Laila era una chiquita que había nacido en un barrio de Buenos Aires, la pequeña rubia siempre acompañaba a su padre a ver las carreras que el automovilizmo argentino podía ofrecer, y con su hermano iba todos los fines de semana a la cancha.
Pronto...
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Año 2022:
Si, 5 años habían pasado desde ese día que sus mecánicos le prometieron participar en los Juegos Olímpicos. Obviamente había ganado, junto con el otro argentino Franco Colapinto, consagrandose ambos como las futuras promesas del automovilismo, incluso llegaron a escuchar que eran los próximos Fangio y Senna de las carreras. Desde aquella competencia, Laila creía que la suerte un poco se había puesto de su lado. La habían invitado para muchas más competencias, incluso Le Mans!! aunque siempre acompañada por el otro chico. Había vuelto a hacer las pruebas después de que la pandemia haya llegado y de tanto tiempo sin intentar, esta vez había sido distinto, había llamado la atención de los Williams, precisamente de Susie Wolf la cual había ido a ver a los nuevos jovenes. Ella y su marido se acercaron, prometiendole un futuro juntos, ya que la chica realmente era talentosa y a la mujer le había encantado realmente. A su compañero argentino le había perdido el rastro por un tiempo, hasta que se entero que también había hecho las pruebas, pero de alguna forma no se lo había cruzado.
Un día 2021 paso lo que tanto quería, la llamaron, eran ellos! Iba a poder formar parte de la academia de pilotos de Williams, no sabía como pero la mujer Wolf los había convencido a todos de sumarla. Ya esta, era todo lo que necesitaba para ser feliz, Messi había vuelto a la selección, ganaron la copa américa y ahora iba a manejar en la F3 ¿qué más necesitaba? Absolutamente nada, estaba segurisima de que todo estaba obrando a su favor depués de tanto tiempo.
Una semana más tarde estaba volando con su padre para firmar algunos papeles no tan importantes, ahí se entero de quien iba a ser su compañero y en que equipo. Su cara cambio al instante que mencionaron al joven Franco, la otra promesa, no se lo podía creer, otra vez tenía que fumarse al pendejo. No es que Laila no le tuviera aprecio, pero parecían imanes, siempre que ella lograba algo, atrás estaba Colapinto. Parecían dos chicles, no entendía nada, pero por lo menos alguien le iba a entender cuando hablara en español...
Ahora, después de unos meses estaba terminando de preparar sus valijas para volar a Bahrein, su casa era un completo descontrol y no del bueno. No encontraba lo que buscaba, todos gritando si le faltaba algo, estres, nervios, pero por fin había terminado. Estaba agotadisima, al dia siguiente salía su vuelo así que tenía que despedirse de todos, iba a ser un año complicado. Laila salio de su casa directo al viejo y confiable taller, allí Darío la estaba esperando como siempre, aunque el hombre no sabía nada de los planes de la rubia ya que la chica había querido que sea una sorpresa. La joven argentina llego con una caja en sus manos, mientras el hombre miraba uno de los autos, se le acerco.
L: Buh!
D: Ay pendeja de mierda, te dije que dejaras de hacer eso!
L: Ay pero así no es divertido tío jajajaja, que contas viejito?
D: Nada nena, acá andamo', intentando ver que tiene este auto viste.
