Me dió el venate JAJAJAJAJ Ojalá tenga tiempo para ir poniendo cositas de esta historia, si os gusta.

-Givin.




F I R E    W E A P O N- Klance, Zombie!AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora