Capitulo 10. Amor físico

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Si algo había aprendido Sanji en Francia, ademas de cocinar, era que tanto los franceses y las francesas eran muy apasionados en la cama. Lleno de juegos previos, algo que contrastaba mucho con los japoneses, ya que en su experiencia, eran más rectos, o solían contenerse más. Y Sanji, al ser más europeo que asiático, podía notar esa gran diferencia y pese a ello, podía decir con seguridad que Zoro no tenía nada que envidiarle a los europeos.

En su basta experiencia en la cama, pocas veces se había sentido acorralado, acostumbrado a llevar las riendas de todo.

-Zoro.....espera...- Sanji no podía controlar nada en ese momento, el cuerpo desnudo de Zoro lo mantenía sobre la cama, sus manos eran tomadas con firmeza sobre su cabeza. Estaba seguro que fuera de esa habitación el frío era intenso, pero en esa habitación todo era caliente sin necesidad de calefacción.

-¿No puedes más? -dice Zoro con una sonrisa cínica, era obvio que lo estaba retando.

-Idiota...Ah- y en un vaiven más fuerte Zoro logra ver la cara avergonzada de su esposo, la simple imágen era tan erótica que parecía una ficción de la película más rosa que había visto jamás, no sabía cómo habían pasado de besarse tiernamente frente a la puerta de su casa, a casi destrozar la puerta de su cuarto para juntar sus cuerpos con insistencia, como si ambos lo necesitaran.

-Amo como gimes debajo de mi- y el peliverde besa el cuello de Sanji sin dejar de empujar su hombría dentro del cuerpo del rubio. Este pese a decir groserías lo recibía con placer.

Las palabras no eran necesarias para ese encuentro, saben bien que son letales y ambos han hecho mil discursos en su cabeza buscando una respuesta. Zoro despejando dudas , Sanji adaptándose a ser cortejado y amado. Sus corazones eran caóticos y por ello mismo dejaban que sus cuerpos hablarán, que se conocieran y mostrarán una razón más por la cual debían estar juntos.

Al climax del momento Sanji siente algo cálido en su interior y cae en cuenta que siempre con sus parejas sexuales fue muy exigente con el uso de preservativos, pero en ese momento, toda exigencia se fue al carajo. Para el Zoro era sinónimo de confianza y podía relajarse en sus brazos.

-Idiota...me debes una camisa - se queja Sanji al ver su prenda maltratada en el suelo y sin un botón.

Y si bien la luz de la luna podía filtrarse por las ventanas, para la pareja, la noche apenas estaba comenzando.

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Sanji siente un maldito déjà-vu, ver a Zoro preparando el desayuno, y el maldito reloj que marcaba las 11 de la mañana.

-¡¿Por qué no me despertaste?!- dice Sanj casi colérico y jala sus cabellos, su horario del Baratie comenzaba desde las 7 de la mañana. Podía visualizar la cara enojada de su padre y ya no podía faltar con la excusa de "me duele la cabeza por el cambio de clima" Por qué ese ya lo había usado el día que tomo de más.

-Antes que nada, buenos días - el peliverde deja el desayuno en la mesa y sirve dos tazas de café caliente- le hable a tu padre, le dije que llegarías tarde por qué estabas indispuesto. No me pregunto más, solo dijo que comieras bien y que vayas con cuidado.

Claro, por qué Sanji sabía bien que a su padre le agradaba Zoro, que esos días que lo cuido había creado un vínculo y que Zeff pocas veces le negaba algo a su esposo.

-Aun así pudiste despertarme, apuesto que te levantaste en la madrugada a entrenar, siempre es tu rutina -se sienta frente a la mesa y toma el café, el sabor amargo le hace despavilar.

-....la verdad, también me quedé dormido, me desperte hace una hora - dice Zoro un tanto avergonzado, ya que no tenía  el sueño tan pesado, ya que solía repartir sus horas de sueños durante el día y siempre se sentía activo.

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