Capitulo 8.Amor que se trabaja crece y el que se abandona perece

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~✨💚💛

5 años atrás, Tokyo

Zoro respetaba mucho la fuerza de las mujeres, nació rodeado de ellas, sosteniendo espadas, peleas cuerpo a cuerpo y su gran determinación de hacerse escuchar. Nunca las miraba para abajo, mucho menos les tenía consideración como si fueran menos que el. La definición de igualdad la tenía segmentada por el tipo de vida que llevaba y esa era la razón por la que en ocasiones detestaba las aptitudes de Sanji.

-Eres muy gentil Sanji.

Nami, la cual ya tenía muy medido al rubio, se aprovechaba de el cada que podía, en esta ocasión lo tomo como su esclavo personal para la fiesta de primavera, iba de un lado a otro llevando cajas de decoraciones y la mochila de la pelinaranja, era un escenario muy lamentable de ver.

-Sumiso - dijo en un susurro y no tardó en recibir una patada de Sanji, en ocasiones olvidaba que ese rubio era bueno en el combate cuerpo a cuerpo y que en una ocasión lo enfrento incluso con sus espadas.

-Callate brócoli con patas - vocifera el rubio aún con la caja en manos. El no permitiría que su amiga cargara algo pesado- y lleva esas sillas, Nami las usará para la mesa de honor.

Zoro a regañadientes obedece y ambos caminan al salon de eventos, su amiga los había dejado para ver a Robin y hablar de cosas importantes sobre el evento, así que estaban los dos solos entre los pasillos de la escuela.

-No lo entiendo...- reflexiona Zoro harto de esa caballerosidad del rubio- si te gusta, por qué no solo se lo dices, es mejor que estar de esclavo.

Ante la percepción de Zoro, el exceso de favores solo podía deberse a un enamoramiento, su amiga era hermosa y el rubío no era feo, ambos amaban la moda y a Nami comer cosas ricas, eran la pareja perfecta.

-Ella no me gusta - Sanji aclara sosteniendo la caja con más fuerza- las mujeres para mi son lo más hermoso que hay en el mundo y me gusta adorarlas, es todo.

Zoro no puede creer eso, se siente incrédulo ante aquello, pensó que incluso era su forma de ganar "favores" de las mujeres, por eso al inicio le parecía algo desagradable.

-¿Entonces cuál sería El tu enamorado?

Pregunta el peliverde más interesado en su amigo. Si ser servicial no era su muestra amor, ¿Entonces que era? Debía existir algo especial.

Sanji lo piensa un momento.

-Seria más atento...- explica el rubio - siempre sabría que le gusta comer y yo me volvería un experto en ello, esperaría por esa persona todo el tiempo del mundo y buscaría estar siempre a su lado, nunca tendra hambre, por qué siempre estaría al pendiente de sus comidas. Tan solo estaría a su lado.... incluso si es para actividades banales.

En ese momento Zoro no vió lo evidente y solo chasqueo la lengua. Era muy complicado lo que el futuro cocinero decia.

-Eres extraño.

Es lo único que atina a decir.

Pero Sanji sentía su corazón más pleno al decirlo.

-Si te apuras con las sillas te daré un postre que estoy perfeccionando.

Y Zoro se detiene para saber si le convenía ese trato.

-Depende, ¿Que es?

-Tayakis

Y Zoro continúa su camino rebasando al rubio, ya que amaba ese postre.

-Tan tonto.

Dice Sanji a sus espaldas.

La Inconsistencia Del Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora