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Como el humo que entra por mi faringe
y reposa hasta llegar a los pulmones.
Parecido al canto de un polluelo
cuando cae la voz del sol.
Un punzante estallido en mis venas
cuando tus labios tocan mi mejilla.
Eso eres.
El sublime canto de los peces
al sumergirse en el fondo del océano.
Es inevitable no sentir que te has encarnado
en lo profundo de mi alma.
Tan nítida como una daga,
encarnada desde los nervios hasta las venas,
cortando mis arterias.
Las discrepancias se sienten como un golpeteo incesante,
tan poderoso como partirme el órgano latente en dos.

J.A

Mutación romántica Donde viven las historias. Descúbrelo ahora