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Eva

El camino fue silencioso y un poco tenso, era de esperarse después de lo que paso en la habitación

Después de media hora, llegamos a una casa, o mejor dicho mansión. El brazo de Lisandro rodeo mi cintura y suspire antes de entrar

Robert- Lisandro, ya era hora de que llegaras- dice un hombre caminando hacia nosotros

Lisandro- lamento la tardanza, había un poco de tránsito

Robert- no te preocupes. Vamos, que te quiero presentar a algunas personas

No tenia idea de que fuera invisible, vaya sorpresa

Muy a mi pesar tuve que seguir caminando a lado de Lisandro, este no soltaba mi cintura y ya me estaba desesperando un poco

Llegamos como a un tipo jardin bastante grande, con piscina, bar y unas mesas bien organizadas, varias personas vestidas de traje o vestidos charlaban animadamente.

William- jefes.

Llega un hombre alto, robusto y moreno, saludando al señor que nos recibió y a Lisandro.

William- tu des es ser Eva. Mucho gusto, yo soy William Herran. Tu demonio nunca deja de hablar de ti- estrecha mi mano con una amplia sonrisa y yo hago lo mismo- ¿un trago?

Miro a Lisandro y este asiente por lo que tomo la mano de William que me encamina al bar.

William- ¿qué tomas?

Eva- no estoy segura.

William- en ese caso, yo elijo.

No tengo ni la menor idea de que es lo que pidió, pero sabía dulce y me terminé tomando dos vasos.

Después de un rato Lisandro apareció acompañado de un par más de personas. Me jaló hacia el de la cintura dejándome más cerca de lo que quería. Todos empezaron a hablar pero yo no sabía de qué, por lo que me mantuve en silencio.

Eva- me estas lastimando- le susurro a Lisandro. Su brazo alrededor de mi cintura no se ha ido y ejerce algo de fuerza.

Lisandro- lo siento, solo no quiero que te alejes de mi.

Eva- no voy a huir, ni si quiera se donde estamos.

Lisandro- no es eso, no confío en estas personas- murmura en mi oído.

¿Entonces por qué venimos?

Pasaron los minutos y los tacones ya me estaban cansando por lo que tuve que pedirle que nos fuéramos a sentar. Al hacerlo acerco mi silla a la suya y dejo su mano sobre mi muslo descubierto, pero la quito y solo tomo mi mano.

Eva- esta bien- murmuro tomando su mano para dejarla de nuevo en mi muslo y cruzo las piernas.

La platica siguió y yo volví a ser invisible. Lo único bueno es que la comida estaba deliciosa y pude comer bien, solo que debí tomar menos agua, ahora quiero ir al baño.

Volteo hacia Lisandro y jaló un poco del borde de su saco para que volteé

Lisandro- ¿que ocurre?

Eva- necesito ir al sanitario.

Lisandro- te llevo- niego con la cabeza.

Eva- puedo ir sola. Ya vuelvo.

Me perdí como por cinco minutos pero afortunadamente lo encontré, aproveche para retocar mi maquillaje y acomodar mi cabello.

Cuando termino abro la puerta y por poco caigo al piso pues alguien estaba enfrente.

Mi Pequeña LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora