¿Pendejo?

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-boludo.. ¿Cuánto falta?-

Sus piernas estaban entumecidas y su espalda dolía.

-¡Ya callen al chamaco!-

Se escucharon unas risitas por el comentario, para después quedar otra vez en completo silencio.. bueno, de fondo sonaba la radio entrecortada y nada más.

Había 6 personas en un coche diminuto, viajando desde ya hace 4 horas bastante apretados hacia la costa en el país en el que vivían.

Y.. no estaban muy cómodos que digamos.

Si no fuera por las ocurrencias de Aldo y los seguimientos de Mariana, todo sería completamente aburrido.

Y Spreen acepto ir solo porque...

No lo sé, cada vez que le preguntaban decía.

"Nomás"

-¡Estoy hecho mierda!-

Sufria, ya que estaba en medio de los asientos de atrás, mal humorado y con calor.

-¡Ya deja de hablar pendejo!-

-Chupame la pija, boludito.-

Uso un tono característico, algo agudo.

-¿Cuando?-

Otra vez la puta contestación de Roier. Se quedó callado y pasó saliva, mirando el suelo con un leve color carmín recorriendo sus mejillas.

Carrera los miro de reojo.

-Si fuera por mi, re contra bien roier.. si querés yo soy el que te la chupo-

-¿Eh?-

Sonó más a una indignación por parte de Spreen y de nuevo sonaron risas.

Está fue la formula de el viaje, pero en un punto todos se quedaron dormidos.

。マ。

-¡Ya llegamos pendejos!-

Freno de golpe, estrellando a los que iban en la parte trasera inmediatamente escuchando quejidos.

-Me caes de la verga Roier-

Un alto flacucho quien iba a un costado comento algo adormilado.

-¿Apoco si papi?-

-Si.. y también me cae de madr-

Los ojos de Mariana volaron a ver la lujosa casa en la que se quedarían una semana, y se quedó boquiabierto por lo grande que era.

-Nosotros.. ¿Nosotros alquilamos esto?.. ¿unos estudiantes de universidad?..-

-Aldo tiene contactos.. y nos la dieron con el menos 40 porciento.. solo por ser sus amigos. ¿Que cagado, no?-

De inmediato todos se bajaron de el coche haciendo comentarios sobre la elegante casa.

-¿Para cuántas personas son, wey?-

La voz de Rivers sonaba más ronca de lo normal.

-Yo digo como para 35 o 40..-

-Somos seis aldo.-

-Todavia nos falta que lleguen.. eh Quackity, Rubius, robleis, Juan y Ari.. Bueno, un chingo más, pero se me olvidaron.-

Carrera y Mariana salieron corriendo a abrir la casa y recorrerla, como niños chiquitos, luego Aldo junto a rivers caminaron hacia ellos, platicando.

-Coman mierda.-

Eso dejaban a Spreen y a Roier encargados de bajar las maletas.

-No me la contes.-

Nerviosamente Roier se acerco a la cajuela para sostener su maleta.

-¿Que tenés ahí?-

-Cosas-

-Bue, estás re contra grosero hoy, pelotudo.-

-¿Por qué crees, pendejo?-

-¿Por lo que te dije por chat?-

-Te pasas de verga, Spreen.-

Todo esto lo comentaba mientras sacaban las maletas y de vez en cuando compartían miradas.

-Amigo.. ¿que querés que haga?-

-Que te perdones por las pendejadas que me dijiste-

-Pero yo te dije la verdad-

Dijo con el ceño fruncido, algo sonrojado.

-Te voy a decir lo que pienso Spreen..-

El azabache dejo de hacer lo que hacía para ponerle la suficiente atención.

Roier levanto su dedo índice y lo puso en el pecho de Spreen, el cuál este bajo la mirada. El dedo de Roier subió hasta chocarle la nariz.

-Que eres un pendejo-

Y simplemente se fue, dejando a un sonrojado oso pensando en sus palabras.

Pendejo..

¿No eso significaba que era joven?

¿Es un halago..?

Roier estaba enojado con el debido a que ambos sabían que se gustaban, pero ninguno hacía nada porque el imbécil de Spreen no sabía lo que quería. Siempre lo ilusionaba, y siempre lo rechazaba al momento de proponerle algo.

Era alguien .. complicado













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