Dia de Muertos

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En esta hermosa tierra, ubicada en algún lugar del mundo, existía una vieja tradición nacida desde una época muy temprana, que lejos de perderse con el paso del tiempo, se volvió aún más fuerte con cada generación.

¿Sabes que la hace tan especial?

Por ese día, todos los difuntos volvían desde el más allá para reencontrarse con sus seres queridos, familia, amigos, amores.

Los cementerios no eran aquellos lugares lúgubres o de cuentos de terror, no. Desde días antes se realizaban todos los preparativos, dejando que cada tumba quedara bonita, limpia y adornada con flores de todos los colores, pero especialmente de una llamada cempasúchil. Todos los familiares se reunían en aquel lugar donde descansaba el cuerpo de aquella persona que partió primero en aquel viaje que comienza cuando la vida termina.

Pero aquello no era todo, incluso dentro de sus propios hogares seguían rindiendo un tributo a sus difuntos, una ofrenda que recibía el nombre de "Altar de Muertos". Crearlos era todo un arte, teniendo sus propias reglas, pues se componía de diversos escalones y cada uno tenia su propio significado. Algunos eran grandes con siete escalones y otros tantos mas pequeños, con apenas tres. Aunque sin importar el tamaño, el significado de estos no cambiaba. El objetivo se mantenía simple, recordar a tus seres queridos y darle una bienvenida cuando este se presentará en su altar, guiado por las velas que habían sido colocadas por él o ella.

Por eso, durante la noche del día 02 de noviembre, un hombre llamado Alejandro Vargas, se disponía a encender las velas que había colocado en su pequeño altar. Se mostraba poco convencido por el trabajo que había realizado, luciendo "triste" en comparación a los que muchos otros realizaban. Pero este pequeño altar había sido hecho totalmente por él, aprovechando el poco tiempo del que disponía, consiguiendo los alimentos que adoraba esa persona, acomodando aquellos objetos que había dejado atrás y lo mas importante, su fotografía. El altar estaba construido en una pequeña habitación, lejos de los ojos curiosos de terceros, hecho solo por él y para él. O como el quiso llamarlo, era para tener una cita contigo.

La habitación solo era iluminada por esas tres velas, una luz demasiado tenue y que apenas podía alumbrar el altar y parcialmente su rostro, mientras estaba hincado con su cabeza gacha y dejando que las lagrimas se desbordaran. Esta noche no era el Coronel Alejandro Vargas, líder de las Fuerzas Especiales Mexicanas. No, hoy solo era Alejandro recordando a su amor perdido.

Lloraba como si no hubiera un mañana para él, dejando que su corazón se desahogaba de todo el dolor que debía soportar cada mañana al ver tu lado de la cama vacío. El saber que nunca mas iba a poder escuchar tu voz, el cómo reías o te burlabas de él, la forma en que lo regañabas, como lo cuidabas y te preocupabas por él. Todo eso ahora eran recuerdos que solo quedaban en su memoria y que cada vez que veía esa fotografía tuya, estos volvían a su mente.



"En esta casa no existen fantasmas, son puros recuerdos de tiempos ajenos, de buenos momentos..."



Fue inmensamente feliz a tu lado, sin pensarlo podía decir que fuiste lo mejor que le pudo haber pasado en su vida, fuiste su luz, eras su corazón...eras su vida. Te cuido tanto como le fue posible, jamás dejo que ninguno de sus problemas te alcanzara, su familia te adoraba y el amaba a la tuya, estaban a tan solo un paso de formalizar aquel amor que tanto se juraban...pero había algo contra lo que Alejandro nunca pudo hacer frente.

Nunca se molesto en ver los números que había en esas facturas, nunca seria demasiado si con ello conseguía darte la vida que merecías. Consiguió a los mejores doctores, incluso contacto a Laswell para que le ayudara, si tenia que llevarte al extranjero, lo haría.

Momentos CODDonde viven las historias. Descúbrelo ahora