Cap. 17

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Narra Dylan.

Estaba en los limites del internado cerca de un pequeño acantilado sentado en un tronco caído en el lugar, estaba enojado lo peor es que no sabia el porque exactamente, solo sabia que para despejarme había salido del apartamento a caminar un poco, viniendo a este lugar donde normalmente cuando quiero estar solo vengo para despejarme.

-Agh maldita sea que diablos me esta pasando-dije frustrado, pues estaba arto de sentirme así. Me sentía frustrado, enojado y con un montón de sentimientos mas que no podia describir pues no sabia como-vamos Dylan que rayos te pasa-me regañe a mi mismo.

De repente un pequeño recuerdo vino a mi mente-te molesta que Fernanda se lleve con otro chico y no contigo-esas palabras rondaban mi mente.

Fruncí mi ceño y mi enojo creció, Dayan estaba loco si el creía eso, me valía una gran mierda lo que esa estúpida haga con su vida, solo era un maldito estorbo, y una molestia, desde que ella llego es que mi vida se convirtió en un maldito caos, no sabia que era lo que me había hecho.

Pero había días que no podia dejar de verla, otras rondaba mucho mi mente eso me molestaba mucho ya que me distraía, y solo traía caos a mi vida, ahora ella normalmente no se encuentra tanto en el apartamento como antes y eso debería ser algo que me alegrara, pero por alguna razon el hecho de saber que ella se largaba a saber donde, a hacer saber que con su noviecito me irritaba, ella podia hacer lo que se le viniera en gana y aun así dárselas de digna era una completa farsa.

Ella era una completa, estúpida fresa, solo recordarla me hacia sentir un cosquilleo incomodo que nunca había sentido antes, recordar su rostro que no era perfecto pero que tenia su gracia, su cuerpo que a pesar de ser una enana tenia un cuerpo muy bien proporcionado, su cabello cafe oscuro que se veía que era sedoso, pero lo que mas me causaba un revuelo de sentimientos extraños eran sus ojos, ese par de ojos negro como la noche sin luna, eso ojos que tenían un aura algo extraña, pero que tenia su toque hipnotizante.

-Mierda, que demonios piensas Dylan-me regañe de nuevo-deja de pensar estupideces, es solo una estúpida niñita consentida-me dije alejando eso pensamientos.

Suspire pesado, mirando el horizonte tratando de ordenar mis pensamientos y tratando de regresar mi mente a la tierra, me quede un tiempo mas en ese lugar pero cuando vi que ya era tarde y que ya estaba oscuro, me levante de donde estaba para ir a mi hogar, camine aproximadamente unas dos horas a paso lento, disfrutando de la brisa nocturna era una noche muy hermosa.

Me encantaba la naturaleza y estos paseos así me ayudaban a despejarme, me daban paz, cuando note las luces de los edificios sonreí ya estaba mejor, salir a caminar me había ayudado bastante.

Continue mi camino a mi hogar, iba de los mas tranquilo, pero no fue hasta que vi como un auto de color gris entraba al recinto que todo se volvió a ir a la mierda. No se porque pero yo me escondí y comencé a espiar a los que habían llegado, no era alguien chismoso la verdad me valía lo que las demás personas hagan con su vida pero por alguna extraña razon esto me llamo la atención.

Del auto bajo un chico que conocía, o bueno por lo menos de cara, era el estúpido novio de mi estúpida roomi, el se bajo y seguido del asiento del copiloto se bajo Fernanda, ella se miraba muy feliz ya que venia con una sonrisa. El chico bajo el bolso deportivo que era de la estúpida y se lo entrego.

-Gracias-dijo dulce con una sonrisa, eso me irrito.

-De nada, por cierto gran trabajo el de hoy, lo hiciste muy bien-dijo el chico con una sonrisa.

-Gracias, tu igual estuviste estupendo, como siempre-dijo riendo y teniendo una expresión dulce.

Yo al imaginarme a eso dos, solos haciendo que sabe cuantas cosas di una arcada, y al mismo tiempo una gran impotencia creció dentro de mi.

El Destino no esta escrito en oro. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora