Humo sabor a toxinas

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Eras maestra del vicio,
con una mano incendiaste el poro,
te reíste de mi poca experiencia,
heredándome la necesidad y la urgencia.

Ahora no he parado de inhalar,
de llenarme de humo el pelo hasta toser,
compré una caja para abandonar el hábito,
la vacíe en un abrir y cerrar.

Me fume hasta el último cigarro,
espere a que el deseo se extinguiera solo,
era inevitable ceder a comprarlos,
de ser mi almuerzo al desayunar y comerlos.

Devuelve mis pulmones sanos,
deja ya de invadirme por dentro,
me pudren todos esos recuerdos,
¿No te bastó con dejar cicatrices en mi pecho?

J.A

Mutación romántica Donde viven las historias. Descúbrelo ahora