- ¿Hacía donde vamos? - dijo medio gritando Max mirando a su alrededor confuso.
Miraba por el retrovisor, estaba dudosa, se me habían descolocado todos los planes. Era una orda demasiado grande, ni un numeroso grupo de gente podría enfrentarse facilmente. Teníamos que salir de aquí como sea.
- Tengo una idea - pisé el acelerador y dí un giro brusco saliéndome de la carretera y metiéndome entre la arboleda que estaba rodeando la carretera.
-¿A dónde vamos? - gritó Kelsey asustada, mirándome através del retrovisor.
- Tengo una idea - dije conduciendo más deprisa.
- ¿y podemos fiarnos de tus ideas? - dijo Max girándose ya que estaba dándome la espalda. Notaba como me miraba fijamente aunque yo no quitase los ojos del camino.
Dí un gruñido - Los antiguos cazadores de los alrededores solían hacer pequeños caminos donde podías pasar con los caballos, y pequeñas redes de caminos que te permitían desplazarte sin necesidad de usar la carretera principal, lo que serían las autovías y las carreteras secundarias actualmente. Los ladrones entraban en san diego por estos caminos. Algunos se conservan y podremos seguirlos, evitaremos la carretera, y con ello - cogí una bocanada de aire - de los zombies - terminé mi frase.
Max y Kelsey no dijeron ninguna palabra, se miraron con los ojos abiertos y se sentaron correctamente.
Elevé un poco la comisura de los labios expresando una sonrisa victoriosa. Mi última costumbre de hacer las cosas sin preguntar, no necesitaba la aprovación de nadie, era yo sola contra el mundo infestado de cerdos zombies y saqueadores. Me sentía realiazada al haberles hecho callar.
Conseguimos alejarnos de la inmensa horda de zombies que se perdieron kilómetros atrás entre la arboleda. Llevabamos muchas horas ya en camino, el sol se empezaba a esconder y se notaba el cielo negro encima de nuestras cabezas con tonos naranjas y en el horizonte casi en la unión del cielo con la tierra, un amarillo intenso que incluso podía llegar a cegar. Pero, la vista era preciosa. Veías el brillo de las estrellas a lo lejos, pero sin embargo el sol todavía emitia luz, y esa luz hacía que cerca del horizonte vieses todavía el cielo medianamente azul, más bien rosa.
Las noches se habían vuelto preciosas, se veía su auténtica belleza desde que la invasión se expandió por todo el mundo. Las luces ya solo eran de velas y de generadores de electricidad caseros. Todo se había vuelto silencioso, y eso me aterraba. Echo de menos el ruido de la ciudad. Hecho de menos la gente, caminar hasta tarde por el parque, el recoger el periódico e ir a sacar al perro... Son tantas cosas que hecho de menos que incluso me duele en el alma que eso no lo pueda volver a vivir. Y menos recuperar esa gente perdida. Tampoco me quiero poner muy melodramática. Al fin y al cabo la suerte todavía estaba de mi parte, y me no me había ido tan mal, supongo.
- Eh, hola - dijo Max susurrando ya que Kelsey se había quedado dormida - Siento que te hayamos puesto nerviosa antes, sabemos por lo que estás pasando -
Le miré de reojo, tampoco quería despistarme mucho del camino - No pasa nada - aclaré la garganta y relajé un poco la expresión de enfado - Estamos sanos y a salvo, es lo que importa, ¿no? -
Max sonrió más amable - Y... ¿Qué estás buscando... precisamente? - intentó mantener conversación.
Levanté la ceja pero me dí cuenta que a lo mejor había estado siendo muy arisca con ellos, suspiré hondo - Mis padres... bueno, ya sabes - se me entrecortaba la voz pero mantenía la seriedad - esas cosas les mordieron. Incluso a los otros supervivientes. Solo yo y un chico más sobrevivimos. Decían que las cosas estaban mal, pues ahora más aún -
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Double Tap (Historia de Zombies)
Ficção AdolescenteNo sé cuando fue la última vez que vi un superviviente. Llevo días, semanas, meses, no lo sé, caminando como si fuese una nómada como los anteriores seres humanos que aparecían en mi libro de historia. Apenas me queda munición y poco puedo conseguir...