Historia en proceso:
Capítulos todos los martes
Klus se muda a un nuevo departamento para vivir solo y ser más independiente. Pero su nueva vida no empieza como se lo esperaba y cambia de forma que nunca imagino
Korl que siempre a vivido bajo un rig...
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El beso solo duró unos segundos. Pero se sintió como si hubieran sido minutos. No era como en su sueño. Sus labios tenían un leve sabor agridulce, quizás por los medicamentos que debió haber tomado. El chico comienza a despertarse, Klus se aleja y se sienta en el suelo a un lado de la cama. Parece mareado. trata de buscar sus anteojos. No los encuentra, voltea hacia él – ¿Quién eres? –. Este guarda silencio, estaba muy asustado para contestar «¿habrá notado que lo bese?». – Estoy mareado y no veo muy bien, ¿sabes dónde están mis anteojos? –. Al no oír respuesta se levanta de la cama para salir del cuarto, pero choca con la pared. Klus corre, toma sus hombros y lo sienta en la cama. – Espera, los traeré–. Tiene su rostro frente a sus ojos, muere de ganas de besarlo otra vez, ahora que está despierto. El corazón está por explotarle. Los anteojos estaban en la mesa de la cocina. Al entregarlos, el chico lo ve y lo reconoce:
– ¿Qué haces aquí?
– Te desmayaste esta mañana por la fiebre. Me pidieron que te vigilara.
– ¿Qué hora es? ¿dónde está mi pantalón? – comienza a buscar su ropa desesperado.
–¿Qué haces?
– ¿Dónde está mi ropa de esta mañana?,¿el que cambio mi ropa fuiste tú?
– No te he tocado nada, ¡lo juro! Ya estabas así cuando entré aquí–. Grita alarmado como si lo acusaran de algo.
– Aquí está– saca un pendrive del pantalón.
– ¿Qué es eso?
– Debo entregar este informe en la universidad.
– Ni creas que te dejaré salir con esa fiebre, volverás a desmayarte–. Lo mira con una cara amenazante, esperando que eso lo detenga.
– Perdí toda la mañana, si no entrego este informe mi nota bajará. Mi horario de hoy está arruinado... ¡Ashhhh...! — Estornuda sobre los pantalones de Klus. Este se molesta. – Lo siento– Klus enfadado toma su brazo y lo lanza sobre la cama, toma la frazada y lo cubre.
– ¿Qué te pasa?
– Yo iré, Korl– Sentía raro decir su nombre. –Dime que clase y a quien se la entregó. A cambio tú no te moverás de la cama. –El chico lo miraba sorprendido, aun no entendía que tramaba este sujeto. – No me mires así, lo entregaré, te lo prometo «no debí besarlo, siento que mi corazón saldrá por mi boca. Por que ... me parece tan lindo, ayer no lo era. ¿O si lo era y no me di cuenta?, qué pasa conmigo». El chico asiente, no se da cuenta si dice algo. ya que salió corriendo en cuanto vio que aceptó. Ya no aguantaba más, sentía que todo en él estaba por estallar.
La universidad era enorme, debía de tener más de 50 salas, como encontraría a alguien en este lugar tan inmenso. No quedaba más que comenzar a preguntar.
Llevaba una media hora buscando, lo habían invitado a 3 fiestas; 4 chicas les dieron sus números de teléfonos; lo invitaron a comer unos sándwiches que estaban muy buenos; hasta que encontró a un grupo de chicos que conocían a ese profesor, de hecho, habían salido de su clase. –¿Conocen a Korl? ¿Está en su clase?
